Argendar, del restaurante de Tandoori Mahal de Vigo, expone su teoría // Colas de horas en los crematorios TEXTO S. Barba

“Al principio tenían miedo al virus, ahora la gente se olvidó”

Pandemia
Salomé Barba
pandemia. Varias personas esperan al lado de los cadáveres de sus familiares, fallecidos de COVID-19, a su turno para incinerar el cuerpo en un crematorio de Prayagraj, en India. Foto: autorfo Efe

Hace 20 años que no va a India, su lugar de nacimiento y de toda su familia, pero no por ello desconoce la situación actual en relación a la pandemia de coronavirus. Argendar, natural de Nueva Dheli, trabaja en la cocina del restaurante Tandoori Mahal, en la ciudad de Vigo, y entre comanda y comanda nos atiende para explicar cómo está viviendo él la explosión de contagios de coronavirus en India y cuál es su teoría del por qué el país está así.

Las imágenes que llegan desde el país sobrecogen, incineraciones colectivas masivas en las calles de muchas ciudades, humo cegando a los viandantes, enfermos sin oxígeno ahogándose en plena acera... Y los datos no dejan indiferente a nadie. Desde Vigo Argendar explica que no tiene a nadie cercano en esto smomentos en India. Él lleva 20 años fuera, primero salió para estudiar y ya no volvió. Trabaja actualmente en Vigo. Sus hermanos, unos residen en Reino Unido y otros en Nueva York. Y sus padres, que intercalan temporadas en India con otras en Nueva York, actualmente se encuentran en Estados Unidos. Sin emebargo, explica que aunque no se tenga que preocupar por su familia, sí lo hace por sus compatriotas, porque las noticias no parecen buenas.

El país pasó una relativa tranquila primera ola de la pandemia, explica María Bodelón, fundadora y directora de la OMG coruñesa Semilla para el Cambio, que trabaja en India –centrando su foco de actuación en la ciudad de Varanasi y, en concreto, en el barrio de Dashashwamedh y los slums de Sigra, con las comunidades de recogedores de basura–. María pasó el principio del coronavirus allí, y le tocó confinarse como al resto. “ Yo veía las noticias de España e Italia y estaba muy preocupada”, explica, porque pensó que si allí no tomaban nota, “iba a ser una catástrofe”. Pero las autoridades actuaron y pronto, “creo que sobre el 22 de marzo, nos confinaron”. LO que contribuyó a que la primera ola fuera leve, unido a una “desescalada muy lenta, porque creo que estuvimos como 6 meses”, asegura.

Sin embargo, ahora, “creo que se confiaron, pensaron que como aquí hay muchas enfermedades tenían un sistema inmunitario fuerte” y a ello se sumó el festival Holi – la celebración que consiste esencialmente en lanzarse polvos de colores brillantes y agua coloreada unos a otros, como símbolo de felicidad por la llegada de la primavera–, “en el que se juntaron más las familias sin limitaciones”. Las noticias que llegan de allí, la oenegé tiene a una voluntaria en el terreno, Jessica Giner, que se contagió de COVID, hablan de “horas de espera para poder incinerar a la gente”, indica María.

La teoría de Angendar va por el mismo camino de la expuesta por María. ÉL dice que “al principio, en la primera ola, la gente tenía miedo al virus, pero ahora creo que se olvidó. Antes no se juntaban y ahora estaban haciéndolo de nuevo”. Además critica al gobierno y autoridades, porque decretan la obligatoriedad del uso de mascarillas pero “mucha gente no tiene para comprarlas”, precisamente los que más peligro tienen de contagio, los más pobres, ya que conviven “hacinados muchas familias en una misma habitación”, tal y como explica Bodelón. “Estoy preocupado –asegura Argendar–, pero espero qye no sea tanto como se dice y que en quince días se recuperen”, remata.