Ábalos y el beneficio de la duda

Luis Pérez
Esperanzador encuentro entre Ábalos y Feijóo esta semana en Madrid. Foto: J. Hellín/Europa Press

ESTA vez, y es la primera, el ministro Ábalos dijo sí a todo o a casi todo, cuando menos en lo principal, de lo planteado por Feijóo en el encuentro mantenido por ambos en Madrid. Los asuntos que llevó el presidente gallego en su cartapacio son viejas reivindicaciones sobre las que existe amplísimo consenso social y político en Galicia. Parece que al fin se atienden, al menos de palabra, con el compromiso, novedoso con este Gobierno, de crear mecanismos de control conjunto sobre los cumplimientos.

Dados los antecedentes, sorprendió la receptividad del ministro encargado del transporte y movilidad, junto a lo que se denomina agenda urbana, de más difícil precisión. Si le llamaran Obras Públicas o Fomento nos entenderíamos mejor, sobre todo en lo referente a lo que reclama Galicia, que no es otra cosa que actuaciones urgentes sobre las grandes infraestructuras, con excepción del transporte aéreo, que delegamos su gestión a Portugal. El principal aeropuerto gallego es el Sá Carneiro. La facilidad con que Feijóo logró arrancar compromisos a Ábalos es para mosquearse. Cierto que algunos son deudas que deberían estar saldadas. Por ejemplo, la llegada del AVE o la rebaja del precio de la AP-9. El tren rápido tendría que estar rodando, según promesa de Sánchez al poco de llegar al Gobierno, desde hace más de un año, y sobre los elevados peajes de la autopista, además de anuncios hay un documento suscrito con el BNG por el que la reducción de tarifas debería estar vigente desde el 1 de enero pasado.

Pronto sabremos si esta vez va en serio. Porque pudiera ser que se diera alguna de las siguientes variables: A) El Gobierno acepta reparar la discriminación a Galicia. B) O falar non ten cancelas. C) Ábalos no reparó en lo que dijo porque solo pensaba en Arrimadas y la operación pimentonera. Quiero creer en la opción primera porque, siendo las dos restantes verosímiles, el maltrato tendrá que terminar algún día. La discriminación en los presupuestos, política industrial y ayudas del fondo COVID no son fácilmente reparables. Atentos a la pantalla.