Equipo de
INVESTIGACIÓN

La procedencia del artefacto homicida, un revólver Ruger SP101 calibre 32 magnum, sigue siendo desconocida // Es España es inusual, usado en los 80 por joyeros y farmacéuticos como defensa
Ángela Precedo
16/09/2019. Llegada de Abet al juzgado de Caldas. Foto: Óscar Corral / EFE

¿Cuánto tiempo tardó José Luis Abet Lafuente en adquirir el arma del crimen? ¿Cuál es su procedencia? ¿Cómo se hizo con ella sin disponer de permiso? Este continúa siendo el principal fleco suelto del triple crimen machista cometido en la localidad pontevedresa de Valga, cuando va a cumplirse un año del terrible asesinato. El artefacto empleado, un Ruger SP101 de calibre 32 magnum, se trata de “un revólver muy inusual en España”, según apuntan fuentes de la Axencia Galega de Seguridade Pública (Agasp), que añaden que, además, resulta de difícil recarga para una persona inexperta, que podría tardar alrededor de un minuto.

“Durante los años 80 se importaron a nuestro país algunas armas de este estilo para personas que tenían la necesidad de defenderse, como joyeros o farmacéuticos que, en una época donde la droga acentuaba la delincuencia, necesitaban proteger sus tiendas, con el permiso armamentístico pertinente, pero hoy en día esas licencias ya se han ido retirando”, apuntan desde la Agasp. Asimismo, indican que “los revólveres de ese calibre que se encuentran por aquí no suelen ser de la marca Ruger, sino Colt o similar”.

El cómo el asesino consiguió hacerse con ella continúa siendo un misterio. Y es que, pese a que Abet colaboró para decir a la policía que la había tirado al Tambre, en cuánto a la procedencia del artefacto manifestó que “nunca diré dónde la compré”. Los análisis realizados con posterioridad al hallazgo de la Ruger desvelan que era nueva y poco usada.

Esto indica que era de reciente adquisición, al menos por parte del vendedor que se la facilitó al asesino. Entonces, ¿con cuánta premeditación pudo haber preparado el crimen? A ciencia exacta es imposible determinarlo, pero el equipo de investigación de este diario ha averiguado que este modelo dejó de fabricarse durante un tiempo hasta que volvió a lanzarse al mercado en 2017. El asesinato fue perpetrado en 2019, y el divorcio del matrimonio Abet-Boquete se produjo dos años antes.

En cuanto al alcance del revólver, la Agasp apunta que un disparo puede llegar a una distancia de entre los 15 y los 20 metros. El criminal de Valga lo hizo a quemarropa.

ARMA defensiva PARA FAVORECER LA OCULTACIÓN. Este artefacto tiene pequeño tamaño, 2 pulgadas, ya que “la idea de este tipo de armas es favorecer la ocultación del individuo”, explican las fuentes policiales, que puntualizan que tratan de “pasar desapercibidas”. En concreto, de forma simplificada, los revólveres son “armas similares a las de los vaqueros”, indican desde la Agasp. Y, este modelo, dispone de un tambor con capacidad para seis cartuchos, de manera que, cada vez que se acciona el disparador, se percute uno de ellos. “Técnicamente, está considerada de repetición”, es decir, usada para realizar varios disparos simultáneos”.

RECARGA LENTA. Tal y como confesó el propio José Luis Abet, realizó un total de 15 disparos contra sus tres víctimas, ocho de ellos efectivos. Esto indica que, si el tambor tiene capacidad para seis balas, tuvo que recargar al menos dos veces más. ¿Qué importancia tiene este hecho? Pues desde la Agasp explican que “la recarga de un revólver es relativamente complicada”. “La de una pistola de serie automática solo implica quitarle el cargador y ponerle otro, pero este revólver, para manipularlo, requiere de una acción de tipo fino, con delicadeza”, indican.

¿Cómo pudo el asesino, en un momento de semejante tensión, realizar una acción tan rápida? La respuesta es: no pudo. “Es difícil hacer la recarga de un artefacto de estas características en un momento de tal tensión”, indican fuentes policiales. De hecho, pese a que este tipo de armas eran empleadas por la Policía en labores defensivas, su lentitud al tener que volver a colocar las balas fue motivo para dejar de usarlas y sustituirlas por las pistolas.

En esa acción “hay que pulsar un botón, abrir el tambor, accionar una varilla para que salgan las vainas vacías y meter en huecos de 7,62 mm los cartuchos de 7,65. En realizar todo este proceso, “una persona experta tardaría unos 15 o 20 segundos, pero una inexperta y en una situación de tensión, podría llegar a tardar más de un minuto”.