Urge la construcción de los dos orbitales para evitar el colapso de la zona norte

Raxoi presentará alegaciones para que el enlace con la N-550 no corte en dos A Sionlla // En unos meses saldrá a exposición
Carlos Deaño
Zona donde está previsto construir el orbitaliño. Foto: ECG

El enlace orbital que conectará la autopista y la autovía con los polígonos industriales de la zona norte ya está en obras desde el año pasado, y las previsiones son que pueda entrar en funcionamiento en torno a 2023. Ahora queda pendiente la obra de la segunda rotonda, el llamado orbitaliño, que estará situada más al norte, y que completará la anterior conexión con un enlace directo a la carretera N-550. Si el primero es fundamental para abrir un nuevo acceso desde las vías de alta capacidad, la AP-9 y la autovía de Lugo, el segundo completará la labor permitiendo también el acceso desde el Tambre y la variante de Aradas.

Esta segunda rotonda elevada supone una obra de menores dimensiones que la primera, de forma que aunque los trabajos empiecen más tarde, en torno a finales de este año, se calcula que ambas podrán entrar en funcionamiento al mismo tiempo. Lo que queda por resolver es el diseño definitivo de este Orbitaliño, que el mes pasado superó uno de los trámites fundamentales, el del estudio de impacto ambiental, y ahora se encuentra en la fase de redacción del proyecto. No fue un tema menor, porque como explicaba el alcalde de Santiago, Sánchez Bugallo, si no se llega a aceptar el procedimiento abreviado para la tramitación, ésta se podría haber dilatado entre uno y dos años haciendo imposible su inauguración conjunta.

Ahora queda por resolver la segunda fase, que es la finalización del proyecto, que a continuación, en torno a finales de la primavera, se someterá a información al público para la presentación de alegaciones.

Un proceso en el que tanto el Ayuntamiento de Santiago como los vecinos tienen previsto intervenir. Hace años existía un proyecto anterior, de menores dimensiones y, por lo tanto, también con un impacto menos reducido en el entorno.

El actual, según explicaron los vecinos de la zona, puede suponer una barrera para el entorno, algo en lo que también coincide el Ayuntamiento y los empresarios. En concreto, se plantea una rotonda elevada, a la vez que se plantea rebajar la N-550 en unos cuatro metros sobre el nivel actual.

De esta forma, el problema es que no se proyecta una sola rotonda, sino realmente dos, ya que habría que hacer un paso inferior para dar comunicación a las empresas de la zona, y este vial supondría partir en dos la parroquia de A Sionlla. El Ayuntamiento ya había redactado hace años un proyecto a través de la empresa municipal Emuvissa que era de dimensiones más reducidas, y por lo tanto, de un menor coste, que el regidor estimaba en un 50 % menos.

Integración. Aunque se trata de una infraestructura de especial importancia, recordaba la necesidad de integrarla dentro del tejido urbano, con el objetivo de que no dejara incomunicados ni los polígonos industriales ni a los núcleos del entorno, particulamente al de A Sionlla, que sería el más afectado.

Hay que tener en cuenta, además, que estos polígonos están en pleno proceso de expansión, especialmente con la construcción del nuevo centro de tecnologías avanzadas en este último, que además de crear nuevos puestos de trabajo, se prevé que también sirva como polo de atracción para nuevas empresas. En concreto, en días pasados el alcalde estimaba en unos tres mil puestos de trabajo los que se podrían establecer en el área, a la vista del elevado número de licencias de obra para nuevas naves que se han tramitado en el Departamento de Urbanismo, y que podrían elevar el nivel de ocupación del polígono hasta el ochenta por ciento.

Un aumento que ya obligó a mejorar los suministros de agua y electricidad, y que también supondrá una mayor presión para las vías de comunicación y los accesos, convirtiendo a Orbital y Orbitaliño en obras ya no necesarias, sino imprescindibles para el funcionamiento diario.