El turismo rural esquiva el bajón de otras comunidades con un 80% de ocupación en el ecuador de agosto

Con todo, el sector constata un “ligero descenso” porque “la gente vuelve a viajar al exterior y a buscar destinos de sol y playa”

“Otros vienen de fuera huyendo del calor”, señalan

Alojamiento de turismo rural en Bueu

Alojamiento de turismo rural en Bueu / gonzalo núñez

Después de vivir una campaña estival extraordinaria en 2022, con cifras de viajeros y pernoctaciones que se aproximaron por fin a los niveles prepandemia, el sector gallego del turismo ruralafronta un verano que está siendo “bueno”, pero también “un poco raro”. La temporada turística por excelencia comenzó “con mucho brío” en el mes de junio, en palabras de Juan Luis López, presidente de la Asociación Galega de Turismo Rural (Agatur), pero se fue ralentizando por momentos hasta llegar al ecuador de un mes de agosto que está siendo “bastante fluido”, con niveles de reservas y de ocupación que oscilan entre el 80% y el 85%, fundamentalmente hasta el día 23.

“Tanto mayo como junio fueron bien”, explica López, con un buen ritmo de pernoctaciones fundamentalmente los fines de semana, como viene siendo habitual entre el final de la primavera y el inicio del verano. Pero julio no cumplió las expectativas del sector. Comezó con fuerza, con niveles de ocupación muy positivos, pero, como señalan desde Agatur, se fue desinflando de cara a la segunda quincena, que fue más floja. La situación volvió a mejorar en agosto, hasta llegar a cifras de ocupación que la Asociación Galega de Turismo Rural todavía no ha recabado en su totalidad, pero que apuntan a que globalmente será “un buen mes” entre los aproximadamente 140 establecimientos que forman parte de la entidad en toda Galicia, aunque no al nivel registrado en agosto de 2022, cuando 40.530 viajeros optaron por este tipo de alojamientos, hasta superar las 100.000 pernoctaciones.

Desde el sector tienen claro que existen dos circunstancias que pueden explicar el “ligero descenso” en la afluencia de viajeros este verano. Una de ellas tiene que ver con el cambio en los hábitos que se fueron adquiriendo a raíz de la pandemia, cuando la prioridad, a la hora de diseñar las vacaciones, fue escapar en la medida de lo posible de las aglomeraciones para prevenir posibles contagios. “Con la Covid, los clientes empezaron a buscar sobre todo la individualidad y el contacto con la naturaleza. Lo que más interesaba era poder disfrutar al aire libre”, recuerda el presidente de Agatur. “Se prescindió del turismo de sol y playa”, asevera López. Pero la situación ha cambiado. “El fin de la crisis sanitaria y la percepción de que hemos vuelto a la normalidad ha hecho que la gente vuelva a buscar esos destinos más concurridos”, afirma.

A ello se suma la recuperación de los viajes organizados, tras la paralización que sufrió este tipo de turismo desde el comienzo de la pandemia. “Ahora sí, la gente está volviendo a salir al exterior”, apunta Juan Luis López.

Ambas circunstancias, que en el caso gallego se traducen en un ligero descenso en el número de pernoctaciones, están teniendo efectos mucho más notorios en otras autonomías. Es el caso de la Comunidad Valenciana, donde la ocupación de los alojamientos rurales este mes de agosto apenas supera de media el 50%. La situación es tan preocupante que el sector reclama al Gobierno autonómico la puesta en marcha de un plan específico con medidas de promoción, apoyo e inversión. Nada que ver, dice el presidente de Agatur, con lo que ocurre en Galicia, fundamentalmente por las diferencias que existen entre la propia oferta turística rural de ambas comunidades. “En la Comunidad Valenciana tienen un medio rural que no se puede comparar con el nuestro y una competencia tremenda con la oferta de sol y playa. Basta con ver cómo estuvo el Levante este año y cómo se peleaban por las sombrillas”, indica.

Frente a eso, el presidente de Agatur constata que cada vez son más los viajeros que optan por el turismo rural gallego “huyendo del calor”. “Es una de las cosas que nos dicen cuando llegan”, explica. “Quien venir al fresco” y quedan “maravillados” con el simple hecho de poder poner una chaqueta por la noche.

En negativo, Juan Luis López destaca que el sector está notando que el poder adquisitivo de sus clientes ha bajado y que la gente “sale menos”. Y eso influye, dice, en las reservas de última hora. “Se sigue esperando hasta el final. La gente no tiene claro si va a salir o si va a hacer buen tiempo y retrasa la planificación de sus vacaciones”, sostiene.

A falta de conocer los datos correspondientes al mes de julio de la encuesta de ocupación en alojamientos turísticos extrahoteleros, que elabora el Instituto Nacional de Estadística (INE), los establecimientos gallegos de turismo rural registraron en junio de este año un total de 21.922 viajeros y 35.186 pernoctaciones, ligeramente por debajo de los 23.079 clientes contabilizados en junio de 2022, que pasaron 36.225 noches en estos alojamientos. Las cifras contrastan con las de 2021, con un mes de junio en el que la amenaza de la Covid seguía muy presente, con 19.723 pernoctaciones y 11.558 viajeros, mientras que en junio de 2020, cuando el coronavirus irrumpió en nuestras vidas, se registraron 3.633 viajeros y 7.608 pernoctaciones.