Relación entre las emociones y los alimentos

Firmas
Otilia Quireza

Si te preguntase ¿cuál es tu plato preferido?, y ¿por qué eliges ese plato y no otro? Estoy casi segura de que cuando comes ese plato, o simplemente lo imaginas, se despiertan en ti un montón de emociones positivas.

O si por ejemplo te ofrecen un plato de lentejas como especialidad de la casa, y reaccionas con rechazo e incluso asco hacia ellas, quizás sea porque te recuerden el internado donde comías lentejas casi a diario y el día que no quisiste comerlas te castigaron con dos platos.

La comida puede proporcionar placer y también desestresar, pero nunca debería ser la solución a los problemas de ansiedad, porque solamente la calma temporalmente. Además, puede ocasionar otros problemas como el sobrepeso u obesidad.

Tampoco es solución reprimir el deseo de comer algo dulce en un momento concreto porque cuando al final te permites comer ese dulce, no lo vas a disfrutar, y además el equilibrio emocional se verá alterado y hasta puedes sentirte culpable por ello.

Está claro que existe una relación entre la comida y las emociones.

Pero cuando la comida se convierte en la única herramienta para la gestión emocional, no solo no ayuda a resolver el problema, sino que añade otros. Muchas dietas fracasan por una inadecuada gestión emocional.

Todo en la vida es un equilibrio dinámico, y para mantener la salud también debería mantenerse el equilibrio entre las emociones y la comida. Las emociones juegan un papel fundamental en la elección de ciertos alimentos.

Quizás has notado que a veces te apetece comer chocolate porque te hace sentir bien, y esto es porque eleva la concentración de endorfinas (hormona de la felicidad) en tu cerebro.

El plátano ayuda a elevar los niveles de serotonina. Las almendras ayudan a reducir la ansiedad porque aumentan los niveles de ácido gamma amino-butírico (GABA), un neurotransmisor que envía mensajes químicos al cerebro y sistema nervioso...

Para mantener el equilibrio entre las emociones y la comida, el abordaje debería ser integral, en el que la persona termina conociendo la raíz de su problema; es decir, lo que le lleva a comer determinados alimentos.

También el estrés que influye en lo que la persona come y que desequilibra la microflora, lo que explica la apetencia de ciertos alimentos poco saludables o en cantidades desproporcionadas.

Teniendo en cuenta lo que se come, la gestión emocional, el equilibrio del microbiota y reduciendo el estrés se puede conseguir perder peso.

Si deseas contactar conmigo, puedes hacerlo en consulta@otiliaquireza.com. Estaré encantada de poder ayudarte.