Con la contratación de la rehabilitación del centenario edificio modernista el parque público podrá por fin lucir con máximo esplendor TEXTO C. Deaño

Punto final a las dos décadas ‘horribilis’ del palacete de la Finca do Espiño

Carlos Deaño
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Fue a principios de siglo cuando comenzó a proyectarse la remodelación de la Finca do Espiño, junto al parque de Galeras, pero hizo falta década y media para que los compostelanos pudieran disfrutar de una espléndida zona verde, y otra media para que comenzara la rehabilitación del antiguo palacete modernista.

El proyecto nació de un convenio entre el Ayuntamiento y una inmobiliaria por el que Raxoi se comprometía a recalificar una pequeña parte de los terrenos para la construcción de un bloque de apartamentos tutelados pensados para la tercera edad. A cambio, la promotora se comprometía a comprar el conjunto de la finca y ceder el resto de los terrenos, y a financiar el acondicionamiento de la parcela como parque público y la rehabilitación del palacete modernista, muy deteriorado, especialmente después de sufrir un incendio a finales de siglo.

La cosa iba bien, y de hecho después de muchos avatares el Ayuntamiento aprobó por fin la modificación del Plan Especial del Casco Histórico para permitir la construcción del edificio de los apartamentos. Pero cuando llegó la hora de solicitar la licencia, en vez de los apartamentos tutelados con muchos espacios comunes para servicio de los usuarios, aparecía vivienda libre.

La negativa municipal a aprobar el plan acabó en los juzgados, que tanto en primera como segunda instancia acabaron dando la razón al Ayuntamiento, que además de los terrenos de la finca, que ya había registrado a su nombre, también recibió el dinero para los trabajos de rehabilitación con sus correspondientes intereses. Así, a comienzos de la presente década, y después de un intento fallido de retomar la idea de las viviendas libres, se inició por fin la remodelación de los jardines, protegidos por el muro de la finca, y su inauguración oficial como zona verde para disfrute público a partir del verano de 2014.

Poco después se encargó la rehabilitación del palacete. En tiempos se había encargado un diseño de vanguardia al prestigioso arquitecto francés Jean Nouvel, que proponía consolidar las ruinas e instalar en su interior un cubo de metacrilato como zona habitable, pero finalmente se optó por una solución menos original, que era la restauración del edificio.

Pero otra vez volvieron a surgir problemas, ya que cuando la obra estaba adjudicada y se iban a empezar los trabajos, no hubo acta de replanteo. La empresa se encontró con que el tiempo que había permanecido parado el proyecto le había sentado muy mal a la construcción, y los muros estaban en mucho peor estado de lo previsto, con lo que antes de empezar era preciso consolidarlos y el coste de la operación se salía del presupuesto asignado inicialmente.

Fue preciso liquidar el contrato con la empresa y redactar uno nuevo incluyendo estos modificados, en lo que se nos fue un mandato completo, de tal manera que hasta comienzos de este año no se pudo proceder a la aprobación del nuevo proyecto técnico para la rehabilitación del edificio, que ahora contará con un presupuesto de 1,4 millones de euros, muy superior a los 931.972 previstos inicialmente, y que fueron el motivo por el que se anuló el contrato. Así se ha recogido en el Plan de Contratación aprobado en Raxoi.

Así que dos décadas después, parece que por fin los vecinos, además de un magnífico parque público, protegido durante las noches por el muro, podrán disfrutar de un edificio que en la actualidad sigue cerrado y apuntalado, ofreciendo una imagen muy poco acorde con las excelencias de esta amplia zona verde.

Queda también por fijar cuáles serán los usos definitivos de este inmueble, que a lo largo de estas dos décadas también fue variando, desde espacio cultural, hasta sede de las bodas civiles del Ayuntamiento, y hasta como un se le llegó a definir, en alusión al pazo coruñés y uso cultural y congresual. La última definición de sus usos es “equipamento municipal cultural e administrativo”. Es decir, un poquito para todo.

El plazo de ejecución previsto para los trabajos a licitación, es de esperar que definitiva, aunque con las demoras obligadas por el parón durante el confinamiento, es de doce meses, lo que permitiría contar con las instalaciones en pleno Xacobeo 2021, y añadir a la oferta turística de la ciudad una visita a este importante espacio, situado además en las inmediaciones del casco histórico.

Según se recoge en la web de parques y jardines de Raxoi, entre las especies allí conservadas figuran desde “camelios de más de 80 años hasta una carballeira con 250 ejemplares —algunos con más de un siglo de antigüedad—, 100 acebos, una pícea de Noruega y una gran araucaria. Castaños, magnolios, numerosos arbustos y plantas”. Unas especies que lucirán todavía más una vez que el palacete diga adiós a las maderas y hierros que actualmente evitan su desplome definitivo.