La gobernabilidad de España

Sánchez recibe el encargo del Rey y abona el terreno para la amnistía: "Es la hora de la política y la generosidad"

El presidente en funciones comenzará a partir de mañana miércoles las reuniones con los líderes de los distintos grupos parlamentarios, empezando por Yolanda Díaz, de Sumar, con quien el PSOE aspira a reeditar la coalición

Sánchez acepta su candidatura para "ser investido como presidente del Gobierno"

PI STUDIO | FOTO: JOSÉ LUIS ROCA

Juan Ruiz Sierra

Pedro Sánchez ya tiene el encargo del Rey para intentar su reelección como presidente del Gobierno. Tras casi un mes y medio con el foco sobre Alberto Núñez Feijóo, que fracasó la semana pasada en su tentativa de llegar a la Moncloa, la iniciativa es ahora del líder socialista. Al ser nombrado por Felipe VI, con quien se reunió este martes durante una hora y veinte minutos en la Zarzuela, Sánchez estrenó su nuevo rol abonando el terreno para la amnistía del ‘procés’ que reclaman ERC y Junts, la piedra de toque de toda la negociación de investidura. “Es la hora de la política y la generosidad”, repitió en varias ocasiones durante su comparecencia posterior. 

El presidente en funciones comenzará el miércoles los encuentros con los grupos parlamentarios. La primera cita será con Yolanda Díaz, de Sumar, con quien el PSOE aspira a reeditar la coalición. Sánchez y Díaz, vicepresidenta segunda, se vieron este martes en el Consejo de Ministros, en la Moncloa, pero los encuentros para explorar la gobernabilidad siguen otros códigos. Serán en el Congreso. El líder socialista también se quiere ver con Núñez Feijóo, pero no para pedirle su apoyo, sino para desbloquear de una vez el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), cuyos miembros llevan cinco años con el mandato caducado, y también pedir al máximo dirigente de los conservadores que durante esta legislatura, si arranca, se destierre “el insulto” de la vida política. Y a partir de ahí, presidente en funciones mantendrá reuniones con el resto de formaciones para formar Gobierno “lo antes posible”. Con todas, salvo con Vox.

Los tres pilares

Sánchez quiere que el próximo Ejecutivo esté basado en “tres pilares”. Por un lado, el “progreso social”, para “consolidar y ampliar” lo conseguido durante la pasada legislatura. La mención a esa futura “ampliación” supone un guiño a Sumar, que en los últimos tiempos se ha quejado de una presunta falta de ambición por parte de los socialistas. Por otro, la “convivencia entre españoles”, continuando con la senda de los últimos cuatro años. Aquí es donde entraría la amnistía, que según el presidente en funciones iría en el mismo sentido que pasadas iniciativas, como los indultos a los condenados por el referéndum del 1-O. Y por último, la Constitución como “marco”, en un mensaje destinado a quienes dudan, como el propio Sánchez hasta antes de las elecciones generales del pasado 23 de julio, de que el carpetazo judicial al ‘procés’ sea compatible con la Carta Magna. 

Todo, continuó, con el objetivo de alcanzar un acuerdo a múltiples bandas (“es complejo; no va a ser fácil”, insistió) que vaya más allá de la investidura“Vamos a trabajar para articular una mayoría de legislatura, que dé estabilidad al país durante los próximos cuatro años”, dijo el jefe del Ejecutivo.

Pero Sánchez sigue sin aclarar hasta dónde está dispuesto a llegar con la amnistía. Si hasta el pasado viernes se escudaba en que el candidato era Feijóo y no él, esta vez justificó su escasa concreción en que es ahora cuando empieza la negociación de verdad. “Las conversaciones tienen que ser discretas, pero los acuerdos transparentes”, señaló. 

