Santiago, en la buena dirección

Luis Pérez

LO dice Caballero, el alcalde de Vigo. Que el tren AVE pase por la capital de Galicia para llegar a Madrid es, para el regidor olívico, la mejor solución, la más beneficiosa para sus conciudadanos. Es la primera vez que reconoce públicamente esta opción. Desde siempre se negó al rodeo, reclamando el enlace directo con Ourense por Cerdedo. Hace diez años llegó a prometer que si no era así, renunciaría a presentarse a la alcaldía. Bien está que incumpliera su palabra y ahora alabe las virtudes de Santiago como centro de comunicaciones ferroviarias de Galicia. Bugallo se lo agradecerá.

En todo caso, debiera ser una solución provisional, toda vez que el plan anterior, el de Cerdedo, es más corto y directo. Siempre se nos prometió que el AVE uniría Madrid con cualquier ciudad gallega en menos de tres horas. Podemos entender las mayores dificultades para cumplir la promesa en los casos de Ferrol y Lugo, por el menor volumen de pasajeros, pero no es el caso de Vigo, la primera ciudad de Galicia en habitantes y cabecera de una comarca no solo muy poblada sino también de gran actividad económica.

Para los vigueses, sufrir los efectos de este rodeo es una molestia, supongo, aunque a corto plazo no tengan más remedio que aguantarse. Pero si para su alcalde vale, no van a contradecirle quienes le votan. El síndrome de Estocolmo está muy estudiado. El problema puede venir de Portugal,
país que ha modificado sus planes ferroviarios, priorizando los enlaces con España y resto de Europa por Galicia. Pero, claro, no es lo mismo que el trayecto sea Porto-Vigo-Madrid que subiendo a Santiago. Ya nos gustaría que nuestros vecinos del sur no pusieran objeciones, e incluso que aprovecharan para hacer una visita al Apóstol, pero tal vez no convenga correr el riesgo. La salida natural del sur de Galicia no puede ser desechada.

La llegada del AVE afectará al resto del transporte, en especial al aéreo, y más ahora que la concienciación ecológica nos induce a evitar los medios más contaminantes. Los aviones están en el punto de mira, y la descoordinación entre los tres aeropuertos gallegos provoca duplicidades innecesarias que algún día habrá que suprimir. Ahora es un buen momento, por razones técnicas y políticas, para abordar el problema.

No está claro que en un par de años coincida la filiación política de los gobiernos de Vigo, Santiago, A Coruña y España. Tenemos además la competencia de Oporto, que se beneficia del taifas gallego e irá en aumento una vez que haya tren rápido. Los tres aeropuertos gallegos se perjudican entre sí para satisfacción lusa. Lo sensato, si hubiera visión de futuro, y no muy lejano por cierto, sería que Caballero, Bugallo, Rey, Ábalos y Feijóo no perdieran un minuto en cuestiones secundarias.

No obstante, no nos hagamos ilusiones. Al regidor vigués le va bien en lo personal el enfrentamiento con la Xunta. Y la política hoy funciona así. El ejemplo lo tenemos en Cataluña. Cuanto más radical se vuelve el independentismo, más cede el Gobierno. Aunque también surgen sorpresas cuando menos te lo esperas. Es posible que en el momento menos pensado nos vuelva a sorprender Caballero anunciando el cierre de Peinador porque el Rosalía de Castro de Santiago, que es de Lavacolla y al igual que Conxo no está según él en Santiago, es la mejor ruta para los vigueses. Galimatías difícil de entender, pero así es el personaje.