“Hay una incidencia aumentada de partos prematuros y mortalidad materna debido al funcionamiento del virus”

Embarazo
María Almodóvar
La doctora Mancini explica que “no tenemos que pensar que el hecho de ver que los niños abandonan la incubadora es un final siempre feliz. Tenemos que tener en cuenta que muy a menudo luego siguen teniendo problemas respiratorios, cerebrales, cardiacos...”. Foto: www.buscoembarazo.es

Covid-19 y parto prematuro. Da un poco de miedo solo pensarlo...

Sí, hay una incidencia aumentada de parto prematuro y de mortalidad materna, debido al funcionamiento del virus. Si al final del embarazo el tamaño del útero ha aumentado mucho, la capacidad respiratoria disminuye y, además, es un virus trombótico. La trombosis, como se sabe, en una mujer embarazada, es un riesgo aumentado.

De todos modos, “las embarazadas con covid-19 son menos propensas a manifestar síntomas de la infección de coronavirus que las mujeres no gestantes de edad similar, pero tienen más riesgo de precisar ingreso en uci y pueden dar a luz antes de tiempo”, según estudios del Grupo de Investigación de Emergencias Obstétricas Español.

Efectivamente, el embarazo en sí mismo, sobre todo en el tercer trimestre, conlleva una serie de riesgos inherentes a la gestación y el covid, en este sentido, se porta como cualquier virus respiratorio.

Está́ claro que cuanto más joven sea una mujer, menos riesgos corre a la hora de tener un alumbramiento antes de tiempo. Pero supongo que el estilo de vida influye notablemente, ¿no? No hay que olvidar que el estrés y la sobrecarga mental no ayudan nada...

El estilo de vida (tabaco, alcohol, drogas) influyen y los trabajos muy estresantes tienen un riesgo de cara al parto prematuro, sobre todo en el tercer trimestre. En los dos primeros no tanto, pero en los últimos tres meses el estrés pone en marcha toda una serie de mecanismos como la liberación del cortisol y se produce una reducción de la vascularización y un empeoramiento de la calidad del ambiente uterino y es más probable el parto prematuro.

En caso de parto prematuro y de un posible contagio, ¿se aconseja igualmente hacer el contacto piel con piel y dar el pecho?

No, no se aconseja el piel con piel en estos casos.

Usted afirma que “aunque estamos acostumbrados a historias mediáticas de superación, a ver crecer a los niños en las incubadoras, gracias a los avances técnicos y científicos y a su propio esfuerzo, es una falsa ilusión de seguridad”.

No tenemos que pensar que el hecho de ver que los niños abandonan la incubadora es un final siempre feliz. Tenemos que tener en cuenta que muy a menudo luego siguen teniendo problemas respiratorios, cerebrales, cardiacos... También depende de lo prematuro que sea el niño. La diferencia entre un niño que nace a las 28 semanas con uno que nace a las 32 es inmensa.

¿Qué́ problemas puede tener el bebé a medio o largo plazo?

Neurológicos, cardiacos, pulmonares, de riñón, de todo. La gravedad va unida a lo prematuro que sea el bebé.

¿El hecho de que no exista una regulación legal que ponga límite a una mujer para tener hijos dificulta las cosas?

No. Aunque no haya una regulación legal, la Sociedad Española de Fertilidad sí que pone un límite y unas recomendaciones que luego delante de un juez, si un laboratorio o una clínica no lo ha tenido en cuenta, tendrá que dar explicaciones importantes. Las clínicas se autorregulan.

Y en el caso de recurrir a técnicas de reproducción asistida, ¿existe algún dilema ético en relación con la covid-19?

No existe dilema ético. Si la paciente tiene factor de riesgo añadido, como diabetes, no se le puede recomendar que se embarace en este momento. No es un dilema ético, es una recomendación médica.