Las residencias gallegas se quedan sin usuarios contagiados de COVID

Es la primera vez que sucede desde el verano // En Galicia, el coronavirus se ha cobrado la vida de 790 mayores relacionados con los geriátricos
Íñigo Caínzos
VIGILANCIA EN EL ÁREA DE VIGO. Varias personas recorren una transitada calle en Baiona. La evolución del área sanitaria de Vigo está bajo vigilancia de las autoridades sanitarias. (Foto: Europa Press)

Las residencias gallegas empiezan las vacaciones de Semana Santa con una noticia inmejorable: ni uno de los más de 22.300 mayores usuarios de los centros geriátricos está contagiado de coronavirus. Una circunstancia que no se daba desde el pasado verano.

La guerra contra el COVID está siendo larga y muy cruda, especialmente para los mayores. En Galicia, más del 44 % de las personas que han perdido la vida tenían entre 80 y 89 años, y un 26,6 % de los fallecidos tenían entre 90 y 99.

El sufrimiento ha sido especialmente notorio en las residencias. Hasta la fecha han muerto 790 usuarios de los centros de mayores: 355 de ellos murieron en la propia residencia, mientras que los 435 restantes fallecieron en hospitales y residencias integradas.

Las buenas noticias suponen una inyección anímica. Y las de este Jueves Santo son celebradas en la Comunidad. Por primera vez desde el 7 de agosto, según la información aportada por la Consellería de Política Social, no hay un solo usuario de residencias de mayores que haya dado positivo por coronavirus. Tampoco los hay en los centros de discapacidad. Solo hay dos trabadores infectados. Uno de ellos, de la residencia de Oleiros. El otro, de Coviastec en Silleda.

El 27 de diciembre supuso un punto de inflexión. La primera luz al final del túnel, cuando Nieves Cabo fue la primera persona vacunada. Desde entonces, casi 21.500 personas relacionadas con los geriátricos han recibido la dosis, un 96,4%. Los efectos son evidentes. La curva de contagios cayó en picado, los síntomas de las personas que se siguen infectando son más leves, y la mortalidad se redujo de forma drástica.

El 24 de enero se alcanzó el techo de mayores infectados en la tercera ola, en pleno proceso de inoculación de la primera y segunda dosis. En el balance de ese día figuraban 466 mayores contagiados.

En la administración autonómica, la alegría es evidente. Una sensación de alivio haber conseguido llegar a los cero casos. Así lo asegura Antón Acevedo, director xeral de Atención Integral Sociosanitaria: “Estamos muy contentos, sobre todo por l os usuarios, las familias y los trabajadores, porque ha sido un año muy duro. La verdad es que es un momento de alegría”.

Acevedo se queda con que “la tendencia ha sido muy positiva” desde que comenzó el proceso de vacunación. El responsable de Atención Integral Sociosanitaria resalta el dato del descenso de la mortalidad, y del peso relativo en el total de defunciones de la comunidad, que ha bajado gradualmente desde que se comenzó a inocular a los mayores.

No en vano, ve a las residencias como un “espejo de lo que va a pasar en la sociedad” cuando se consigue vacunar a la mayo parte de la población. Y es que Antón Acevedo se muestra tajante: “Las vacunas funcionan, son muy efectivas. La mortalidad ha bajado muchísimo. Es el mejor instrumento que tenemos desde que comenzó la pandemia en marzo del año pasado”. Para llegar a este punto, remarca que fue necesario un trabajo “sin descanso”. Hubo que remar desde que estalló la pandemia y el virus comenzó a cebarse con los centros de mayores.

No había protocolos, no se disponía de materiales ni de infraestructuras y se desconocía la magnitud del virus. “Se han ido estableciendo sistemas de protocolos, planes de contingencia y una campaña de vacunación que ha sido ejemplar”, recuerda. De hecho, destaca que Galicia es una de las comunidades “con un mayor porcentaje de vacunación” de España, y una de las más rápidas en conseguirlo.

SEGUIRÁ HABIENDO BROTES. Aunque “el trabajo ha sido muy bueno”, no hay espacio para la relajación. “Seguimos trabajando”. El virus no se ha ido y aunque la práctica totalidad de los usuarios están vacunados, sigue buscando resquicios por los que colarse en los centros de mayores.

Las residencias de Xinzo y de Silleda son dos claros ejemplos. Los geriátricos en los que se produjeron los brotes más serios pese a la vacunación de sus usuarios y trabajadores. En el centro de Coviastec de Silleda, prácticamente 50 mayores dieron positivo.

Sin embargo, el control del brote y la mejoría de los infectados fue muy rápida. Este jueves se informaba de que los últimos once mayores contagiados habían superar el virus. Solo queda un trabajador por recuperarse.

Sobre estos brotes, Acevedo destacó que se ha podido comprobar que “las vacunas son muy potentes”, especialmente “a la hora de disminuir los casos graves”. De todos modos, “no pueden evitar la infección”. Por eso, el responsable de Atención Integral Sociosanitaria aboga por “seguir manteniendo los protocolos de control”.

Los brotes provocan incertidumbre, y riesgo de que vuelva a haber fallecidos. El de Silleda le costó la vida a dos personas. “No nos podemos relajar”, advierte Acevedo, aunque “lo cierto es que la mortalidad antes estaba en el 20 o 30% cuando había un brote, y ahora es menor, y los cuadros de síntomas ahora no son tan graves”. De todos modos, lo tiene claro: “Vamos a seguir teniendo casos y sustos”.

ESPEJO DE ESPERANZA. El proceso de vacunación en las residencias ha permitido a las autoridades trazar una desescalada en los geriátricos, que “han estado prácticamente aislados” durante este año.

Por eso, poco a poco se han ido reestableciendo las visitas de los familiares y las salidas de los usuarios. “La idea es ir recuperando la normalidad paulatinamente. No podemos pasar de cero a cien, así que seguiremos dando pasos en este sentido”, comentó. El planteamiento a la hora de trazar las normas “es distinto” ahora que el 96% de los usuarios está inmunizado.

Para Acevedo, los centros geriátricos son una suerte de “espejo” en el que debería mirarse el conjunto de la sociedad. Por un lado, por la capacidad de resistencia pese al aislamiento y las estrictas condiciones con las que tuvieron que lidiar sus usuarios. “Si la sociedad habla de fatiga pandémica, imaginemos la de ellos”, reflexionó.

Acevedo recordó una llamada recibida esta semana, por una persona cercana a una residencia, que celebraba que “había vuelto la vida y la alegría”. “Es la mayor alegría que podemos recibir”, aseveró el director xeral: “Para nosotros son un foco de esperanza en el que mirarnos”.

Las autoridades seguirán trabajando para evitar que la pesadilla de se repita. Pero el Jueves Santo trajo la noticia más esperada: las residencias gallegas no tienen a ningún usuario contagiado de coronavirus.