Abarrote en el albergue Xoán XXIII, que bate récords en la entrega de alimentos

Con el frío de los últimos días se llenaron las camas del alojamiento social // Personas mayores sin pensión y jóvenes sin trabajo, el perfil de los usuarios // Necesitan comida y productos de higiene
Arturo Reboyras
La conselleira de Política Social, Fabiola García, de frente, durante una visita al albergue Xoán XXIII. Foto: Conchi Paz/ Xunta

No solo la Cocina Económica ha notado los efectos de la inflación y la crisis económica y social que se ha desencadenado. Los problemas también han llegado al albergue Xoán XXIII de Santiago. Lleva días abarrotado, al cien por cien de ocupación. La llegada del frío es el principal motivo, explica a EL CORREO GALLEGO Susana Cueto, trabajadora social del establecimiento. La técnico indica que en las últimas semanas se ha registrado un aumento notable de la demanda. Sobre el perfil, indica que la mayoría de los usuarios “son personas mayores sin pensiones o con pequeñas retribuciones; y también personas más jóvenes que no tienen recursos”, detalla.

El albergue que gestiona la Orden de los Frailes Menores (OFM), que suma 25 plazas en el convento de San Francisco, ha percibido un aumento de la demanda últimamente, que relaciona directamente con la inflación y con las crisis económica y social en la que ha derivado. “Notamos que ahora pide ayuda gente que nunca pensó que lo tendría que hacer”, indica Susana, al tiempo que añade que en Xoán XXIII también han batido récords en la entrega de paquetes de alimentos. “En lo que va de año hemos entregado más de 2.500 paquetes, la cifra más alta que se recuerda”, detalla la trabajadora.

En este contexto, el establecimiento caritativo ha puesto en marcha una campaña para conseguir productos que necesita para poder llevar a cabo su acción social. “En lo que se refiere a alimentación, necesitamos sobre todo aceite, arroz, pasta, conservas de pescado, legumbres y verduras o platos precocinados de los que solo precisan de un golpe de microondas” , explica.

También están escasos de productos de limpieza e higiene personal. La trabajadora social señala que agradecen las donaciones de champú, gel, cuchillas de afeitar, detergente para ropa, lejía, friegasuelos, lavavajillas y papel higiénico.

Susana Cueto insiste en que el perfil de usuario ha cambio notablemente en los últimos meses. “Notamos ya un cambio hace un año, después de la pandemia, pero en los últimos meses, con la recesión, se ha percibido un cambio de perfil: vienen personas que se han visto con necesidades que nunca pensaron que podrían tener”, remarca, una realidad que también se refleja en la Cocina Económica de Santiago.

Los efectos de la guerra de Ucrania se han manifestado ya a nivel macro, pero también micro. Y es que ningún ciudadano es ajeno al encarecimiento de todos los productos. La cesta de la compra se ha disparado, al igual que las facturas de la luz, el gas o el combustible para los vehículos.

Ha subido todo. Ese es el comentario que hoy en día se oye con más frecuencia en las calles o tertulias de café. Y todo apunta a que la situación va a ir a peor a medida que avance el invierno. En la Cocina Económica ya son muy conscientes de ello. Y es que desde el pasado mes de septiembre se ha disparado el número de usuarios diarios, una evidencia de que la situación económica ha empeorado notablemente en nuestro entorno. Así lo confirmaba hace unas semanas a este periódico sor Alicia, responsable de la entidad solidaria con sede en la praza do Irmán Gómez.

La religiosa detallaba que hasta finales de agosto la cifra de usuarios diarios en la Cocina Económica se venía manteniendo en 150; pero con el final del verano los números registraron una tendencia al alza. En septiembre los asistentes aumentaron considerablemente y a finales de octubre el numero de comensales llegó a 207 diarios, es decir, un 25 % más. Sor Alicia tiene claro que en este incremento tiene mucho que ver la difícil situación económica que ya están viviendo muchas familias a consecuencia de la crisis global. Al respecto, explica que en la cocina solidaria de Santiago, que está gestionada por las Hijas de la Caridad, han percibido sobre todo un aumento de personas extranjeras. “Muchos han perdido su trabajo en las últimas semanas y se han visto con una necesidad que nunca pensaron que tendrían”, relata la religiosa, a la vez que añade que cada vez es más habitual encontrarse con familias de clase media que han sufrido un traspiés en los últimos tiempos. “Ya no solo hay usuarios sin hogar, sino que se ve a mucha gente que hasta ahora no tenía problemas para poder pagar la comida”, añade sor Alicia.

Por otro lado, la responsable de la Cocina Económica explica que, si bien es consciente de la escalada de precios en los alimentos, “por el momento no tenemos escasez de ninguno”. No obstante, en la entidad solidaria tampoco son ajenos a la subida del precio de productos tan esenciales para cocinar como el aceite, por ejemplo.

Lo cierto es que la situación empieza a ser crítica para muchas familias. El inicio del curso escolar ha sido un bache que muchas difícilmente pudieron superar. A ello se ha sumado la subida de precios general. Los productos que componen la cesta de la compra del supermercado para un hogar (alimentación, productos de higiene y droguería) han incrementado su precio un 15,2 % de media de mayo de 2021 al mismo mes de 2022, la mayor subida de precios desde al menos 34 años, cuando se pusieron en marcha los estudios de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU).