MÚSICA. Maestro del folk rock de raíz norteamericana, da un concierto el sábado en Santiago con la gira del disco ‘Sur en el valle’ por teatros, “donde al estar la gente sentada, hay más silencio y ello favorece a la música”, subraya. TEXTO Xabier Sanmartín

Tras agotar en el Principal y la Capitol, Quique González actúa ahora en el Auditorio

Música
Xabier Sanmartín
DE NUEVO EN COMPOSTELA. El músico de folk rock Quique González tocando una de sus guitarras acústicas de la marca Gibson. Foto: Black Izar

La música del barbado Quique González es un viento de emociones que, así viaje esquivando cortinas de lluvia o no, siempre es bienvenido en la capital de Galicia.

Quique sabe lo que es llenar recintos de Santiago. Agotó las entradas igual en el teatro Principal en 2015 que en la sala Capitol en 2019, y esta semana regresa a Compostela para actuar el sábado 11 de febrero en el Auditorio de Galicia (20.30 h.) con entradas a 24 euros.

Quique González, nacido en Madrid el 17 de octubre de 1973, habla con EL CORREO desde Villacarriedo (Cantabria) porque es un músico que sabe detener el reloj y perderse entre horas.

Gusta más de los valles pasiegos que de habitar el asfalto donde se crió. Es un cantautor rock consolidado (todo lo que se permite en España, que es poco), un autor que supera la docena de discos, un padre, un futbolero descreído y un tipo que piropean igual promotores, fans que guardias de seguridad. Quique disfruta tanto mirando el paisaje como mezclado entre el paisanaje.

Es demasiado normal para ser estrella de rock. Él es algo más.

Quique González trae a Santiago su nuevo disco, Sur en el valle (Cultura Rock / Varsovia Récords, 2021).

Llega arropado por Toni Brunet (guitarra y productor del álbum), Edu Olmedo (batería), Raúl Bernal (piano, acordeón y hammond) y Jacob Reguilón (bajo y contrabajo), tras actuar hace meses en el Auditorio de Vigo y en el teatro Colón de A Coruña.

De punta a punta del norte, Quique abre la conversación hablando del aire que le inspira.

“En el disco aludo a un viento norteño aunque venga del sur. Al viento que disfrutamos y padecemos en la cornisa cantábrica y en los valles pasiegos, donde vivo, en Cantabria. Al componerlo, me gustaba pensar que el narrador de las canciones del disco es el propio viento del sur, con todas sus características y con toda su influencia en la vida y en los comportamientos de la gente”.

Viento, aire, tanto da, invisible, imparable, es una constante en el folk rock estadounidense, y más desde la fama de temas como el Blowin’ in the Wind, de Bob Dylan.

“Cierto. El viento está muy presente en la historia del rock... En mi caso, desde el inicio, en canciones como Ciudad del viento y otras, porque el aire para mí es un elemento fundamental a la hora de hacer canciones, como lo es el entorno donde vivo y siempre intento que se cuele en los discos, igual que los comportamientos, las personas y los personajes del entorno donde estoy mientras estoy escribiendo, igual que el lugar donde vivo”.

Un caballo ocupa la portada de Sur en el valle, igual que un coche entre fábricas destartaladas la de Me mata si me necesitas (Cultura Rock, 2016), estampas que contravienen esa mercadotecnia musical tan dada a mostrar a quien canta.

“No soy experto en políticas de marketing, me gusta más pensar en lo artístico que en lo comercial, tanto en las canciones como en el diseño. No me preocupa demasiado el marketing, no lo pienso mucho. Procuro centrarme en pensar en cosas artísticas y en el caso de Sur en el valle me parecía que tiene más sentido no salir en la portada igual que otras veces me ha parecido que sí tenía sentido aparecer. Hay un montón de discos en la historia que desmontarían esa afirmación del marketing que citas. Por ejemplo, de los discos que me gustan, en el Wildflowers de Tom Petty no aparece él, ni salen otros autores de otros muchos discos que admiro”.

En Santiago, Quique va a actuar el sábado en el Auditorio de Galicia porque así lo pide el viento y tempo del nuevo disco.

“Se trata de una gira planteada para tocar en teatros. Salvo dos conciertos donde sí estaba la gente de pie, el resto de cuarenta y tantos conciertos ya hechos, el 90 por ciento, han sido en teatros bonitos y auditorios de diferentes lugares porque creo que este disco, al ser bastante acústico, se presta un poco más a que la gente esté sentada”.

“Además, a mí me encanta tocar en los teatros y en los auditorios porque creo que el viaje, la experiencia musical o como lo quieras llamar, es más enriquecedora. Y este es un viaje un poco más interior y un poco menos de celebración. Son conciertos más relajados, donde hay menos ruido al no haber barra y al estar la gente sentada, así que hay un poco más de silencio y eso favorece a la música, a la escucha y a la interacción de los músicos”

Quique González canta sin precisar gran voz, tiene estilo, siente lo que canta. Cuida la letra y la pausa.

Admira a colegas de profesión desaparecidos y poco reconocidos como Rafa Berrio (busquen el disco colectivo donde se le homenajea) pero también a bandas emergentes como Morgan, quienes crecen por un río desbrozado por él, y con cuya cantante Nina de Juan, firmó una maravilla llamada Charo, parte del disco Me mata si me necesitas (2016). A esa canción Quique le debe nuevos ecos en alza.

“Más que a Charo se lo debo a Nina pero... no sé, igual si no me hubieran conocido les hubiera ido mejor todavía aunque creo que su éxito depende de ellos, del magnetismo de Nina y de una superbanda con músicos maravillosos. Sin Nina en esta gira no la podemos tocar porque la canción está diseñada para tener una voz femenina. Me la piden en todos los conciertos pero sin una voz femenina me resulta imposible hacerla pero, quien sabe, puede que encontremos alguna voluntaria en los conciertos con la valentía suficiente de subir a cantarla”.

A Quique se le suben las palabras por la barba, vive trasteando con letras, riffs, melodías...

“Siempre estoy haciendo canciones. Ahora mismo tengo ocho o nueve canciones nuevas. Las grabaré a finales de 2024, seguramente. Antes, en este 2023 se cumplen 25 años de mi primer disco, Personal y me gustaría dar algunos conciertos para celebrarlo”, dice un Quique González tan natural... como el viento.