Buscan ya los comuneros un canal de distribución para los primeros 600 lotes // Venden resina de los pinos a una firma de Segovia // Están creando una granja-escuela TEXTO Suso Souto

Comienza la venta de chorizos de potros de los montes de Baroña

Suso Souto
CURRO. Una manada de potros y caballos entrando en el curro de la comunidad de montes de San Pedro de Baroña, en O Son. Foto: C.M.B.

La comunidad de montes de San Pedro de Baroña (Porto do Son) es un buen ejemplo de cómo rentabilizar y diversificar la explotación de los recursos forestales. Los 184 comuneros de la entidad gestionan una superficie de 877 hectáreas en la que pastan 120 caballos (muchos de ellos de Pura Raza Galega) y 70 cabras, y en la que existen una treintena de colmenas. Venden la resina que producen, dedican la miel al autoconsumo, venden la madera que talan, han regulado un coto micológico y, ahora, están ultimando la cadena de distribución de su próxima actividad: la comercialización de chorizos de carne de los potros que pastan en sus montes.

Se trata de una primera remesa, para abrir el mercado, tras constatar la calidad del producto, pues los comuneros fueron los primeros en probar los chorizos el año pasado.

Inicialmente van a salir a la venta en el ámbito autonómico 600 lotes de 250 gramos en envases al vacío. Cuentan ya con el preceptivo registro sanitario y el etiquetado.

En cuanto a las colmenas, “están dispersas e non as temos para comercializar o mel, senón porque as abellas son moi necesarias para a polinización nos montes”, señala Ovidio Queiruga, presidente de la comunidad de Baroña.

Tampoco destinan a la venta, aunque podrían hacerlo, las setas que nacen en sus dominios. Sin embargo, han creado un coto micológico, que cuenta con el correspondiente registro en la Xunta, para regular su recolección, de tal modo que, quienes quieran hacerlo, deberán tener un carné que les autorice a ello y por el que pagarán 10 euros al año.

Con todo, sí contemplan a medio plazo la producción controlada y la comercialización de las setas.

La comunidad da trabajo a diez personas, que realizan desbroces, podas, talas, plantaciones, extracción de resina... En virtud de esta última actividad producen anualmente unas 50 toneladas, que venden a la empresa Resinas Naturales de Segovia. El año pasado se la pagaban a 1,07 euros el kilo, pero este año bajó el precio a 95 céntimos.

La resina es utilizada luego para la elaboración de productos tan diversos como cosméticos, pinturas, barnices e incluso componentes electrónicos o alimentación.

Por otra parte, en la caseta del antiguo guarda forestal se está habilitando un Centro de Interpretación de Usos e Xestión do Monte.

La segunda fase consistirá en crear allí un Aula da Natureza para actividades educativas. Y, la tercera, en abrir una granja-escuela en la que los escolares puedan conocer cómo es el cuidado de los animales.