Las empresas con derechos de liberación de CO2 reducen a la mitad sus emisiones en un año

Se quedan en 8,3 millones de toneladas en 2019, un 46,5 % menos que el anterior // El total de la autonomía fue de 30 millones en 2018
Ángela Precedo
a coruña. Central térmica de As Pontes, alimentada con carbón y gas natural. Foto: ECG

La lucha contra el cambio climático es lenta y sus resultados tardarán en evidenciarse, pero cualquier pequeño avance que se logre en la reducción de los gases de efecto invernadero supone una gran noticia para el futuro de la humanidad y la prueba de que, cada vez, los Gobiernos y las propias empresas se muestran más concienciadas con esta problemática.

Así, los últimos datos publicados por la Consellería de Medio Ambiente en su informe de 2020 sobre las emisiones de gases de efecto invernadero en Galicia, reflejan que en el año 2018 estas se redujeron en un 1,7 % con respecto al año anterior. Y, aunque en porcentaje puede parecer poco, no es nada desdeñable teniendo en cuenta que el PIB creció en ese mismo periodo un 2,8 %. Se trata, pues, de 511.600 toneladas menos que las emitidas en 2017, hasta un total de 29,81 millones.

Esta disminución sostenida pese al incremento del PIB y, por tanto, de la producción de la comunidad gallega, evidencia una progresiva descarbonización de la economía de Galicia. Hasta tal punto que es ya la tercera autonomía con mejor balance con respecto al año 1990 –tomado como referencia por Medio Ambiente en el informe–, pues solo se encuentra un 1 % por encima de las emisiones de aquel entonces. Eso sí, llegó a estar un 7,1 % por debajo en el 2010 y un 3,5 % por debajo en el 2016.

En este punto, cabe destacar también que la media española es muy superior, situándose en 15,5 % de incremento sobre las emisiones que tenía el conjunto del país en aquel año de 1990, esto es, quince puntos por encima prácticamente del registro de la comunidad gallega. Solo se encuentran en mejor lugar Castilla y León (-19,3 %) y Asturias (-15,5 %). Después de Galicia (+1 %) estarían Aragón (+2,9 %), País Vasco (+5,1 %), Castilla-La Mancha (+6 %) y Cataluña (+13,8 %).

SERIE HISTÓRICA DESDE 1990. Dentro de lo que es la serie histórica de la comunidad, esos 29,8 millones de toneladas emitidas en 2018 se tratan de 300.000 toneladas más, sin embargo, que en el año 1990. No es un mal registro, pero es mejorable. De hecho, hubo hasta seis años que lo mejoraron: 2016, con 28,5 millones de tonelas (un millón menos que en 1990); 2014, con 28,4 millones (1,1 millones menos); 2013, con 28,6 millones (900.000 toneladas menos); 2010, con 27,4 millones (2,1 millones menos); y 2011, con 28,9 (600.000 toneladas menos). Así, también es importante resaltar que aunque sí que se produjo una mejora sobre el año 2017, no así sobre el 2016, cuando se emitieron 28,5 millones de toneladas, es decir, 1,3 millones menos.

GRAN MEJORA Y CONCIENCIACIÓN EMPRESARIAL. Ahora bien, para comprender mejor el por qué de esta reducción, es importante tener en cuenta el papel de las industrias gallegas a las que se han concedido derechos de emisión de gases durante los últimos años. Se trata de un total de 47 (11.000 en toda Europa). Entre todas consiguieron reducir sus emisiones de CO2 en 7,2 millones de toneladas en el 2019 con respecto al 2018, quedándose en un total de 8,3 millones (cifra más baja que se recuerda en, por lo menos, los últimos quince años), lo que supuso una significativa bajada del 46,5 %, casi la mitad.

Para entender la importancia de este logro, es necesario comprender qué son estas industrias y en qué se diferencian de las demás. Se trata de empresas a las que desde el Gobierno y la UE se les ha concedido un límite de emisiones de CO2 que pueden verter a la atmósfera cada año de manera gratuita –por su carácter de empresas esenciales, muchas de ellas centradas en el sector de la electricidad, transportes y aluminio–.

A final del año, todas deben presentar un informe sobre sus emisiones de gases de efecto invernadero, verificado por una entidad independiente acreditada. En el caso de que a final de año el número de emisiones supere la cantidad asignada de forma gratuita, la empresa tendrá que adquirir derechos de emisiones en el mercado para cubrir el déficit, es decir, pagar por la diferencia.

Ahora bien, en el caso de que no llegue al máximo que se le permitió, incluso podrá verse beneficiada económicamente por la venta del superávit de los derechos obtenidos a otras empresas que superaron sus concesiones. De este modo, se ven, en cierta medida, recompensadas.

Y, en 2019, las 47 instalaciones gallegas declararon haber emitido un total de 8,3 millones de toneladas de CO2 equivalente, lo que representa ese 46,5 % menos de emisiones respecto al año 2018.