Juicios desde el sofá y la solidaridad navideña

Firmas
Ana Iglesias
Baiuca

No hay más que echar un vistazo a la parrilla de televisión o escuchar una charleta de barra de bar para darse cuenta de que nos hemos creído, así en general, que somos unos auténticos profesionales del universo legal. Nos hemos convertido en jueces, abogados defensores, fiscales y hasta letrados de una acusación particular así, sin más, por ciencia infusa y sin levantarnos del sofá.

Nosotros no escuchamos y opinamos. Nosotros directamente emitimos juicios que defendemos hasta las últimas consecuencias, según lo veamos conveniente, combinando unas cuantas palabras de la jerga legal que más citen los contertulios del programa de turno, y nos quedamos tan anchos y campantes como si hubiésemos sacado Derecho con matrícula y cum laude.

.Esta tendencia a hacer juicios populares en zapatillas de casa es la que nos ha hecho amar y odiar a muchos de los habituales del papel couché y a los que encabezan las noticias de sucesos; a darles y quitarles la razón, y a acusarlos y defenderlos incluso antes de que lo hagan los jueces titulados, y también después.

Somos cómplices con nuestro mando de la tele del circo mediático en el que se convierten infidelidades y rupturas; disputas familiares, líos de herencias, adicciones confesas, reclamaciones de paternidad y supuestos malos tratos. Somos culpables también, aunque no seamos los únicos, de lo que ha pasado con Dolores Vázquez respecto al caso Wanninkhof, y lo estamos siendo del caso Biondo, del que ocho años después todavía nos puede el morbo. Y quede claro desde aquí, mi absoluto respeto y comprensión a unos padres que quieren llegar a una verdad sin fisuras de la muerte de su hijo. Pero si el camino a seguir es un plató de televisión con tertulianos allí y espectadores al otro lado opinando, apaga y vámonos.

QUIZÁ POR ESE GUSTO A LOS SUCESOS se ha puesto de moda la Caja del Crimen, un juego que contiene el archivo policial de un caso de asesinato sin resolver, con evidencias, pruebas de laboratorio y declaraciones, para que uno saque al detective que lleva dentro dispuesto a escudriñar redes sociales, verificar coartadas y observar cámaras de seguridad hasta dar con el asesino.

Una especie de scape room en casa que tiene toda la pinta de estar apuntada en muchas de las consabidas listas de regalos navideños.

OJALÁ QUE TAMBIÉN EN ELLAS NO FALTEN los obsequios solidarios que lanzan las firmas este mes y que a mi juicio es lo mejor de la Navidad, ese despertar solidario que debería tener más recorrido en el calendario, aunque bienvenido sea todo lo que se haga a favor de los demás, por poco que sea y caiga en la fecha que caiga.

A mí, personalmente, me encanta la campaña Páginas para soñar, puesta en marcha por la Fundación SM, que dirige Mayte Ortiz, y que pretende hacer llegar la lectura a niños, niñas y jóvenes en situación de vulnerabilidad. Un programa que ya lleva repartidos más de 150.000 libros y que una Navidad más llevará la magia de la literatura a través de 70.000 obras a lugares muy necesarios.

La iniciativa del grupo editorial es una de mis preferidas, pero me sirve cualquiera que tenga como objetivo ayudar a quienes lo necesitan, y creo que regalar y que te regalen con ese trasfondo sirve para estas fechas y para cualquier día del año.

Por eso recomiendo muchísimo visitar también las webs de asociaciones sin ánimo de lucro, allá cada uno con la que se identifique más, buscando obsequios colaborativos. A mi juicio, una buena forma de poner nuestro grano de arena en lo que creemos.