Misión imposible: subir a un bus si tienes problemas de movilidad

Algunos vehículos con rampa mecánica la tienen averiada desde hace tiempo y los manuales obligan a la persona en silla de ruedas a llevar acompañante
Autobuses Urbanos de Santiago
Brais Fernández
María José P.G. se encuentra a diario con serios problemas para acceder al autobús urbano en el Hórreo. Foto: Fernando Blanco

Mientras se trabaja para la integración total de las personas con movilidad reducida en todos los ámbitos de la vida, en Santiago se siguen produciendo problemas de este tipo en servicios básicos para la ciudadanía. Este es el caso de los autobuses urbanos, los cuales presentan deficiencias palpables en este sentido, pero no solo eso, sino que la ordenanza municipal que los rige no sigue la premisa de favorecer su autonomía.

En este sentido, un buen número de autocares con los elevadores automáticos, los que se estipulan en el Real Decreto 1544/2007 (por el que se regulan las condiciones básicas de accesibilidad y no discriminación para el acceso y utilización de los modos de transporte para personas con discapacidad), tienen averías continuas y prolongadas, quedando sin utilidad y, por lo tanto, sin posibilidad para que sean empleadas por aquellos que las precisan.

Por su parte, los que ni tan siquiera cuentan con esta herramienta tan necesaria emplean unas rampas manuales que obligan a la persona a llevar un acompañante, lo que, sin duda, va en contra de su plena autonomía. “Os usuarios que queiran acceder ao autobús en cadeiras de rodas poderán facelo pola porta central do vehículo, sempre que este estea provisto de rampla de acceso. No caso dos vehículos dotados con rampla de acceso manual será o acompañante (con libre acceso) o que deba abrila e gardala, seguindo as indicacións do conductor”, cita el reglamento local.

Esta situación la sufre María José P.G., usuaria que emplea diariamente este medio de transporte a través de la Línea 6 o 6A, desde la estación de tren hasta el barrio de San Lázaro, para acudir a su cita con el fisioterapeuta. “Tengo una independencia en mi vida diaria y no puedo contratar a una persona para que me ayude a entrar en el autobús urbano. Además, ni siquiera llevando acompañante me garantiza que lo necesite, puesto que, si el bus tiene rampa automática y no funciona, él solo no podría cargarme”, reclama la afectada. Cabe citar que en el parque de urbanos de Compostela un 90 % de los vehículos disponen de rampa, de las cuales el 45 % son automáticas, mientras que el 55 % son manuales. Por lo tanto, un porcentaje muy elevado presenta inconvenientes para personas con movilidad reducida.

Las deficiencias no se quedan en este punto, puesto que en aquellos buses en los que funcionan también existen otras dificultades, como el estado de las paradas. De este modo, apunta, la rampa necesita posarse en la acera, ya que sino queda una pendiente imposible de salvar para la potencia de la máquina. Sin embargo, ya sea por los coches mal aparcados o por el mal diseño de los estacionamientos, en algunos casos no hay forma de que el conductor pueda acercarse lo suficiente al bordillo. Todo ello provoca la indignación de esta pasajera, quien todavía no entiende cómo a día de hoy se siguen produciendo problemas de este tipo. “No puedo entender que una ordenanza esté en contrario que la ley, porque todos tenemos el mismo derecho a usar el transporte público”, demanda. Por ello, ya ha puesto en constancia del Concello su reclamación, esperando que se pueda solucionar lo antes posible.

En todo caso, tal y como se apunta desde la sede municipal, será con el nuevo pliego cuando se salven estas carencias, puesto que deberán cumplir con las especificaciones del Real Decreto.