Baja la presencia de personas sin hogar en la calle hasta menos de una decena

Muchas de ellas se resguardan en la dársena de Xoán XXIII , y reciben la ayuda de Cruz Roja// Llegaron a ser veinte al comienzo de la pandemia, reubicada gran parte en pisos municipales
ECG Redacción
Mantas, bolsas o botellas son algunos de los elementos

Sacos de dormir, tiendas de campaña, alguna manta, bolsas y hasta un carrito para un bebé. Ese es el panorama que se puede ver habitualmente en la dársena de Xoán XXIII, uno de los lugares utilizados por las personas sin recurso alguno para poder cobijarse. Actualmente, según los datos del miércoles pasado, el día en el que se realizan los recuentos ya que acude una técnica municipal junto con el personal de Cruz Roja, hay siete personas sin techo en la capital gallega: seis de ellas son de Compostela, y habituales, y la séptima procede de otro lugar. Cualquier cifra es elevada cuando se habla de esta temática, pero los datos son mucho mejores que los de meses atrás, con una reducción de personas que viven en la calle superior al cincuenta por ciento.

“Ha descendido mucho porque hubo hasta veinte personas, mucha gente para una ciudad como Santiago. La mayoría se sacaron de la calle durante el confinamiento, y se llevaron al Seminario Menor de Belvís”, explica la concelleira de Políticas Sociales, Mila Castro. Aprovechando esta circunstancia, una gran parte de esa veintena fue posteriormente redistribuida en pisos municipales o reinsertada de alguna otra manera. Todo esto se gestiona a través de Cruz Roja bajo el amparo del programa municipal dedicado a personas sin hogar, y también con el Servicio Municipal de Urxencias Sociais (Semus), puesto en marcha este mismo año para cubrir cualquier situación que se produzca fuera del horario de atención al público de los Servicios Sociales.

El proceso para sacar de la calle a estas personas no solo es largo, sino que no existe un patrón común ya que cada caso requiere de un tipo de intervención. Tal y como especifica la responsable de Cruz Roja en Santiago, Rocío Ovalle, no hay una generalidad y se aprovechan esas visitas semanales para tratar cada caso. “Depende de su situación anímica, de sus necesidades... Se necesita empezar a trabajar por cosas muy básicas como el papeleo administrativo relacionado con la salud. Son personas muy alejadas del empleo, con muchos factores de vulnerabilidad”, explica. Por ello, uno de los primeros trámites es arreglar papeleo para poder solicitar una prestación básica, a la que muchos tienen derecho. “Con otras se puede trabajar para conseguir un empleo, según sus características y posibilidades. Muchas veces se comienza por impartir talleres prelaborales donde se trabajan temas de autoestima, recuperación de hábitos como la puntualidad, hábitos de higiene... Son aspectos mucho más básicos que tener un CV, se trata de que retomen poco a poco una situación de mínima normalidad”, añade Ovalle. A la vez se pone en marcha toda la red de apoyo que forman las diferentes entidades y servicios de la ciudad, como los albergues, Vieiro de Cáritas, la asociación Feafes... Entre todas se estudia el servicio que se necesita y los recursos disponibles. También existen programas de inserción de empleo como los de la Asociación de Empresas de Inserción de Galicia (AEIGA).

“El trabajo es lento, pero es constante y continuo. Las personas habituales están muy controladas. Y después es satisfactorio lo agradecidas que están, cuando te dicen que han normalizado su vida”, indica la concelleira Mila Castro, quien incide en que siempre hay que trabajar con la voluntariedad de esas personas sin recursos, sin forzarlas. “Trabajamos todo el año, es nuestra prioridad, da igual que sea invierno o verano. No es llegar el primer día y solucionar”, concluye. Asimismo indica que las cifras de personas sin recursos son susceptibles de fluctuar cada semana, aunque se mantiene la tendencia a la baja.