Turoperadores internacionales impulsan ya el bienio jacobeo para salvar el sector

Se suman al aplauso por la ampliación del Año Santo y piden precios a empresas compostelanas de cara al verano y 2022 // Prima el turismo religioso y cultural de países como Italia o Irlanda
Camino de Santiago
Arturo Reboyras
Promoción de una empresa turística irlandesa que ofrece peregrinaciones organizadas

La noticia de la prolongación del Año Santo compostelano hasta el 31 de diciembre de 2022 supuso un balón de oxígeno no solo para el sector turístico local, sino también para el extranjero. Son numerosos los turoperadores internacionales que tienen centrada buena parte de su actividad en el Camino de Santiago, sobre todo en los países más peregrinos; y la prórroga del periodo jubilar en el contexto actual también ha sido aplaudida con agradecimiento por su parte. Así lo explican desde Viajes Viloria-Galicia Incoming, conocida empresa turística de la capital gallega que en los últimos años se ha dedicado a traer a la ciudad del Apóstol a cientos de visitantes de todo el mundo. “Hemos recibido ya solicitudes de cotizaciones de varios turoperadores europeos en las últimas semanas que están interesados en promocionar el Camino de Santiago y el Año Santo 2021-22”, indican.

Detallan que por el momento quienes más interés han mostrado por venir a Santiago este Xacobeo son los “italianos e irlandeses”, sobre todo, si bien también recibieron peticiones de algún grupo de Estados Unidos y Portugal. “Los turoperadores son optimistas e incluso hacen reservas, siempre que no tengan que adelantar un euro. No se quieren arriesgar a que la situación impida finalmente realizar el viaje y verse inmersos en deudas”, señalan, a la vez que explican que más allá de la demanda extranjera, este año se prevén sobre todo peregrinaciones de españoles.

“Casi todas las que recibimos son solicitudes de presupuestos para grupos, muy pocos individuales, tanto a nivel nacional como internaciones. Y prácticamente todo es turismo religioso o cultural: parroquias que quieren peregrinar en el Año Santo o también las asociaciones de amigos del Camino”. La demanda de precios va llegando a cuentagotas y casi todas las peticiones son con la intención de programar el viaje el próximo verano, con la esperanza de que para entonces la pandemia dé un respiro después de meses de sufrimiento en todo el mundo.

Lo cierto es que la prolongación del periodo jubilar hasta finales de 2022 ha supuesto un respiro para el sector. “Le tenemos que estar muy agradecidos todos al papa, por supuesto, pero principalmente a monseñor Barrio. Todos apoyamos la propuesta y pusimos de nuestra parte, pero si no llega a ser por el arzobispo esto no se materializaba”, inciden desde Viajes Viloria.

Este periódico pudo comprobar ayer la promoción que se está haciendo en diferentes países para peregrinar a Santiago durante este Año Santo 2021-22, tanto desde asociaciones relacionadas con el Camino, como desde turoperadores especializados en la Ruta Jacobea, que tratan de aprovechar el bienio santo para salvar el sector de una situación desastrosa provocada por la pandemia del coronavirus.

Agencias de Italia o Irlanda ya ofrecen en estos países, con profundas raíces cristianas, viajes turísticos y packs para peregrinar a Santiago el próximo verano con todos los servicios incluidos. Una oferta que se ampliará de cara al próximo año con toda probabilidad. Y es que el principal problema que existirá este 2021 serán, precisamente, las restricciones de movilidad que mantengan impuestas los diferentes estados con el objetivo de frenar los contagio.

De hecho, la dificultad con la que se encontrarán muchos peregrinos para llegar a la tumba del Apóstol y ganar las indulgencias jubilares fue uno de los principales motivos que animaron al arzobispo de Santiago a solicitar a la Santa Sede, ya el pasado 2 de junio, la prórroga del Año jubilar.

Explicaba este sábado monseñor Barrio en una entrevista concedida a Radio Nacional que envió esta petición al papa Francisco al Vaticano “porque recibí muchas llamadas y cartas en las que muchos peregrinos que pensaban participar en el Año Santo decían que no iba a ser posible”.

Con esta concesión, la Iglesia demostró una vez más que no es ajena a la realidad que se vive en el mundo; ni tampoco a las graves consecuencias que supuso para cientos de familias la crisis sanitaria y social, pero también la económica.