RONIN O EL SAMURAI DE UNIDAS PODEMOS

El silencio de un hombre

Ni Pablo Iglesias ni Yolanda Díaz se pronunciaron ayer sobre la debacle de Galicia en Común // Esquerda Unida ya marca territorio respecto a los morados // Ruedan cabezas
12-X
Patricia Hermida
en busca de autocrítica. Pablo Iglesias, ayer, en la sesión de control del Senado. Foto: Fernando Villar / EFE

En julio de 2015, la emergente izquierda rupturista nadaba en su particular verano del amor. Las Mareas acababan de tomar el mando en las tres ciudades de la provincia de A Coruña. Y Pablo Iglesias vivía en Ferrol su propio final de Evasión o Victoria. Como si se tratase de un Rolling Stone (o como Stallone en la futbolera película), era casi llevado en volandas desde la plaza de Armas hasta la de Amboage para dar un mitin. Y allí gritaba: “¡Es tiempo de gladiadores, de valientes que no tienen miedo y no se ponen de rodillas!”. Cinco años después, como Le Samouraï de Jean Pierre-Melville, el todopoderoso dirigente de Unidas Podemos guarda silencio. En la debacle de Galicia en Común, ya ruedan voluntariamente cabezas. Y en las múltiples facciones que ayudaron a crear esta candidatura autonómica crece el malestar.

Ni Iglesias ni Yolanda Díaz hablaron ayer sobre los cero escaños conseguidos en nuestra comunidad, pese a que tuvieron sesión de control en el Senado. Pero Rubén Pérez Correa, secretario de Organización de EU, dejaba esta indirecta en Twitter: “Xa lles gustaría parecerse a Izquierda Unida”. Y añadía: “Non fabricarán un mando que poña en modo mute a Monedero por anos?”. Y desde Anova, Antón Sánchez hablaba del “fracaso de GeC, é evidente que no noso campo primaron demasiado os erros.. o que nos foi alonxando da xente que tanto nos apoiou no pasado”. En IU hay un gran enfado ante la dilapidación de resultados en tan poco tiempo. Y su Comisión Colegiada Federal lamentaba “las divisiones internas en Unidas Podemos que han influido en la severa derrota ”. A IU pertenece Yolanda Díaz, unida a Iglesias por una gran amistad. Pero la formación liderada por Alberto Garzón apuesta por “cambios, necesitamos fortaleza organizativa, implantación territorial y vínculos sociales”.

Esos tres pecados podría haber cometido la formación Galicia en Común Podemos Esquerda Unida Anova Mareas. La organización quiso centralizarse desde Madrid, con un candidato afín a Díaz-Iglesias y cuando las bases de las Mareas ya estaban enfrentadas. Tras la catástrofe, el único que de momento ha dado un paso al frente ha sido Martiño Noriega. Y lo ha hecho para dejar la política, con una frase que merece analizarse: “Compostela Aberta é o espazo político máis amable no que teño participado, alonxado de moitas toxicidades e pensando sempre na xente”.

Mientras tanto, a más de 600 kilómetros de distancia, Pablo Iglesias todavía se pregunta qué pudo haber salido mal en Galicia.