“El arte es cuestión de generosidad, pero es difícil ser generoso y competitivo cuando luchas por cuatro perras”

María Almodóvar
Miguel Matamoro afirma que “la música –y otros contenidos– han salvado nuestra salud mental durante el confinamiento”. Foto: Teresa Zataraín

Miguel, no me gusta la niebla. Me da miedo cuando me envuelve... ¿Qué te inspira a ti para convertirla en música?

Para mí es inspiradora en sí misma, y me gusta además cómo suena brétema. A veces surge primero la palabra, otras la propia música te sugiere el título, aunque no recuerdo cómo fue aquí. Personalmente, nunca sé qué es lo que me va a inspirar.

Galicia está muy presente en tu obra. ¿Morriña? ¿O es para demostrar que es una tierra única e incomparable?

Ahora que vivo en Galicia no hay morriña, pero pudo haberla mientras estuve fuera. Conozco muy bien el País Vasco, Cantabria, Aquitania o el norte de Italia, y son igualmente lugares únicos e incomparables. Pero sí, supongo que Galicia está muy presente en mi obra porque soy gallego, y es tan difícil medir su influencia como escapar de ella.

¿Podemos decir que el oyente se convierte en viajero?

Podemos decirlo y me gusta pensarlo... En la música siempre hay un antes y un después, y un material que vas transformando, así que es perfectamente comparable con la idea de un viaje.

Has hecho como Mendelssohn, Mahler y Prokofiev, que en sus composiciones recrearon fenómenos meteorológicos. Uno de ellos fue la niebla. ¿Hay alguna influencia de ellos en ‘Brétema’?

Me cuesta pensar en compositores que no se hayan referido alguna vez a elementos de la naturaleza para bautizar sus obras, y aquí añado: Beethoven, Britten, Haydn, Ravel, Debussy, Dutilleux... Son compositores a los que he escuchado mucho y de cuya influencia no puedo abstraerme; no sé en qué medida exactamente, pero forman parte de mi imaginario.

Miguel, ¿cómo definirías esta composición?

Me cuesta mucho definir la música: entiendo que ayuda al oyente que se acerca por primera vez, y a mí me gusta leer lo que otros dicen de mis obras, pero cuando yo lo intento mi mente se queda en blanco. Es una suerte que Brétema esté grabada y que se pueda escuchar con un play, así ya no tengo que explicarla.

¿Cómo se consiguen los efectos que buscas en cada momento? Siempre hay una evolución de la niebla... Cuando se asoma, cuando nos atrapa, cuando empieza a marcharse...

Aquí entramos ya en cuestiones más técnicas. No es tanto el material que hay en Brétema como la forma de orquestarlo. En esta pieza, cada motivo se va difuminando como una gran masa mórbida, igual que la niebla diluye todo lo que envuelve. Me he preocupado mucho de usar pequeños grupos de instrumentos, reservando la masa orquestal en los momentos más fuertes, con contrastes extremos de volumen y texturas para provocar ese gran desasosiego de no poder ver. La obra es del año 2012 y me queda algo lejos la experiencia de su escritura.

Esta es, además, tu primera incursión en el mundo discográfico. Y lo haces por todo lo alto: con el sello norteamericano Navona Records, que ha incluido ‘Brétema’ en el disco Dimensions Vol. 3, en el que aparecen también otros compositores internacionales. ¿Qué significa para ti, Miguel?

Además de una enorme satisfacción, es la oportunidad de que mi música se escuche en cualquier parte, y espero que por gente de mi mundo que me pueda dar trabajo. En resumen, un escaparate.

Una curiosidad: ¿existe mucha competencia en tu gremio?

Somos muchos queriendo decir cosas muy parecidas y hay muy pocos micrófonos. Hay más competencia de la debida porque no hay dinero. El arte es cuestión de generosidad, pero es difícil ser generoso y no competitivo cuando luchas por cuatro perras. En las redes hoy se habla mucho de alerta roja, pero el abandono de la cultura es anterior a esta pandemia. Sin embargo, la música –y otros contenidos– han salvado nuestra salud mental durante el confinamiento: yo mismo di algunos conciertos online de piano.

Y ahora, en tiempos de pandemia, ¿cómo es tu día a día? ¿Existe algún tipo de apoyo?

Mi tiempo se divide en tocar el piano y escribir música. De apoyos mejor olvidarse. Por eso, es importante que la gente siga yendo a conciertos, escuchando música y tratándola como algo de verdad valioso que forma parte de nosotros. Todo cambia muy deprisa, pero la música permanece.