Arte y gastronomía. El escultor, uno de los grandes embajadores mundiales del Camino de Santiago, instalará la pieza en la Pulpería Ezequiel de Melide, muy famosa entre miles de peregrinos y turistas por la gran cantidad de raciones que despacha // Protagonizará un sinfín de fotografías TEXTO Andrés Bernárdez

Un pulpo de un metro de alto, nueva creación del artista Cándido Pazos

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Andrés Bernárdez

Su currículum es casi tan extenso como la cantidad de áreas en las que ha triunfado. Artista, investigador, atleta, piloto automovilístico y paisajista son algunas de las ocupaciones que ha desarrollado a lo largo de su vida, aunque lo que más popularidad le ha traído y lo que lo ha llevado a formar parte del selecto club de los Gallegos del Año es su faceta como escultor.

Cándido Pazos destaca por ser uno de los más importantes embajadores del Camino de Santiago, ruta a la que ha dedicado más de 60 piezas de gran tamaño, algunas de ellas tan emblemáticas como la Porta Itineris Sancti Iacobi o Puerta de Europa, situada en la entrada de Santiago por el Camino Francés, o la Fonte da Peregrina en el Monte do Gozo.

Su última creación, sin embargo, no consiste en una fuente, una escultura humana o una gran esfera, sino en un animal que, por tradición, cultura y valor, representa una de las exquisiteces más demandadas de todos cuantos llegan a Galicia. Un gran pulpo de cerca de un metro de altura y elaborado en bronce es la última obra de este prestigioso escultor. La pieza fue realizada con vistas a su exposición en un gran templo de la gastronomía gallega, la Pulpería Ezequiel, un restaurante situado en Melide y que recibe la visita de decenas de peregrinos cada día. “Es el restaurante que más pulpo vende de Europa”, señala el escultor, antes de explicar que su obra se expondrá “en un lugar predilecto, frente a un mural del Camino de Santiago que diseñé hace años”.

La escultura destaca por su simbolismo al mostrar un gran pulpo ya sin cabeza y preparado para ir a parar a la olla. Con sus ocho tentáculos cayendo de forma natural, la pieza supone un homenaje más a la cultura gallega y, muy especialmente, a la Ruta Jacobea, a cuya promoción el autor ha dedicado buena parte de su vida artística. “Como buen gallego tengo predilección por mi tierra y por el Camino de Santiago, en el que he trabajado durante muchos años”, explicó.

Ahora, está previsto que la pieza se instale definitivamente a lo largo de esta semana o a principios de la próxima. Todo apunta a que en poco tiempo se convertirá en un escenario predilecto de los comensales, un lugar en el que fotografiarse, o una escultura que admirar y que aportará un nuevo valor añadido a este local hostelero tan importante para cimentar el valor gastronómico del Camino.

Hacer una de estas piezas no es sencillo. Pazos reconoce que “todas las obras tienen su complicación”, aunque lo importante es trabajar meticulosamente para “reproducir lo más dignamente posible el diseño inicial”. Para hacerlo, este artista trabaja de forma muy meticulosa y cuidada. Explica que el primer paso se hace en la libreta, donde un boceto ejemplifica la idea que más tarde se pasará a las tres dimensiones. Después, se crea una maqueta de madera o barro, que finalmente termina sirviendo de guía para formar la pieza final, realizada, en este caso, en bronce.