Ceses y escisión en una asociación de Hostelería en concurso de acreedores

Una deuda que podría desbordarse por dos subvenciones supuestamente fraudulentas ha llevado a la entidad a la inestabilidad financiera y jurídica // Asume el gerente las competencias de la directiva
Hostelería
Arturo Reboyras
Una de las subvenciones reclamadas por la Diputación estaba destinada a adquirir cocinas para la sede de la entidad

Su delicada situación financiera (y también las diferencias políticas que se han intensificado a raíz de la crisis del COVID-19 entre muchos de sus miembros) ha llevado a la Asociación Hostelería Compostela a solicitar un concurso voluntario de acreedores para “poner en orden las cuentas y regularizar el complejo estado jurídico de la entidad”, salpicada desde hace años por supuestos casos de fraude relacionados con la recepción de dos subvenciones de la Diputación provincial de A Coruña.

En este contexto, la asamblea general de la Asociación Hostelería Compostela decidió este martes cesar a su junta directiva, que se encontraba en funciones desde hace meses, y delegar todas sus funciones en el gerente de la entidad, el abogado compostelano Ramón García Seara.

En conversaciones con este periódico, el nuevo máximo responsable del colectivo explicaba que esta decisión se aprobó por unanimidad para “no generar responsabilidades legales” a los miembros del equipo directivos en un contexto “muy complejo” para la asociación. Señala que la entidad se ha visto obligada a incluir en su pasivo la cantidad de 240.000 euros de una subvención que percibió en 2010 de la Diputación de A Coruña para la adquisición de unas cocinas para su sede, según su gerente, una ayuda por la que la organización acabó denunciada en el juzgado, acusada de haberla justificado con facturas falsas. Finalmente fueron imputados varios exdirectivos y también un antiguo gerente.

A esto se sumaría el problema de otra subvención provincial de 100.000 euros, que se remontaría a 2014, explica García Seara, destinada a la financiación de una campaña de promoción del Camino Inglés, que también fue reclamada por la Diputación por supuestas irregularidades, y cuya causa penal sigue abierta. Esta todavía no estarían obligados a contabilizarla en el pasivo.

Todo esto ha complicado en los últimos años la situación financiera de Hostelería hasta el extremo de solicitar el concurso de acreedores, trámite que formalizó hace dos semanas. “No es un proceso para la disolución de la empresa, sino para sanearla y estabilizar la situación jurídica”, sostiene Ramón García Seara, antes de apuntar que, de no ser por estas causas que llegaron a los tribunales, “la deuda real de la asociación es asumible: ahora mismo supera los 50.000 euros, como consecuencia de los problemas que surgieron con la crisis provocada por el COVID-19 ”.

Además, apunta que se redujo “un cincuenta por ciento el personal”, si bien admitió que los salarios que perciben los trabajadores contratados son muy altos, puesto que se trata de plazas creadas “hace más de veinte años y que cuentan con trienios y sexenios” que hacen subir la cuantía de la nómina.

Con esto, detalla el gerente, que actualmente trabajan en la asociación tres personas a jornada completa; una a media jornada; y otras tres con un contrato mercantil, también conocido como de prestación de servicios.

DIFERENCIAS IDEOLÓGICAS. Pero más allá de las dificultades económicas y legales, Hostelería Compostela también estaría sufriendo las diferencias políticas que se han acentuado entre sus miembros en los últimos meses. Según ha podido saber este periódico de fuentes fiables, en el seno de la directiva y también entre los socios se han generado tensiones de índole ideológico que han ocasionado diferencias sobre el modelo de gestión de la entidad.

De hecho, apuntan las fuentes, uno de los sectores más radicales ya estaría pensando en la escisión y “en crear una nueva asociación paralela a Hostelería Compostela, para desvincularse de los problemas financieros y jurídicos”. Una decisión que este hostelero lamenta profundamente y que achaca a los problemas de la crisis económica. “Antes cuando no había complicaciones, la asociación mantenía una actividad que en mayor o menor medida satisfacía a todos; pero ahora los socios se encuentran con problemas serios en sus negocios, muchos están ahogados con deudas y dificultades económicas que podrían llevarles al cierre; y eso también revierte en su relación con la asociación”. A raíz de estas discrepancias, algunos podrían estar ya maquinando en una nueva entidad.