“El final de la pandemia está cerca, pero es fundamental no precipitarse”

Coronavirus
Ana Martínez
Juan Gestal, reconocido epidemiólogo y profesor emérito de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidade de Santiago, durante la entrevista con la agencia Efe Foto: Xoán Rey

Nuestro sistema nacional de salud necesita un libro blanco, muchas reformas y, fundamentalmente, dotaciones”. Es lo que cree el reconocido epidemiólogo Juan Gestal, convencido del desenlace próximo de una pandemia, de la que según este profesor emérito de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad de Santiago (USC), hay que extraer “muchas lecciones”.

“No creo que un rebrote sea inevitable”, considera en una entrevista con Efe, y añade que incluso piensa, como también, –apunta–, está comenzando a decir la Organización Mundial de la Salud (OMS), “que podría no volver” a producirse uno. No ya en el verano, cuando quizá se den pequeños agrupamientos de casos por saltarse las normas; tampoco en otoño-invierno, si es que se consigue eliminar por completo la circulación del virus.

“Su hermano del SARS no volvió a circular desde junio de 2003”, recuerda, y asume que el SARS-CoV-2 es más difícil de atajar por su elevada contagiosidad en el período subclínico pero, pese a ello, dice, se están controlando las últimas cadenas de transmisión y “en dos o tres semanas dejarán de aparecer casos nuevos; tan solo veremos un goteo de los últimos casos”.

Es por ello que piensa Gestal que el presente es un momento trascendental para el control de la crisis sanitaria y por eso pide a la ciudadanía que no relaje y que mantenga la distancia de seguridad, utilice la mascarilla y lave con frecuencia las manos.

¿Estamos muy cerca del final?

Sí. Y es fundamental no precipitarnos. Debemos tener un poco de paciencia y venceremos a esta enfermedad. Volveremos a la normalidad mucho antes de lo que pensábamos.

El virus provoca cuadros neumónicos graves. Las cuarentenas sonaban a un pasado muy lejano. ¿Era necesaria en su opinión una medida tan drástica?

Esa reflexión fue la primera que se nos vino a la cabeza cuando vimos que las implantaba China, esas cuarentenas. Nos parecía muy exagerado, pero, cuando nos afectó a nosotros, no quedó más remedio que implantarlas también aquí. El confinamiento de toda la población no esencial era la única medida posible para frenar los contagios, aplanar el crecimiento exponencial de casos e impedir que se colapsase el Sistema Nacional de Salud (SNS). Era lo que había que hacer.

Si se hubiesen adoptado medidas preventivas antes, ¿los resultados habrían sido muy diferentes?

Muchos menos casos y sobre todo muchas menos defunciones. No digo ya adoptarlas cuando estábamos viendo el problema en China, que hubiera sido lo lógico, al menos en cuanto a dotar de los EPI y respiradores a nuestro SNS; sino, al menos, cuando ya estaba ahí a nuestras puertas, en Italia, y hacerlo evitando las concentraciones de personas y los viajes a zonas afectadas, y cerrando Madrid para evitar su difusión por toda España. Pero nada de eso se hizo y pasó lo que pasó.

Ahora es muy importante mantener la vigilancia epidemiológica de la covid-19 muy activa. ¿Cierto?

Sí. Con un diagnóstico y aislamiento lo más precoz posible de todos los casos de infecciones respiratorias agudas, por leves que sean; y la búsqueda exhaustiva de sus contactos mediante los rastreadores y el uso de una App en los móviles. También hay que buscar a los asintomáticos mediante la realización masiva y periódica de test RT-PCR en los colectivos más susceptibles como el personal sanitario, sociosanitario... extendiendo la búsqueda al máximo de población posible. Estas medidas son fundamentales para eliminar la circulación del virus, que, por otra parte, parece que ha perdido virulencia.

¿Corresponde ahora, más que nunca, a la atención primaria localizar el mayor número posible de fuentes de infección?

Sí, la Atención Primaria, que hay que dotar bien, es clave para el diagnóstico y aislamiento precoz de los casos sospechosos y la puesta en marcha de la búsqueda exhaustiva de sus contactos por los rastreadores. También es muy necesario desarrollar la Salud Pública, la cenicienta del Sistema Nacional de Salud (SNS). Tan solo se ha desarrollado a nivel central, en las direcciones generales de salud pública. A nivel periférico prácticamente no existe.

Las Direcciones Provinciales de Sanidad, antiguas Jefaturas Provinciales de Sanidad, a las que simplemente se les ha ido cambiando el nombre a lo largo de los años, son estructuras arcaicas, burocráticas, alejadas de la realidad. Hay que integrar la salud pública en las áreas de salud, desarrollando y dotando los actuales servicios de Medicina Preventiva como auténticos servicios de salud pública de las áreas de salud, dependiendo orgánicamente de la gerencia del área y funcionalmente de la Dirección General de Salud Pública.

¿Qué lecciones diría que hemos aprendido de la pandemia y, a su juicio, ha supuesto un antes y un después, digamos, para la medicina clásica?

Han sido muchas las lecciones: que contamos con unos profesionales sanitarios de primera, pero nuestro Sistema Nacional de Salud necesita un libro blanco, muchas reformas y fundamentalmente dotaciones. Habrá que repensar si tiene sentido mantener la actual parcelación de la atención médica. Ha quedado claro el excesivo uso, indebido, de las consultas médicas y de las urgencias.

Se ha visto que hay mucho campo para la telemedicina, que puede liberar mucho tiempo médico para mejorar la atención de los pacientes y para su formación.

Y los criterios para organizar el trabajo médico no deben ser los mismos que los de una fábrica de coches, pues los pacientes no son iguales y además son personas. Como país, creo que ha quedado clara, por último, la necesidad de ser autosuficientes en cuestiones esenciales como la salud (EPI, respiradores, medicamentos esenciales, vacunas...) y también en otras muchas que habrá que ir pensando con calma.