“La pandemia debe alertarnos para mejorar la forma de habitar nuestra casa”

Literatura
María Almodóvar

¿Qué le queda por demostrar a Arturo Franco?

Empezamos con la más difícil. ¡Hummm! Tal vez que he tratado de ser un buen padre y amigo sincero de mis amigos.

¿Qué significa la arquitectura?

Una respuesta para aprendices, y otra para estudiantes. La primera: un escenario adecuado para la vida de las personas que en algunas pocas ocasiones se puede considerar un arte. La segunda: a pesar del paso del tiempo no he encontrado ninguna mejor que la que les he recordado a mis alumnos siempre. Inspirada en los principios enunciados en el S.I por el padre de la Arquitectura Vitrubio: utilidad, belleza y firmeza y el equilibrio entre las mismas. Casi veinte siglos después Violett le Duc: “Ha sido la búsqueda incesante de la optimizacion de las relaciones entre envolvente y sustentación lo que ha iluminado el camino desde la iglesia paleocristiana hasta la catedral gótica”. Absolutamente en vigencia hoy en el diseño de un rascacielos. Tres ejemplos magistrales: Acrópolis (V.a. C.), Cúpula Brunelleschi ((XV), El Gerwin N. Foster (XX). Hay alguno más, pero no muchos.

¿Dónde está el límite en la arquitectura?

Está en la imaginación y la tecnología que pueda hacerla posible enfrentándose a la ley de la gravedad.

¿Se puede (y se debe) proyectar desde lo que se siente?

Sí, si te respeta tu cliente. Pero cuidado. No existe ningún arquitecto que no pueda arruinar a su cliente.

¿Qué diferencia existe entre un arquitecto emergente y alguien que ya tiene trayectoria?

El emergente interesa por su frescura y novedad. El otro por su coherencia. He aprendido mucho de las galeradas de un libro de un arquitecto emergente o no ya tanto, con el título Sin prejuicios. He reservado 10 ejemplares porque sé que se agotará enseguida.

¿En qué consiste ser un buen arquitecto, Arturo?

Alguien que sea capaz de aplicar las exigencias del punto dos.

Usted, además, es escritor y no precisamente de libros fáciles. Se nota que estudia en profundidad...

Creo que no existe ningún libro fácil de escribir. Hasta del libro de apariencia más irrelevante se puede aprender algo. He escrito cinco novelas, cinco libros de historiografía, unos cuantos relatos y artículos para prensa o revistas, no me ha resultado fácil documentarme, pero me ha ayudado a entender un poco más este extraño lugar que habitamos por un tiempo tan escaso. Lo que he escrito transcurre casi siempre en alguna ciudad concreta, un organismo a veces, tan complejo como fascinante, lleno de símbolos y señales.

¿Qué le inspira Santiago?

El misterio de una ciudad del fin del mundo antiguo que, siendo relativamente joven (IX) ha sido construida por millones de peregrinos. La magia de un lugar que ha registrado sobre su piel el paso de la historia. Al contrario que San Pedro de Roma, reconocible solamente desde el Renacimiento (XVI), en Santiago puedes seguir sus pasos desde el siglo XII: Románico, Gótico, Renacimiento, Barroco y Neoclasicismo.

Su libro más reciente, si no me equivoco, es La afrenta de las Antillas: Los mapas secretos de Francis Drake. No hay muchas biografías sobre él, ¿verdad? ¿En qué se diferencia del resto?

Con rasgos desconocidos de su personalidad, que resentimientos de mal perdedor no han sabido considerar, La afrenta de las Antillas intenta acercarse con respeto a un personaje que ha resultado más interesante con el paso del tiempo que en su propia época. Los mapas que presenta el libro son unas acuarelas deliciosas, además de auténticos documentos históricos del arte de la guerra.

¿En qué proyectos está trabajando ahora, en plena pandemia?

Este es un momento espectacular para mejorar el urbanismo en todo el mundo por su carácter aterrador, como ha ocurrido en otros momentos del pasado. El avance en el conocimiento de la salud, condicionada por la higiene y la alimentación, ha influido desde el siglo XIX en las leyes del urbanismo moderno, las condiciones de la habitabilidad, y el trazado de las ciudades.

“El urbanismo ha sido la reacción contra las enfermedades” como bien ha apuntado Michel Ragon. Nace haciéndose eco de las voces alarmadas de médicos e higienistas, alienta a Victor Hugo, a Dickens, o a Eugéne Sue a poner su pluma desgarrada al servicio de la denuncia del submundo de las sociedades industrializadas” . Este momento nos está revelando muchos aspectos de nosotros mismos. Gestionar nuestra soledad, compartir tantas veces espacios reducidos.

La pandemia debe alertarnos para mejorar nuestra forma de habitar nuestra casa y nuestras ciudades. Intentando interpretar lo que nos sugiere esta terrible situación, estamos trabajando para optimizar la habitabilidad en proyectos de viviendas. Reducir edificabilidad por lo menos un 50 %, a cambio de espacios comunes ventilados y ecológicos, Incluso espacios de aislamiento en el interior de tu propia vivienda, a la que deberías poder acceder en bicicleta sin dificultad, aunque vivas en una sexta planta. Influir en los planes urbanos para dotar los edificios antiguos de balcones-pulmón que permitan respirar el aire libre.

¿Qué se debe de hacer para no repetir errores del pasado?

En las nuevas edificaciones, accesos sin obstáculos desde cota de calle y tantas otras mejoras en la calidad de vida. Lo que ha ocurrido con las residencias de mayores sugiere nuevas consideraciones en las propuestas de habitabilidad en la longevidad. La Ley del Suelo en Galicia debe facilitar recalificaciones urbanas y rurales, que permitan flexibilizar las intervenciones, adaptándolas a las nuevas circunstancias. Existen aldeas enteras reutilizables, pazos y casas rectorales recuperables, bosques autóctonos que purifican el oxigeno de nuestra tierra privilegiada, irrigada por diez mil ríos que tejen uno de los sistemas arteriales mejor irrigados del mundo. El caudal de alguno de sus ríos generaría la energía suficiente para todas las necesidades de su desarrollo en el futuro.

¿Cómo otea el futuro en nuestra tierra tras una dolorosa pandemia?

El destino de un territorio como Galicia, con autosuficiencia energética, una importantísima franja de litoral, y un clima continental que favorece la recuperación de su masa vegetal, puede presentarse muy halagüeño para un asentamiento totalmente sostenible en un futuro cercano.