Y, al final, a Madrid te fuiste tú...

Xosé Ramón R. Iglesias
No hubo mesa y mantel, pero sí escena de sofá entre Yolanda Díaz y Núñez Feijóo. ¿En dónde? Pongamos que hablamos de Madrid. Foto: Mariscal

Por difícil que parezca, Núñez Feijóo y Yolanda Díaz tienen algunas cosas en común, por ejemplo, que ambos son diputados por la provincia de Pontevedra. Él, en la Cámara gallega de O Hórreo y ella, en el Congreso de la Carrera de San Jerónimo, pero no es una casualidad menor que siendo uno de Ourense y otra de Ferrol vayan a coincidir en la misma circunscripción de la que es dueña y señora la exministra Ana Pastor, el mismo territorio donde un joven Mariano Rajoy hizo sus pinitos en la Presidencia de la Diputación para después poder dirigir con soltura el Gobierno de la nación.

La experiencia dice que ser diputado por Pontevedra, al margen de que asegure puestos de mayor responsabilidad y relevancia (todos los nombrados son casos paradigmáticos), sin duda, imprime un carácter distinto, tal vez por esa esencia añeja de capitalidad que todavía pervive y se puede respirar en ciertos ambientes de la ciudad del Lérez donde el barniz nacionalista del alcalde Fernández Lores tiene difícil penetración, pues sus más de dos décadas al frente del consistorio dan para cambiar muchas fachadas, pero no alcanzan para modificar una naturaleza secular que antes de rendirse ante sus detractores acaba impregnándolos de ella.

El que no se lo crea que recuerde cómo se las gastaba Yolanda Díaz con el boss de San Caetano cuando era diputada de AGE por A Coruña. Entonces, eran sonados sus agrios enfrentamientos parlamentarios, en los cuales la frase más suave que la musa de los astilleros le dedicaba al príncipe de Os Peares era la de “presidente machista”. “Feijóo es un macarra, cómo trata a la gente, cómo la insulta...”, decía incrédula, al tiempo que con amargura trataba de explicar en público el “odio” que el líder del PPdeG le profesaba. Y este la llamaba “arrogante” y “prepotente”, teniéndola por una de esas personas cuya conducta le obligaba a él a realizar un esfuerzo extra para “defender el estado de derecho”. “Aunque a algunos (Yolanda y cía) no les guste”, añadía, para adornar su discurso con su habitual latiguillo en el que le atribuye a sus rivales procederes que a él le viene bien censurar.

Pero de aquellas temporadas convulsas de la política gallega quién se acuerda. Los años no se consumieron en balde para ninguno de nuestros dos protagonistas, no digamos ya el cambio de circunscripción forzado por la hija del metal para evitar a toda costa perder el acta de diputada en las elecciones generales del 19. Un trueque de provincias que Yolanda Díaz acompañó con profundos y significativos retoques en el retablo de sus devociones políticas, donde relegó su adoración por el Beiras que le permitió dar el salto a la fama por la idolatría al Pablo Iglesias que la hizo reina de un ministerio, una evolución similar a la exhibida por Lady Gaga en A star is born (Ha nacido una estrella).

Todas esas disputas quedan ya muy atrás, en el magín de los que sólo disfrutan con las polémicas estériles, pero afortunadamente olvidadas en el reseteo constante de la historia del presente que es la que correcta e irremediablemente acaba imponiéndose. Entre Feijóo y Yolanda todo es ahora afabilidad y buenos alimentos, de las palabras gruesas pasaron a las finas, como corresponde a la mágica transformación operada por la igualación de dignidades. “Y, al final, fuiste tú quien se vino a Madrid”, le diría él con sorna en la reunión que mantuvieron el martes en el Ministerio de Trabajo.

Trabajo costó apaciguarlos, pero bienvenida sea esta leve paz laboral entre el conservadurismo feijoniano y el social-comunismo monclovita. Casi se adivina como remachó su ironía con un “me alegro mucho, Yolanda”. Casi, porque mucho, si es coherente y fiel a la virgen de Fátima (Báñez), tampoco es que se pueda alegrar. Y ella, que requeteacusó a Feijóo de suspirar por Madrid, de anfitriona y cicerone en la capital. Como dijo un Alfonso Guerra tardío, no vale la pena enfadarse.