La vacuna que divide al mundo

Firmas
Froilán Varela
Novak Djokovic. Foto: M. Murat

LA NEGATIVA de Novak Djokovic a vacunarse divide al mundo. Una vez que fue deportado de Australia, el tenista número 1 mundial, que reside en Mónaco, puede jugar en España y en Reino Unido en Wimbledon, pero no en Francia.

Su letargo y lucha a la vez en Melbourne sacudió a toda Serbia hasta convertirse en un asunto de Estado.

Djokovic se niega a vacunarse y compró el 80% de una farmacéutica europea que pretende combatir el covid con otro medicamento.

En medio de la tormenta el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, hizo unas desafortunadas declaraciones al comentar que el serbio sería un reclamo magnífico para el Open de Madrid. En España a los deportistas de elite solo les exigen una PCR para entrar. Las palabras del mandatario fueron tan impropias como las del ministro de Agricultura al ningunear la marca España en la carne.

El problema de Djokovic por lo demás es de sentido común. Si un niño de cinco años se vacuna, cuanto más un tenista de primer nivel que debería darle ejemplo.

El serbio mintió, puso en riesgo a la población con sus comparecencias con el virus y no se comportó como un deportista que juegue limpio.