Quejas de los vecinos de Lavacolla por el estado de la carretera y las cunetas

Los baches son cada vez mayores y las alcantarillas se encuentran tupidas desde el último desbroce // Temen la llegada del invierno
Mantenimiento de infraestructuras
F. Cernadas
Pese a las reparaciones, el asfalto rompe continuamente.

A pesar de la construcción de la autovía de acceso al aeropuerto Rosalía de Castro, el barrio de Lavacolla, por el que discurre la vieja carretera nacional, sigue soportando diariamente un volumen muy elevado de tráfico, ya sea para acudir a la terminal o con otros destinos. Este paso continuo de vehículos provoca desperfectos en el asfalto, unos daños que precisan de un mantenimiento continuo. Sin embargo, tal y como apuntan los residentes, la zona carece de estos cuidados, dejando la vía en mal estado, lo que provoca sus quejas.

En este sentido, remarca uno de los residentes a EL CORREO GALLEGO, “la carretera está en un estado pésimo con baches que son cada vez mayores”. Esto, señalan, “supone un auténtico problema para la circulación en invierno”, generando un mayor riesgo de un posible accidente, así como por la gravilla o agua que salta desde estos agujeros hacia la zona destinada para peatones.

De este modo, cabe destacar que, por aquí, aunque se redujo ampliamente la cantidad de camiones que atravesaban habitualmente, sigue siendo punto de paso de los autobuses urbanos que realizan el trayecto del aeródromo, por lo que el asfalto soporta un gran peso, provocando daños severos en el piso continuamente.

A mayores, también son muchos los taxistas, así como particulares, que prefieren circular por esta vía dirección al aeropuerto, puesto que la distancia desde el centro de la capital gallega es más corta.

En todo caso, la situación de la calzada no es la única problemática que aprecian los habitantes del lugar, quienes lamentan la nula respuesta municipal a sus peticiones. “Hace un par de meses desbrozaron las cunetas, quedando los residuos tirados por las canaletas de cemento, con lo que ahora, que ya empezaron las lluvias, se atascan las alcantarillas”, confiesan.

Estos restos acumulados en los bordes, al igual que sucede en otros puntos del municipio, “provocan que el agua y el barro que bajan por dichas cunetas se arrastren hacia la carretera y las casas, con el consiguiente peligro tanto para la circulación como para las propias viviendas”, critican.

Por ello, esperan que se puedan limpiar en los próximos días, puesto que ya en años anteriores se produjeron inundaciones en los citados inmuebles, como consecuencia de los desagües que estaban tupidos.