Los conservadores

El PP sube solo un escaño, hasta los siete, y no reconquista a los electores de Vox

Los populares se consuelan recordando que en 2020 fueron en coalición con Ciudadanos y ahora se han presentado solos

El PNV resiste el ascenso de Bildu y podrá mantener el Gobierno vasco gracias a la subida del PSE

Alberto Núñez Feijóo cierra la campaña vasca en Vitoria

Alberto Núñez Feijóo cierra la campaña vasca en Vitoria / ADRIAN RUIZ HIERRO

Pilar Santos

Pilar Santos

El PP obtuvo este domingo siete escaños en el Parlamento de Euskadi, solo uno más de los que sacó en julio de 2020. Los relevos en la formación conservadora, con Alberto Núñez Feijóo en Madrid y con Javier de Andrés en el País Vasco, han tenido un impacto limitado en las urnas. Feijóo tenía tres objetivos principales: crecer en diputados, y lo ha hecho por la mínima; quitarle a Vox el único escaño que tenía, algo que no ha logrado, y demostrar que el socialismo está de capa caída y, sin embargo, el PSE ha mejorado sus resultados en dos parlamentarios (de 10 a 12). Los conservadores no han visto rédito en las urnas ni en su batalla contra la amnistía y los pactos del "sanchismo" ni en el escándado de corrupción del 'caso Koldo', que afecta al PSOE.

Cuando empezó la campaña, el jueves 4 de abril, en Génova consideraban que era posible saltar hasta los 8-9 escaños, entre otras cosas porque daban por hecho que quitarían a Vox a su única diputada (por Álava). La formación de Santiago Abascal venía de un mal resultado en las elecciones generales de julio y otro peor en las gallegas, en febrero, pero al final ha aguantado. 

ETA en campaña

Los populares fueron rebajando sus expectativas conforme avanzaba la campaña, sobre todo cuando el debate sobre el terrorismo de ETA irrumpió el pasado martes, de la mano de Pello Otxandiano, el candidato de EH Bildu. Los conservadores se temían que este asunto laminara sus posibilidades de convencer al votante centrado, que podía dudar entre el PNV y el PP, y también alejara al más radical, que podía escoger a Vox. Contrariamente a lo que han venido haciendo los últimos años, que han puesto sobre la mesa el terrorismo de ETA en debates que nada tenían que ver, en esta campaña han huido de él. Ni siquiera la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, habló de la banda etarra cuando visitó Bilbao el pasado martes. 

Fin al proceso menguante

El avance en votos y en escaños era algo que el PP no lograba desde hace más de 20 años. En las elecciones de 2001 pasó de 16 diputados a 19, su máximo histórico en Euskadi, con Jaime Mayor Oreja como cabeza de cartel. Desde entonces, los populares han ido menguando, 18, en 2005; después, 13, 19, 9 y 6, en 2020, que parece que ha sido su suelo electoral. En todo caso, la aritmética que han arrojado las urnas vuelven a dejar al PP en un papel totalmente irrelevante en Euskadi, parecido al que tienen en Catalunya, donde podrán intentar demostrar que se recuperan el 12 de mayo, en las elecciones al Parlament, donde solo cuentan con tres diputados.

En Génova, los siete escaños se celebraron porque recordaron que hace cuatro años se presentaban en coalición con Ciudadanos y sacaron seis: cuatro eran políticos populares y dos, naranjas. Esta vez, ya han ido solos y han demostrado, insistían fuentes de la dirección, que han absorbido al antiguo partido de Albert Rivera. El diputado número 7 de este domingo lo han obtenido en Álava, donde el PNV ha perdido dos.

Pasadas las once de la noche, la secretaria general del PP, Cuca Gamarra, compareció para felicitar al ganador, Imanol Pradales (PNV). Gamarra lamentó el crecimiento de EH Bildu (segunda fuerza, con 21 asientos) y lo achacó al "blanqueamiento" de los abertzales que cree que ha hecho Sánchez con sus pactos en el Congreso. "Ha hecho que crezca y sea visto por una amplia parte de la sociedad vasca con absoluta normalidad", aseguró minutos antes de argumentar, paradójicamente, que el partido socialista ha crecido (dos escaños) debido "al miedo a que Bildu ganara las elecciones".