La privada hace su agosto

Luis Pérez
Manifestación a favor de la sanidad pública en Santiago del día 14 de este mes. Foto: Fernando Blanco

MILES de personas llegadas de toda Galicia se manifestaron hace dos semanas en Santiago a favor de la sanidad pública. ¿Quién puede estar en contra? De la proclama, nadie. Ahora bien, salir en estos momentos a la calle a denunciar sus carencias, cuando se está recrudeciendo la pandemia, no es seguro que resulte eficaz para alcanzar el objetivo, por muy bien intencionado que sea. Mucha gente se preguntará si el gran beneficiado de las protestas no es la medicina privada. Sería bueno conocer el dato sobre las altas en los seguros privados los días siguientes a las movilizaciones. Con la pandemia, las grandes empresas aseguradoras están haciendo su agosto. El virus es su aliado económico, pero si a ello se añade la desconfianza en la pública que de manera indirecta se transmite a la ciudadanía con actos de esta naturaleza, el negocio es redondo. La mejor publicidad, y gratis. Los promotores de las protestas han de ser muy cuidadosos en las formas. No basta hacerlo por una buena causa. Ha de parecerlo, ser oportuno y resultar eficaz. Sobre el primer punto, las apariencias hacen dudar sobre si realmente se busca mejorar la salud de los ciudadanos o hay intereses partidistas ocultos de por medio. Acertar en la oportunidad es vital porque lo que en otro momento puede calar en la sociedad, ahora que la prioridad es otra el mensaje se evapora. En cuanto a la eficacia, si se mide el éxito por el número de manifestantes, no cabe duda de que lo consiguieron, pero si hemos de analizar los resultados en relación a lo que se pide, mantengo que los grandes beneficiarios pertenecen al sector privado.

Manifestarse es un derecho fundamental que ha de protegerse. Qué duda cabe. Pero esta cualidad, sobre todo cuando hablamos de salud, debe hacerse con responsabilidad. Y también absoluta neutralidad si pretenden representar al conjunto de la población. Las organizaciones convocantes de estas movilizaciones no siempre cumplen con estos requisitos. Cuando menos, aparentan vinculación directa con partidos políticos, lo que les resta credibilidad. Y es más, apartar el foco de la pandemia para dirigirlo hacia otras cuestiones induce a confusión. Ya se sabe, a río revuelto... No solo la privada pesca, también los negacionistas y antivacunas. La salud es algo serio.