Abierto el plazo de inscripciones para la 44ª Carreira Pedestre

Se celebrará el 29 de octubre y los interesados en participar pueden apuntarse hasta el día 24 del mismo mes a las 23:59 horas, o hasta que se agote el cupo de plazas disponibles

Miles de corredores de Santiago y otros puntos de procedencia participan año tras año

Comenzará, una vez más, en Xoán XXIII

Carreira Pedestre Popular de Santiago: la carrera más bonita del mundo

Javier Rosende Novo

Ya está abierto el plazo para inscribirse en la 44ª edición de la Carreira Pedestre Popular, que tendrá lugar en Santiago de Compostela el 29 de octubre de 2023. Los interesados podrán apuntarse para participar hasta las 23.59 horas del 24 de octubre o, en su defecto, hasta que se supere el cupo de plazas disponibles.

La carrera más bonita del mundo

El último fin de semana de octubre es una fecha marcada en el calendario de los compostelanos y miles de atletas de fuera de Santiago por albergar una de las grandes citas deportivas del año: la Carreira Pedestre Popular de Santiago.

Las calles de la ciudad se llenan de escolares y adultos para participar en una prueba que se corre en un marco incomparable y cuya meta se ubica en el propio corazón de Compostela, la Plaza del Obradoiro. Cada año, familiares y amigos se agolpan en las calles para animar y disfrutar de una jornada lúdico-deportiva en la que los valores del deporte están presentes en cada zancada... esfuerzo, compañerismo y superación.

Cartel de la 44ª edición de la Carreira Pedestre Popular / kiko da silva

Cartel de la 44ª edición de la Carreira Pedestre Popular / kiko da silva / David Suárez

La cita deportiva por excelencia de la capital de Galicia reúne a miles de corredores entre las diferentes categorías (tipos de categorías) desde el año 1978, cuando nació la prueba para conmemorar los 100 años de vida de EL CORREO GALLEGO. Aquel año más de 2.500 corredores participaron en la carrera y, tras ese éxito, se acordó mantener la prueba en los años siguientes. En aquella primera edición, los compostelanos Juan Santos y Fátima Paz se hicieron con la victoria.

Fue un acontecimiento atlético pionero en Galicia. A su amparo fueron surgiendo otras pruebas, aunque muchas de ellas acabaron teniendo una vida efímera. La de Santiago marcó el paso, constituyó un rotundo éxito tanto de participación como de público y todavía hoy, después de 43 ediciones, es todo un ejemplo de organización y un estímulo para muchos deportistas que marcan la Pedestre en rojo en su calendario.

En aquellos primeros años, los dorsales se hacían a mano, en cartulinas de cartón con el número pintado con rotulador. Los participantes se agolpaban a las puertas de la sede de EL CORREO GALLEGO, por aquel entonces ubicada en el número 29 de la calle del Preguntoiro. Las largas colas se diluían poco a poco entre niños y mayores que abandonaban las instalaciones del periódico con aquel trozo de cartulina imprescindible para poder ser identificados durante la prueba. Fue así hasta el año 1985, cuando se empezaron a utilizar los dorsales de tela; con el paso del tiempo incluso se personalizan con los propios nombres de los participantes.

Pero los cambios más importantes llegaron de la mano de los avances tecnológicos. La recogida de los dorsales se hacía a mano hasta que la incorporación del chip puso fin a uno de los problemas que más disgustaba a los atletas que llegaban sudorosos tras el esfuerzo y tenían que permanecer parados durante minutos. El chip, atado a la zapatilla, era también válido para certificar el paso de los atletas por los puntos intermedios dejando así en el olvido aquellos escapularios que se entregaban en un punto del trazado y que era imprescindible llevar al cuello en la línea de meta. Ahora el chip ya no se ata a la zapatilla sino que va detrás del dorsal.

En la actualidad la gran cita popular del deporte compostelano, se ha convertido en una prueba que reúne desde atletas profesionales hasta familias aficionadas y cuyo trazado, por las calles empedradas de la zona histórica y su llegada en el Obradoiro la convierten en la carrera más bonita del mundo.

El trazado de la carrera

Cuando un aficionado al atletismo afronta por primera vez la Carreira Pedestre Camiño de Santiago lo hace con temor a un recorrido duro y exigente en el que solo mencionar la cuesta de Vite ya pone los pelos de punta.

Sin embargo, una vez recorridos los doce kilómetros, esta prueba atlética deja un agradable sabor de boca a sus corredores.

Y es que a juicio de todos los participantes, la competición santiaguesa cuenta con un plus añadido que no es otro que el público que se agolpa al paso de los corredores y a los que presta su apoyo en forma de continuos aplausos o palabras de ánimo.

Es cierto que la prueba empieza con un enorme pelotón subiendo la empinada cuesta de Xoán XXIII en donde los espectadores dan ya sus primeros alientos a los participantes para que salven el primer escollo.

Más duro para los corredores se hace el paso por el campus universitario, quizá la zona de todo el trazado en la que se ve menos público y que coincide con algo más de la mitad del recorrido realizado por lo que el cansancio también empieza a hacer mella.

A partir de ahí los participantes deben afrontar la zona de Galeras, con una orografía que siempre pica hacia arriba, y la temida cuesta de Vite, en donde los espectadores se vuelcan con los atletas.

Una vez alcanzada la cima, llega la zona más agradecida de la carrera. Alternando cuesta abajo y llano, los corredores pronto se adentran en la zona monumental, en donde el ánimo continuo del público parece dar alas a los participantes para afrontar la parte de la final de la prueba.

La plaza do Obradoiro recibe a todos con una ovación que premia el esfuerzo y además para cada una de las personas que porta el dorsal supone la recompensa final de saber que se cumplió el objetivo de alcanzar una meta que por su belleza y por el calor del público quedará guardada siempre en la memoria.

De hecho, son muchos los que confiesan que llegaron a emocionarse al pisar las piedras de la plaza, que además es el fin del Camino, después de doce kilómetros de sacrificio y sudor.