Las espías de Carmen Posadas

José Miguel Giráldez

HACE exactamente dos años me encontré con Carmen Posadas para hablar de La leyenda de la peregrina (Espasa), la historia novelada de una perla singular, la joya más famosa de todos los tiempos. Con su gran interés por la Historia, con mayúscula, Posadas suele ofrecernos una mirada especial a los acontecimientos de las diversas épocas, a menudo desde los ojos de personajes secundarios, y, en no pocas ocasiones, a través de las mujeres. La leyenda de la peregrina, por ejemplo, es una historia del poder, pues la joya estuvo a menudo en manos de reyes y de reinas, lo que sirve muy bien para comprender aquellas monarquías y cómo era su vida interior. La perla, sacada de las aguas del mar Caribe para ser entregada al más grande monarca del momento, Felipe II, nos permite conocer mejor la historia del mundo.

En aquella conversación, Carmen Posadas me explicó cómo los objetos dicen muchas veces cosas profundas de nosotros. Por eso, que La peregrina fuera pasando de mano en mano, o de cuello en cuello, ofrecía la posibilidad de contemplar el poder (y la gloria) de una manera doméstica y probablemente más certera. También otorgaba a la narración un gran sentido de suspense, pues la joya estuvo sometida a la incertidumbre de los viajes, a las idas y venidas, a las guerras y a los caprichos. “La perla, por ser tan extraordinaria, estaba siempre en manos de gente importante. Por eso se la regalan a Felipe II. Así que estuvo en la Casa de Austria, y luego pasó a la de los Borbones, y después se la llevó José Bonaparte para la familia de Napoleón, luego pasó a Inglaterra en la época de la reina Victoria... y de ahí a Hollywood, que no deja de ser otro centro de poder y de fascinación”, me explicaba entonces Carmen Posadas. La vida de las mujeres que llevaron La Peregrina es otra forma de ver la Historia.

Hoy volveré a encontrarme con Carmen Posadas. Y de nuevo las mujeres van formar parte de la conversación, pues de nuevo son protagonistas en su novela más reciente, Licencia para espiar, que también ha publicado Espasa. He aquí una vez más el interés por los lados menos conocidos de la historia de esta escritora uruguaya (y también española). Si en La leyenda de la Peregrina accedíamos a esa vida interior del poder, a los misterios de las cortes (milagros, brujos, sanadores, intrigantes), a la historia de las mujeres que tuvieron la memorable perla del Caribe a su alcance, aquí son las espías, más que los espías, los que toman todo el protagonismo. Y otra vez Posadas nos lleva de la mano por toda la Historia, demostrando de paso que el espionaje siempre ha estado ahí, inevitablemente.

Dice Carmen Posadas que ella misma siempre se sintió como una espía, quizás porque tener dotes de observación es una de las características que más se valoran en un escritor. Habla de sus años en Moscú, donde fue destinado su padre, diplomático, en 1972. En plena era soviética, Carmen Posadas afirma que allí conoció “a algunas practicantes de este antiquísimo oficio”. En Licencia para espiar asistimos pues a un viaje novelado al corazón del espionaje, desde las vishna kanyas, o doncellas venenosas de la antigua India, a la bien conocida Mata Hari, quizás “la espía más famosa de todos los tiempos”. Por estas páginas desfilan Josephine Baker, Gloria Guinness, Hedy Lamarr, Stephanie de Hohenlohe, Caridad Mercader, Larisa Swirski, África de las Heras... y tantas otras. Un curioso viaje por el talento femenino en momentos complejos de la historia.