Un 11 % de los ingresos mensuales de los gallegos se van en pagar facturas

El gasto medio en gas, electricidad y carburante es de 213 euros por persona en la comunidad // En los hogares más vulnerables la cuarta parte del dinero que entra se dedica al pago de la energía
Ángela Precedo

¿Se ha parado a pensar cuánto dinero de su sueldo o de su fuente de ingresos mensual dedica al pago de facturas? Seguramente no, por no entrar en depresión, pero de lo que sin lugar a dudas sí se ha dado cuenta es de que de un tiempo a esta parte el salario cada vez le llega a menos y los pagos a los que tiene que hacer frente crecen como la espuma, llegando a ahogar a su bolsillo y dejándole, como suele decirse, ‘en bolas’ a final de mes.

Y es que la realidad actual, según el estudio ‘La factura energética en el hogar’ publicado esta semana por el Grupo Mutuas de Propietarias, los gallegos destinamos de media un 11 % de nuestros ingresos mensuales a gastos energéticos. Es decir, de cada cien euros, once se van para el pago de servicios. En concreto, se estima que monetariamente el gasto mensual en gas, electricidad y carburante es de 213 euros por persona en Galicia.

Teniendo esto en cuenta, y siendo también conscientes de que hay aún en el mercado laboral muchos mileuristas y pensionistas que no llegan a cobrar mil euros al mes, en los hogares más vulnerables se destina prácticamente el 25 % de los ingresos mensuales al pago de la energía. Una catástrofe si pensamos en que los alimentos básicos también han duplicado precios. Darse un capricho o un lujo a día de hoy es algo que está al alcance de pocos.

EL 93 % LLENAN MÁS SUS ELECTRODOMÉSTICOS ANTES DE PONERLOS EN FUNCIONAMIENTO. Atrás quedan esos tiempos en los que no nos preocupaba tener el radiador encendido día y noche, o en el que echábamos una lavadora cada vez que veíamos que el cubo de ropa sucia llegaba a la mitad. Ahora cualquier ahorro, por pequeño que parezca, es bienvenido. Prueba de ello, el 93 % de los gallegos aseguran que llenan más sus electrodomésticos antes de ponerlos a funcionar.

Esto significa que hasta que el cubo de la ropa sucie no reviente y eche por fuera, no se pone una lavadora, y que si sale el sol, se aprovecha el tendedero para secar la ropa. Igual que cuando se hace la cena y a la hora de recoger se meten todos los platos en el lavavajillas, pero se espera a la comida del día siguiente para darle al botón de encendido, cuando los cubiertos de dos días se han juntado en su interior.

Asimismo, también el 83 % de las personas consultadas en la encuesta aseguran revisar más pormenorizadamente que antes las facturas que llegan a sus domicilios. Después de ver en cuestión de meses los gastos disparados, muchos piensan que tiene que haber algún error en los números y dedican tiempo a analizar uno a uno todos los puntos que las facturas detallan, buscando dónde está el problema y cuál podría ser la solución para volver a un pago medianamente asequible.

Por otro lado, son muchos también los que optan ya por regular la temperatura de la calefacción –al igual que fueron haciendo, de modo incipiente, con la del aire acondicionado durante el verano–. Así, en lugar de tener todo el día la calefacción puesta para llegar a casa y sentir esa agradable sensación de calor nada más entrar por la puerta, esperan a estar en el hogar para calentarlo. O bien, si el tiempo no es demasiado desapacible –lamentablemente en Galicia el invierno es duro y las temperaturas ya están bajando–, taparse con una manta puede ser otra alternativa a tener en cuenta.

UN 66 % ESTÁ DISPUESTO A CUMPLIR CON MEDIDAS COMO NO SUBIR LA CALEFACCIÓN MÁS ALLÁ DE LOS 27 GRADOS. Ante lo dramático de la situación, y aunque en un primer momento muchos consideraban el Plan Más Seguridad Energética propuesto por el Gobierno como una forma de dar alternativas a los hogares para limitar el consumo energético y, por tanto, el impacto de los precios en sus facturas, ahora lo tienen más en consideración que nunca.

Un 66 % de los encuestados afirma estar dispuesto a cumplir con medidas como no subir la calefacción más allá de los 27 grados.

Además, cambiarán sus hábitos con acciones simples como cerrar las persianas por la noche (88 %) para guardar el calor que se ha acumulado a lo largo del día; apagar la calefacción mientras se duerme (82 %) sustituyéndola por mantas; o mantener el hogar a una temperatura máxima de entre 19 y 21 grados (76 %) que sea confortable pero no suponga el ‘efecto Caribe’.

En menor medida también hay personas que afirman que cambiarán el uso diario del coche por el transporte público (59 %) o que reducirán el termostato hasta los 15 grados una vez salen de casa (60 %).

OBRAS Y REFORMAS EN EDIFICIOS para abaratar los sobrecostes. Las obras también van en el sentido de lograr una eficiencia energética dentro de los edificios. Y esas obras van desde el cambio de bombillas por sistemas de iluminación led (78 %) hasta el aislamiento de las ventanas (68 %), pasando por la compra de electrodomésticos energéticamente eficientes (51 %), así como la colocación de toldos (29 %). En menor medida también tiene cabida la instalación de paneles solares (3 %), de puntos de recarga de coches eléctricos (3 %) y la instalación de sistemas de aerotermia (1 %).

Todos estos gestos afectan a la comunidad de propietarios al completo, no solo de forma individual. Un 31 % de los gallegos admite haber sufrido un incremento medio en la factura de la comunidad de 31 euros al mes, lo que representa un extra de 380 euros al año en gastos de comunidad por hogar.