Crónica Parlamentaria. Álvarez acusa a Rueda de no dar soluciones propias a la precaria situación de la sanidad gallega, mientras Pontón cree que se está esquivando la subida de impuestos a las eléctricas para aprovechar las puertas giratorias TEXTO Á. P.

“Son ustedes muy bravos con la Xunta y muy dóciles con el Gobierno central”

Política autonómica
Ángela Precedo
Alfonso Rueda. Tras su llegada ligeramente tardía al pleno del Parlamento gallego. Foto: Antonio Hernández

En medio de una inusual tardanza del presidente de la Xunta de Galicia en su llegada a la cámara, entre acusaciones de estar jugando al ‘Precio justo’, de hacer demagogia, de no ser precisos con los datos y de echar balones fuera sobre las competencias que Xunta y Gobierno central se disputan, aún con la alargada sombra del expresidente Feijóo pululando, transcurrió este miércoles el pleno del Parlamento gallego.

El primero en intervenir, el portavoz socialista Luis Álvarez, no dudó en recordarle a Rueda el significado de “puntual”. Después de lo cuál le recordó que “la situación de la sanidad en Galicia es muy preocupante”. La OMS recomienda que el 25 % del presupuesto de la sanidad se dedique a la Atención Primaria, mientras Galicia no solo no llega, sino que “es la única comunidad que desinvierte en ella”, lamentó, añadiendo que, para acercarnos a la media estatal, la comunidad debería tener 821 médicos más.

Ante estos datos, criticó que al conselleiro, Julio García Comesaña, justo en el pleno del martes, “se le llenase la boca diciendo que no es un problema de dinero”. “Entonces que prueben a subir presupuestos, a ver qué pasa”, porque “en cuatro horas de pleno el conselleiro solo dijo que la sanidad gallega funciona muy bien y que lo poco que funciona mal no depende de la Consellería”, sino del Gobierno central.

Y, haciendo referencia a la proclamación de Comesaña que decía que Galicia contaba con más centros por diez mil habitantes que la media de España, ironizó con que “no vaya a ser que cierren alguno”, porque, si hay más centros de salud, es porque también hay “más dispersión territorial”. En esta línea, también criticó el dato aportado sobre la espera media de un paciente para ser atendido por su médico, sacando a colación la noticia en la que un jefe de servicio de Mondoñedo decía que cuando en un solo día tenía que atender a 60 pacientes era evidente que algo fallaba.

“Un médico que atiende una media de 50 personas al día tiene seis minutos para dedicarle a cada uno, eso sin poder atender a sus necesidades fisiológicas básicas (ir al baño)”, le espetó, explicándole a Rueda que esto se traduce en que “tardan muchos días en atenderte y, cuando te atienden, tienes el tiempo contado”. Frente a esta situación, le preguntó al presidente qué medidas dependientes directamente de la Xunta, y no del Gobierno central, pretenden adoptar.

En respuesta, Alfonso Rueda se mostró esquivo con la pregunta, y comenzó por criticar la dificultad de hablar con alguien que, evocando una vez más a Feijóo, “no es serio con los datos”. Así, aprovechó para achacar las palabras en las que el secretario xeral del PSdeG, Valentín González Fromoso, comparaba la situación en las urgencias de los hospitales gallegos con la de los hospitales de la ciudad ucraniana de Járkov. Acto seguido, el presidente gallego reconoció que “hay que seguir trabajando”, pero que a día de hoy hay 6.500 empleados más en la sanidad pública que durante el gobierno del bipartito, y se invierten 350 millones de euros más.

Así, sobre la cantidad que se debe invertir, pidió a Álvarez que “deje de jugar al ‘Precio justo’, porque si los problemas que tiene la sanidad se arreglaran solo tirando de la chequera, con dinero, ya estarían arreglados hace mucho tiempo”, zanjó, tendiéndole la mano a unirse al gobierno del PP para mejorar la situación actual desde el entendimiento.

UN 9,6 % MÁS POBRES, PERO CON UNA SUBIDA SALARIAL DEL 3,7 %. Por su parte, la portavoz del BNG, Ana Pontón, se quejó de la dura situación que, debido a la inflación, atraviesan las familias gallegas, mientras la Xunta no hace nada para solucionarla, en su opinión. En concreto, aseguró que los gallegos son un 9,6 % más pobres a causa de una inflación en Galicia superior a la media del Estado, a pesar de que “las pensiones y los salarios están muy por debajo de la media estatal”. “¿Cómo piensa que se siente un trabajador que a día 20 está ya en números rojos y que entra al súper a realizar la compra y ve que el aceite cuesta un 47 % más, la leche un 12 % más o el pan un 14 % más?”, preguntó a Rueda.

Recordó también que mientras los precios de alimentos básicos se disparan, al igual que los de los combustibles y los de la electricidad, “el incremento de los salarios en los 140 convenios colectivos firmados hasta mayo fue de un 3,7 %”. “A miles de gallegos les sobra mucho mes a final de sueldo”, aseveró.

Así, después de recordar algunas de las propuestas del BNG para paliar la situación de los más vulnerables, como la subida del complemento autonómico de las pensiones no contributivas o las ayudas para los gastos básicos de vivienda, así como la subida de impuestos a las eléctricas “que se están forrando en esta crisis especulando y robando a los gallegos”, le pidió a Rueda conocer propuestas desde la Xunta.

A lo que el presidente del Gobierno gallego alegó que “aunque nuestro diagnóstico coincide”, en relación a la gravedad de la situación, “sus socios de Gobierno no lo deben saber”. Ya que indicó que la subida de esos impuestos a las eléctricas es competencia del Ejecutivo estatal y no de la Xunta. “Son ustedes muy bravos con la Xunta y muy dóciles con el Gobierno central”, sentenció.

Asimismo, le pidió a Pontón que, si quieren energía más barata, respalden la potenciación de las energías renovables, como la eólica. “Les tiendo la mano para que nos ayuden a desarrollar la potencia eólica de Galicia”, concluyó. Sin embargo, Pontón consideró que el verdadero problema de la no subida de impuestos a las eléctricas va por otros derroteros: “Siguen defendiendo el lobby eléctrico por los abrazos del señor Feijóo a Iberdrola, eso es lo que le impide defender la subida de impuestos”, “las puertas giratorias”.