25X

Jeju y Kumano: las montañas del alma

Arantxa
Serantes López
Humanista digital y doctora por la USC
Arantxa Serantes

Peregrinar es un acto simbólico, una habitación con vistas desde la cual podemos vislumbrar una parte de nuestra identidad. La rutina y el vacío que inunda lo cotidiano ha llevado a que personas de otras culturas como la coreana o la japonesa hayan encontrado una parte de su alma en Galicia. Recientemente, el vicegobernador de Jeju – una isla de la República de Corea- visitaba Galicia para conmemorar que en 2007 se inauguró un recorrido inspirado en la ruta jacobea creando un profundo hermanamiento, del mismo modo que Kumano, pero ya en tierras japonesas.

Pero para entender la naturaleza simbólica del sintoísmo tendríamos que realizar un viaje por el pensamiento hasta la prefectura de Wakayama, la isla más grande de Japón declarada como Patrimonio de de la Humanidad por la Unesco. Kumano Kodo es un camino que lleva a la montaña donde se encuentra el templo Kumano Sanzan en el que se da un culto a las deidades de la naturaleza. Las rutas conducen a tres santuarios diferentes y en uno de ellos se dice que habitan los dioses. Aunque también el budismo convive en este culto tan sincrético en total armonía, porque se trata de un viaje místico, desde el respeto y la veneración al semejante. El Camino de Santiago y el de Kumano se han hermanado e incluso aquellos que han completado las dos rutas pueden convertirse en Dual Pilgrim registrándose en el Kumano Hongu Heritage Center.

En el caso de Corea, fue la presidenta de la Fundación Jeju Olle Trail, Suh Myung Sook la que al realizar el Camino de Santiago, encontró la inspiración para llevar a cabo un proyecto que incluye veintisiete sendas que nos acercan a esa línea fronteriza entre los dioses y los humanos como los espíritus que guardan los lugares y protegen las rocas, se esconden entre los árboles o susurran en el viento como reflejo de nuestro encuentro interior. No hay dogma o código moral ni tampoco cosmogonía en este tipo de culto, pero sí hay respeto y sentimientos compartidos.

Decía el pensador Byung Chul-Han que “los rituales dan estabilidad a la vida” es decir, provocan cambios dentro de la vida natural porque le dan transcendencia y la convierten en algo sagrado, prolongando su ciclo vital e invitándonos a emocionarnos y a contemplar las realidades del entorno. Lo que me invita a recordar el poema rosaliano Cuando recuerdo del ancho bosque de su poemario En las Orillas del Sar cuando se preguntaba “Por qué tan cerca, tan fiel memoria me ha dado el cielo” al ver cómo se agitaban las hojas y el viento como una experiencia estética contemplativa. Por eso Rosalía resulta tan próxima en tierras japonesas, porque su canto es ancestral e icónico, al representar la realidad a través de las imágenes, de tal modo que hasta los más mínimos detalles nos resultan apreciables por los sentidos, incluyendo el corazón, ya que en el fondo lo que anhelamos es el misterio ya que nos embarga el sentimiento de lo desconocido y de todo aquello que podemos aprender. Por algo existe en Kumano la Senda del Filósofo, para contemplar los cerezos en flor y reflejarse en los ríos de la memoria.