Quejas por el horario de la recogida de residuos en la ciudad histórica

Clientes y hosteleros tienen que sufrir el ‘aroma’ del camión cuando todavía no se han recogido las terrazas // En el nuevo pliego figuran dos vehículos de dimensiones reducidas para esta zona
Recogida de basura
Luis García
Camión de recogida de residuos pasando al lado de una terraza con clientes en plena rúa do Vilar. Foto: Fernando Blanco

El problema de la recogida de residuos en el casco histórico sigue generando polémica. Por un lado, la acumulación de locales de hostelería da lugar a que el volumen de basura que se genera, tanto de envases como orgánica, sea muy elevado durante todo el día. También está la Plaza de Abastos, donde asimismo se genera un importante volumen, y por último, la situación de los residentes en la zona, que carecen de contenedores fijos y tienen que esperar a que se los coloquen a última hora de la tarde.

Pero las últimas quejas no se refieren a estos problemas, que se espera que al menos en parte se puedan solucionar con el nuevo contrato ahora en fase de valoración de las propuestas, sino con el horario de recogida, que se realiza antes de que los establecimientos comerciales hayan echado el cierre.

La imagen que acompaña estas líneas muestra cuál es el problema real que se vive todas las noches en la zona monumental. Los clientes que están en las terrazas y los propios hosteleros, se encuentran con que el paso del camión de recogida viene a acompañar la consumición, y el problema no es solo el ruido, sino también el fuerte olor que desprende la carga después de la compactación.

Son varias ya las quejas que han llegado a este periódico tanto de hosteleros como de clientes, que consideran que se debería aplicar otro horario para evitar la imagen que suponen estas labores.

A esto se suma además el problema de que en algunas rúas, como las do Vilar o Nova, o en puntos como las plazas de O Toural y Cervantes, la presencia de soportales los convierte en un frecuente depósito de residuos a la espera de que llegue la hora de la recogida de los mismos.

Un encaje que, con todo, no resulta fácil, pues supondría hacerlo con la noche más avanzada, y entonces probablemente quienes protestasen serían otros residentes por el ruido a deshora.

Depósitos fijos. Hace años ya se instalaron dos depósitos fijos destinados a paliar parte de estos problemas; uno en la Plaza de Abastos, para recoger los despojos de los alimentos que se venden en el recinto, y que al estar cerrado evitaba los malos olores. Claro que en este caso es más fácil, porque la actividad cesa al mediodía.

Otro en la Travesa de Fonseca, pensando en los establecimientos de la rúa do Franco, para que pudieran emplear el mismo sistema a media jornada, después de los vinos y la comida.

En el nuevo contrato que se prevé adjudicar el próximo mes para que entre en vigor en enero del próximo año, además de una renovación total de los contenedores y de todo el material, que procede en su mayor parte de la época de la anterior adjudicación, en 2005, para el casco histórico figura un sistema de recogida de “quita y pon”, es decir, puntos de recogida móviles que estarán en unos determinados puntos a unas determinadas horas.

Nuevos vehículos. También dentro de los equipamientos se prevé la incorporación de dos nuevos vehículos de dimensiones reducidas para llevar a cabo la recogida en el casco histórico.

Para los negocios de hostelería se pondrá en marcha un sistema de recogida puerta a puerta que también tiene como objetivo promover el reciclaje y evitar la imagen de una zona monumental invadida por la basura.

Por otro lado, el contrato incluye la creación de un sistema de limpieza permanente para la ciudad histórica, de manera que habrá una dotación de guardia permanentemente para que este enclave de la capital gallega permanezca como los chorros del oro durante todo el día.

Queda también pendiente de que se solucione el problema del horario, porque desde la aparición de la Covid, y ya antes con el problema de la prohibición de fumar en el interior de los locales, las terrazas pasaron a ser la parte más demandada de los establecimientos de hostelería.