Palo fiscal a los dueños de coches viejos y premio para los conductores ‘ecológicos’

El sistema bonifica a quienes tienen alto poder adquisitivo para cambiar de vehículo y penaliza al ‘currito’ que no puede hacerlo
Carlos Deaño
Vehículo repostando en una de las nuevas electrolineras instaladas. Foto: ECG

Ya está abierto el plazo para el pago voluntario del Impuesto de Vehículos de Tracción Mecánica, más conocido por el “de circulación”. A partir del 5 de mayo, cuando concluya, quien no lo abone o lo tenga domiciliado se puede encontrar con recargos varios sobre la cantidad original, e incluso con la vía de apremio, además de otros problemas legales por no tenerlo al día. Las tarifas se establecen en función del tipo de vehículo, y el número de caballos fiscales. Pero con la aparición de los eléctricos e híbridos las diferencias puede empezar a ser muy grandes, y darse la paradoja de que quien dispone de capital para hacerse con uno de ellos acabe pagando muchísimo menos que quien tiene que seguir estirando la vida más o menos útil de su vehículo, porque no puede hacerse con uno nuevo.

Mucho más caro le saldrá si encima este coche cuenta con muchos años de edad, pero todavía no alcanza los veinticinco que, con todas las ITV pasadas, lo convierte en un ‘histórico’ y le da derecho a no abonar el impuesto. Si además, por rentabilizar los muchos kilómetros que tiene que recorrer al día echó mano de un diésel, la cosa le puede salir todavía más cara.

Las tarifas en Santiago llevan más de una década sin incrementarse, y establecen, en lo que se refiere a los turismos, cuatro categorías: menos de ocho caballos fiscales, 21,30 euros al año; de entre 8 y 11,99 caballos, 57,50; de 12 hasta 15,99, 121,40, y de 16 a 19,99 caballos fiscales, 151,21.

A partir de ahí, y según establece la ordenanza, se fijan unos descuentos para los nuevos vehículos ecológicos que debe solicitar antes del día uno de febrero del ejercicio correspondiente, y el Ayuntamiento los concede en función de los datos que figuran en el registro de la Dirección General de Tráfico. Y son sustanciosos, porque pueden llegar hasta el 75 % de bonificación con una duración indefinida, para los que en el citado registro “figuren clasificados na táboa de identificación de vehículos híbridos e eléctricos nas seguintes categorías: eléctricos de batería, eléctricos enchufables ou eléctricos de autonomía estendida”. También indefinida es la bonificación del 50 % del importe de la ITVM para los que en la tabla de clasificación de combustibles figuren como “ vehículos de gas licuado de petróleo, gas natural comprimido, gas natural licuado, hidróxeno, biometano, etanol ou biodiésel”.

Por último, existe otra bonificación del 75 % durante un plazo de cinco años naturales, contados desde la fecha de matriculación, para los vehículos clasificados en la tabla de como vehículos eléctricos híbridos.

La cuestión es que los vehículos eléctricos más baratos superan ampliamente los 25.000 euros, incluso mucho más, muy por encima de un coche de gasolina normal, y por supuesto que los diésel. Por lo tanto, no están al alcance de todos los bolsillos, especialmente en estas épocas de crisis. No digamos ya los que rondan los cuarenta o cincuenta mil euros. Con estas cifras, y dado que el impuesto no tiene en cuenta la edad del vehículo hasta que cumple los veinticinco y pasa a estar exento, resulta que una persona que tiene que seguir con el suyo, de entre doce y dieciséis caballos, que sería la media, tendría que pagar casi ciento veintidós euros. Mientras que por un eléctrico de cuarenta o cincuenta mil euros, la cosa se quedaría en 30,35, y en el caso de uno de gas, etanol o biodiésel, en 60,7. En la gama máxima, las cuantías serían 151,20, frente a 37,80 para los eléctricos.

Además,el Estado y las comunidades autónomas también establecen otras bonificaciones a mayores, como son las del Impuesto de Matriculación, que en función de las emisiones de CO2 del vehículo puede salir gratis, si son iguales o inferiores a 120 gramos por kilómetros, o reducirse al 14,75 por ciento si son superiores o iguales a 200 g/km; al 9,75 por ciento cuando las emisiones se sitúan entre los 160 y 200 g/km, y al 4,75 por ciento para emisiones situadas entre 120 y 160 g/km. La compra de coches ecológicos de alto standing puede estar además bonificada, ya que reciben ayudas públicas.