Presidente Rueda

Luis Pérez
Costará algún tiempo decir presidente Rueda en vez de presidente Feijóo. Foto: Efe

EN pocas semanas, cuando la tinta del BOE que lo publicó aun tizne la mano, nos acostumbraremos a citarle como presidente Rueda. Es natural. Después de trece años escuchando a diario lo de presidente Feijóo, sin que por medio transcurriera un periodo de interinidad como son unas elecciones o moción de censura, no resulta tan fácil enfrentarse a la inercia. En su favor, si hemos de entender la popularidad como tal, juega el mundo digitalizado que todo lo inmediatiza, con infinidad de canales en los que constantemente aparecerá el título de su nuevo estatus, cuyo significante es similar al anterior. Basta eliminar vice. No así el significado, claro.

Esta consideración, popularizar el nombre asociado al cargo, no tiene mayor relevancia de fondo, salvo para entender las causas y consecuencias del proceso de relevo en el corto y medio plazo. Rueda mantiene el estatu quo, con inclusión de dos pesos pesados para cubrir vacantes en puestos elevados: Calvo, presidente provincial de A Coruña en una vicepresidencia de la Xunta, y Candia, de Lugo, en la Mesa del Parlamento. Simplemente corre el escalafón. A falta de pequeños flecos, si los hubiere, la mayor remuda se produce en el equipo de comunicación. Con Feijóo se va a Madrid la cúpula del gabinete anterior, siendo ocupado el hueco por la fila siguiente. No es asunto menor. De su eficacia dependerá que el nuevo líder adquiera el carisma del anterior. Dada la configuración del tablero político gallego no puede perder ni una pizca del liderazgo de Feijóo. Ha de estar vigilante por la izquierda, con un potencial bipartito siempre al acecho, y por la derecha para que Vox no muerda en la tarta popular.

El primer examen del presidente Rueda, colateral, coincide en el ecuador de su mandato. Justo dentro de un año se celebran las elecciones locales, en las que su partido, más allá de mejorar resultados debiera, recuperar alguna de las siete principales ciudades de Galicia -hoy no gobierna ninguna- y diputación provincial ademas de mantener la de Ourense. A día de hoy no parece fácil, aun viéndose favorecido el PP por el clima general de malestar con el Gobierno de coalición PSOE-Podemos y el estancamiento con que las encuestas castigan al BNG. Debe acertar con los candidatos, condición importante en en cualquier consulta popular, pero mucho más cuando se trata del alcalde.

El segundo parcial será en las generales, que han de celebrarse antes de las gallegas. Los resultados en Galicia darán pistas sobre la tendencia. En este caso se verá favorecido por el ya bautizado en toda España como efecto Feijóo. El cualquier caso, lo fundamental es el trabajo diario. Y que se conozca.