Tras la pandemia, el rendimiento académico de los universitarios gallegos se desplomó

El inicio del covid supuso un impulso en sus currículos de casi nueve puntos, por lo que, teniendo esto en cuenta, en la actualidad los resultados siguen siendo mejores que en época prepandemia
Ángela Precedo
matricularse y tener éxito no siempre tienen que ir de la mano. Foto: Archivo E.P.

La pandemia trajo consigo una nueva modalidad de clases que parecía haber llegado para quedarse, pero que ahora, con la incidencia del covid en niveles bajos, se ha covertido solo en una ilusión. Las clases online han vuelto a ser presenciales y, con ellas, pareciera que los universitarios han perdido el interés por los estudios. ¿O será que durante la crisis sanitaria las sesiones web desvirtuaron la realidad?

Observando los datos como tal, la tasa de rendimiento académico medio de los universitarios gallegos en el curso 2018-2019 (prepandemia), se situaba en un 74,89 (entre el 79,1 de la USC y el 72,34 en la UdC). Sin embargo, en el 2019-2020 (año covid), la tasa media ascendió brutalmente, en nada menos que 8,8 puntos, hasta el 83,67 (entre el 81,17 de la UVigo y el 88,5 de la USC).

Luego, en el curso pasado, 2020-2021 (ya sin restricciones en la última parte del mismo), cayó en 6,8 puntos, hasta el 76,88 (entre el 74,31 de la UVigo y el 80,83 de la USC. Por tanto, siendo claros, en este curso, aunque el rendimiento académico se ha desplomado su el anterior, ha estado ligeramente mejor que en tiempos prepandemia.

Después de lo mucho que se ha hablado durante el covid de que los profesores estaban inflando las notas porque no sabían bien cómo puntuar cuestiones como trabajos de clase o exámenes online (en los que también se discutieron las amplias posibilidades que tenían los estudiantes de copiar), las cifras también dan que desconfiar.

Ya no solo la tasa de rendimiento –relación entre el número de créditos matriculados y superados–, sino también la tasa de éxito –relación entre el número de créditos superados y el número de presentados–, son concluyentes.

En la USC el 87,02 % de los estudiantes superaban con éxito el curso en el que se habían matriculado antes del covid. Durante el covid el porcentaje creció al 93,83 % y, el pasado año, con la vuelta a la normalidad, el valor se desplomó al 87,53 %. Lo mismo en la UdC, que pasó del 84,73 % de estudiantes exitosos al 91,10 % para caer luego al 86,17 %; y en la UVigo, del 84,75 % al 90,05 % y al 84,95 %.

Por otro lado, también resulta interesante observar cuáles son los grados con mejores tasas de rendimiento en las tres universidades. Formación de docentes de enseñanza infantil, formación de docentes de enseñanza primaria y técnicas audiovisuales y medios de comunicación o periodismo e información son los grados comunes a las tres universidades gallegas en los que más se implican los estudiantes.

Así, en la USC, la mayor tasa de rendimiento académico es para los alumnos de Formación de docentes de enseñanza infantil, donde un 95,73 % supera el número de créditos en el que se matriculó. Le sigue Trabajo social y orientación, con un 95,33 %; Formación de docentes de enseñanza primaria, con un 94,63 %; Periodismo e información, con un 92,58 %; y Enfermería y atención a enfermos, con un 92,36 %.

En la UdC, más o menos se repite este esquema: Formación de docentes de enseñanza infantil es la opción con mejor rendimiento, con el 96,11 % de alumnos que superan todos los créditos inscritos; seguido de Enfermería y atención a enfermos, con un 93,01 %; de Formación de docentes de enseñanza primaria, con un 92,54 %; de Salud y servicios sociales, con un 91,79 %; y de Técnicas audiovisuales y medios de comunicación, con un 90,32 %.

Y en la UVigo, más de lo mismo: Técnicas audiovisuales y medios de comunicación se queda en el primer puesto, con una tasa de rendimiento del 95,07; seguida de Formación de docentes de enseñanza primaria, con un 94,69; y de Formación de docentes de enseñanza infantil, con un 92,55.

Curiosamente, y como veremos a continuación, algunas de estas carreras son las que tienen mayor demanda durante el primer año, pero también las que tienen mayores tasas de abandono, con una gran parte de los estudiantes (en muchas, tres de cada diez) que no continúan cursando un segundo año.

Esto supone que, al menos dentro de los estudiantes que se quedan en estos grados, existe un gran compromiso e interés por los mismos.