|| La otra jugada ||

Manos libres para la UEFA

Víctor Tobío
Nicola Jokic. Foto: ECG

CUANDO parecía que la Superliga había pasado a dormir el sueño de los justos, se acaba de conocer una resolución del Juzgado de lo Mercantil número 17 de Madrid, en la que retira las medidas cautelarísimas adoptadas en su día contra la UEFA y que habían dejado al organismo que preside Aleksander Ceferin atado de pies y manos en lo que se refiere a adoptar medidas disciplinarias contra los tres clubes que aún se mantienen en sus trece, a saber, Real Madrid, Juventus y Barcelona, por lo que ahora mismo, y a falta de que la Audiencia Provincial resuelve el recurso presentado por los promotores de la Superliga, la pelota está en el tejado del organismo europeo que lleva las de ganar.

En todo caso, a día de hoy no parece que la UEFA, tras aquella primera pataleta montada cuando se conoció la pretensión de la puesta en marcha de una competición paralela, vaya a adoptar una decisión, al menos no antes de que se conozca la resolución que debe adoptar el Tribunal de Justicia de la Unión Europea. Así pues, se impone un cierto compás de espera pero si lo que decida el TJUE vuelve a ser favorable a la UEFA, no le arriendo las ganancias al triunvirato que a día de hoy está más solo que la una y aunque se resisten a dar su brazo a torcer, no sorprendería que el Barcelona, que en lo económico está con el agua al cuello, acabe abandonando el barco como antes hiceron los otros nueve socios fundadores -Atlético de Madrid, Milán, City, United, Liverpool y compañía- buscando el orilla salvadora que le ofrecen desde Suiza.

Ya en su día, el propio Parlamento Europeo aprobó un informe contrario a las competiciones que no tengan en cuenta “el mérito deportivo para participar en ellas, tal y como proyectaba el intento de 12 clubes de crear una Superliga europea de fútbol”. El texto salió adelante por 597 votos a favor, 36 en contra y 55 abstenciones. Aunque el mencionado informe no era vinculante, instaba a que la UE cuente con un modelo deportivo que reconozco la necesidad de comprometerse con valores como la solidaridad y la justicia y, por tanto, “se opone con firmeza a competiciones rupturistas que socaben dichos principios y pongan en peligro la establidad del ecosistema deportivo en su conjunto”.

Este toque de atención desde Bruselas fue tomado en consideración por la Superliga que modificó algunos apartados para que en la competición los clubes que tomasen parte lo hiciesen por méritos deportivos, abriendo la puerta a que otros clubes también pudieran acceder a ese formato.

El problema radica no solo en que la Superliga se encontró con la oposición del poder político de turno, sino también de los aficionados que montaron en cólera y obligaron a algunos clubes a desdecirse. Es más, algunos han creado el llamado Football Supporters Europe, que se opone tajantemente a la puesta en marcha de la Superliga y que ha sido recibido con alborozo por la UEFA que no para de agasajarlo para que mantenga su oposición a través de medios sociales, asambleas e incluso, como último recurso, alentando una especie de huelga de asistencia a los estadios.

De lo que no cabe la menor duda es que la ‘guerra’ entre UEFA y Superliga sigue y aunque ahora le toca de mover ficha al organismo que preside Ceferin, no sorprendería que, conociendo como conocemos a Florentino Pérez, un día cualquiera se descuelgue con unas declaraciones en las que vuelve a poner en solfa a los dirigentes del fútbol europeo a los que acusa de hacer un reparto del dinero que no se corresponde con lo que representan los equipos. De hecho la primera batalla ya la ganó en su día cuando hizo reflexionar a la UEFA sobre la necesidad de negociar unos mejores contratos para los equipos que toman parte en la Champions y la Europa League.

Recordemos que por ejemplo este año la UEFA ingresará unos 2.732 millones de los que 2.032 serán para los equipos de la Champions, 465 para los de la Europa League y 235 para los que participarán por primera vez en la Conferencia League.

Según lo estipulado en su día por la Superliga, solo por participar cada equipos ingresaría 350 millones de euros, trece veces más de lo que se llevó el Chelsea como último campeón de Europa, que además sumaría 250 millones de euros a mayores por la obtención del título, cifra, por lo que se ve, muy alejada de lo que reparte la UEFA entre los clubes que toman parte cada temporada en la mejor competición de clubes del mundo y que tendría que añadir otros 1.550 millones de euros para igualar los 3.500 millones del presupuesto en el que se movería la Superliga cada año.