El eje Santiago-Lisboa

Luis Pérez
Feijóo con el presidente de Portugal, Rebelo de Sousa, en el Palacio de Belém. Foto: autorfo

LA pandemia vino también a descubrirnos la importancia de las relaciones entre Galicia y Portugal. Los efectos del cierre de fronteras fueron muy superiores en el tramo galaico que en el del resto peninsular, aun siendo menos de una cuarta parte de los 1214 kilómetros totales. El freno a la actividad económica tuvo consecuencias mucho más onerosas en nuestra raia que para Castilla y León, Extremadura y Andalucía juntas. E igual sucedió en las regiones limítrofes del país vecino. La lección a aprender, si no se sabía, es que las relaciones entre los dos países debieran pasar, de manera delegada por respeto institucional, por Galicia. En la parte lusa cambiaron las cosas, con un viraje en las prioridades. El eje Madrid-Lisboa gira hacia el oeste, con Santiago en el punto norte.

En este nuevo contexto fue oportuno el reciente viaje del presidente de la Xunta a Lisboa. Si el interés de Galicia por intensificar las relaciones con Portugal es una constante, ahora hay reciprocidad. Los encuentros al máximo nivel, con agenda documentada y considerable duración son señales del propósito luso de estrechar vínculos, abordando actuaciones concretas, como el impulso a las infraestructuras ferroviarias o el aprovechamiento conjunto del fenómeno xacobeo.

El cordial recibimiento de Rebelo de Sousa y Costa otorgados a Feijóo, con protocolo similar al de un jefe de estado, no responde a la empatía personal o política, que probablemente exista. La lectura es otra. A Portugal le interesa Galicia más que nunca, y viceversa, en un triple aspecto: como origen y destino, como nexo de unión con Europa y como parte de un ente geopolítico, cultural y económico conjunto que se extiende más allá de la actual Eurorregión, alcanzando la totalidad de la fachada atlántica peninsular.

Dudo que el Gobierno de España sepa o quiera entender los beneficios de encauzar las relaciones con Portugal a través de Galicia. No me refiero a las formales sino a las reales, impulsando las infraestructuras desde Vigo hacia el sur y hacia el este. No vendría mal que al clamor mayoritario por estas mejoras se sumara todo el mundo, Incluido ese alcalde tan ladrador...