Aun así, dio claras muestras de estar dispuesto a aprobar una medida de gracia. Sobre todo, cuando dio por hecho que sobre la iniciativa "tendrá que pronunciarse el Tribunal Constitucional", ante los ya anunciados recursos del PP y Vox. Digan lo que digan los magistrados, Sánchez cree que los ciudadanos acabarán apoyándola, igual que con los indultos. La por el momento innombrable amnistía, a su juicio, supondría un paso más. “La sociedad española quiere ver superado lo acontecido antes de que nosotros llegásemos al Gobierno”, sostuvo, en referencia al proceso independentista de 2017.  

“Cuando hable con todos los grupos parlamentarios, fijaré posición -continuó-. Pero quisiera hacer una reflexión importante. Si el 23 de julio dijeron algo los españoles es que no se puede presidir el Gobierno sin entender la pluralidad y la diversidad de la Nación española. Es la hora de la política, del compromiso con el país, de la generosidad y del liderazgo. Ha habido decisiones difíciles que he tenido que tomar, que han sido consecuencia de problemas que hemos heredado. Cuando tomé la decisión de los indultos, confiaba en sus efectos beneficiosos. Hoy puedo constatar que esa decisión fue acertada en aras del interés general”.  

Una nueva fase

La negociación entra ahora en una nueva pantalla. El líder socialista solo trabaja con el escenario de que podrá formar Gobierno, descartando la repetición electoral, y cuenta con dos meses para llevarlo a término. Si no ha habido investidura el 27 de noviembre, se convocarán nuevos comicios generales. Pero Sánchez quiere que el nuevo mandato se haga realidad antes, en octubre, y confía en lograr el apoyo de Sumar, ERC, Junts, Bildu, el PNV, el BNG y Coalición Canaria. De ser así, recibiría 179 votos a favor, tres por encima de la mayoría absoluta, logrando su reelección en la primera votación, no en la segunda, para la que se necesita solo mayoría simple. Es decir, tendría más respaldo que en enero de 2020, cuando obtuvo 167 síes, 165 noes y 18 abstenciones. 

Pero en el PSOE admiten que el escenario será aún más complicado que hace casi cuatro años. Si la investidura cuaja, no habrá una mayoría de izquierdas, porque ni los posconvergentes ni los nacionalistas vascos se mueven en ese espectro ideológico. Los colaboradores de Sánchez se preparan para una legislatura con pocas leyes, muchas menos que en la anterior, cuando se aprobaron 215, con aliados cambiantes. 

Esta vez todo pasaría por ERC y Junts, cuyos escaños son indispensables para cualquier iniciativa. Gran parte del optimismo de los socialistas tiene que ver con este equilibrio de fuerzas. Republicanos y posconvergentes no tendrían tanta influencia tras una nueva cita con las urnas, que podría dar mayoría al PP con Vox o un margen más holgado a los socialistas para conformar Gobierno. Por eso, entre otros motivos, los colaboradores de Sánchez creen que habrá investidura. 

Pero para llegar a la meta hace falta sellar un acuerdo. La prioridad del PSOE está en el flanco catalán, con la amnistía en el centro del debate y muchos flecos por pulir: desde la posibilidad de que Carles Puigdemontdisfrute de esta medida de gracia hasta su aplicación a los 45 agentes procesados por las fuertes cargas policiales durante el referéndum del 1-O, pasando por la renuncia a la unilateralidad por parte de Junts. El referéndum, como quedó claro la semana pasada y volvió a subrayar Sánchez durante su comparecencia, está descartado. Si hay pacto con el independentismo, los colaboradores del presidente en funciones consideran que el resto será más sencillo. 

Incluso los Presupuestos, porque el PSOE no solo aborda el pacto con sus aliados potenciales para la investidura. También busca algún tipo de compromiso sobre las cuentas de los próximos años. “Se trata de consolidar la gobernabilidad de España. No solo estamos hablando de las materias de investidura, sino también de la tarea de gobierno de los próximos cuatro años”, explicó la ministra de Hacienda, María Jesús Montero