El hospitalero de O Pino agredido por un peregrino: "Me amenazó de muerte. Nunca he vivido algo así"

José Ramón Blanco, propietario del albergue privado Porta de Santiago, pone el foco en el “mal comportamiento en ascenso” de algunos peregrinos en los últimos años

Un peregrino agrede a un hospitalero de un albergue de O Pino

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"No he vivido nunca algo así en 15 años de profesión. Me empezó a insultar, me amenazó de muerte y después volvió a entrar en el local y me propició un puñetazo". Quien habla es José Ramón Blanco, el propietario del albergue privado Porta de Santiago, situado en la localidad de O Pino, a escasos 17,5 kilómetros de Santiago de Compostela, tras haber sido agredido por un peregrino que se negaba a completar los papeles obligatorios para poder pasar la noche.

Los hechos, denunciados en la Guardia Civil, se produjeron el pasado sábado cuando el joven entró en el establecimiento acompañado de un compañero, que firmó la hoja “sin ningún inconveniente”. El peregrino, que decía venir andando desde Barcelona, se negó hasta en tres ocasiones a firmar la ficha preceptiva de inscripción para poder pasar la noche en el albergue.

“Me empezó a insultar y me propició un puñetazo, se puso histérico, tal y como se ve en las imágenes que difundimos”, ha detallado Blanco, que tras 15 años al frente de este albergue subraya el “mal comportamiento en ascenso” de algunos peregrinos en los últimos años.

El dueño del albergue también destaca la solidaridad de sus compañeros de profesión, ya que, desde que se conocieron los hechos, ha recibido “más de 30 llamadas” de otros propietarios con establecimientos de todo el Camino de Santiago. “Las agresiones, sobre todo verbales, son algo muy común desde después de la pandemia, no sé hasta dónde puede llegar esto”, ha señalado­

Los horarios de cierre de los albergues, los ruidos en las habitaciones o las personas que quieren llegar tarde por salir de fiesta, son muchas veces, según relata, las razones por las que empiezan las agresiones. “Antes la gente llegaba y cumplía las normas, ahora vienen con otro ánimo”, remarca.

En cuanto a la implantación de nuevas medidas de seguridad, Blanco explica que, más allá de las grabaciones, “poco más se puede hacer”, ya que “no se va a tener un guardia en cada albergue”. Con todo, incide en que las cámaras “son muy necesarias” al tratarse de “la única manera de certificar una agresión”.