Pontón y Besteiro compiten por rentabilizar el pacto pero escenifican sintonía para las gallegas

Socialistas y nacionalistas sellaron ayer en el Congreso de los Diputados el contrato de cara a la investidura de Pedro Sánchez con un claro aroma a precampaña autonómica

Ana Pontón y Gómez Besteiro se saludan tras la firma del pacto, ante la firmante María Jesús Montero

Ana Pontón y Gómez Besteiro se saludan tras la firma del pacto, ante la firmante María Jesús Montero / Eduardo Parra

El apretón de manos entre Ana Pontón y José Ramón Gómez Besteiro ayer tras la firma del acuerdo de investidura sellado entre nacionalistas y socialistas tiene una clara lectura en clave autonómica. Ambos partidos saben que se necesitan de forma mutua para tratar de dar fin a los casi tres lustros del Partido Popular al frente de la Xunta y de esa forma escenificaron que otro bipartito en San Caetano es posible.

Sin embargo, en cuanto cesaron los flashes, tanto la portavoz nacional del BNG –todavía no ha sido designada como candidata de su partido a la Xunta– como el aspirante socialista a la Presidencia autonómica trataron de rentabilizar ante la sociedad gallega las diferentes medidas contenidas en el pacto.

Ana Pontón se mostró orgullosa de que su formación lograra “garantizar que la agenda gallega va a tener un impulso” a nivel estatal, en caso de que finalmente Pedro Sánchez sea investido. La líder nacionalista lo hizo, además, contraponiendo la “política útil” del BNG que “mejora la vida de los ciudadanos” a la de un Alfonso Rueda que solo ofrece “crispación y mentiras”.

“Cualquier gallego, votara lo que votara en las pasadas elecciones, hoy siente la satisfacción de que los asuntos de nuestro país tienen peso, de que se va a avanzar en temas importantes como es el ferrocarril, como es la mejora de las pensiones, como crear más juzgados de violencia de género, como es mejorar las prestaciones que recibe la gente corriente”, apuntó la líder de los nacionalistas gallegos sacando pecho por las medidas incluidas en el acuerdo firmado con los socialistas. Un pacto que, como recordó Pontón, es únicamente de investidura y no compromete a Néstor Rego a lo largo del resto de la legislatura.

José Ramón Gómez Besteiro, por su parte, trató de rebajar la euforia del Bloque y recordó que la investidura de Pedro Sánchez “no necesita este pacto”, pues quien decidirá finalmente si el PSOE permanece en la Moncloa es Junts.

Es por ello que el candidato socialista recalcó que quién necesitaba el pacto era Galicia y que en el finalmente agraciado devenir de las negociaciones que han llevado a este acuerdo, “tuvo mucho peso la influencia de los siete diputados gallegos del PSOE” y “el apoyo del presidente del Gobierno de España que más ha tenido en cuenta a Galicia, Pedro Sánchez”, apuntó.

En sus declaraciones a los medios de comunicación, Gómez Besteiro ligó directamente el acuerdo con el horizonte electoral cada vez más próximo de las autonómicas. “Empiezan nuevos tiempos”, por lo que se comprometió a “trabajar duro porque tengo claro que hoy se abre un nuevo tiempo en Galicia y es imparable”, proclamó.

Entre las distintas medidas contenidas en el pacto sellado ayer, Besteiro quiso destacar la nueva rebaja en los peajes de la AP-9. “Fuimos los únicos que los habíamos rebajado y ahora aún más, podremos ir desde Ferrol hasta Tui con un 75% de descuento”, señaló.

Cabe recordar que el citado acuerdo, además de potenciar algunos de los compromisos alcanzados en 2020 como ese descuento en los peajes, mantiene otros que durante la última legislatura no se llegaron a cumplir como la aportación estatal del 50% en materia de Dependencia , el avance del autogobierno con la cesión de las competencias establecidas en el Estatuto y que se encuentran todavía en manos del Estado o la garantía de que la comunidad mantendrá el mismo status quo que Euskadi y Cataluña.

La condonación de la deuda

Del conjunto de medidas pactadas por nacionalistas y socialistas, la que ha suscitado mayor polémica fue la de condonar la deuda de la comunidad de forma “análoga” a la que consigan otras comunidades, en clara alusión a Cataluña, “en el marco de las compensaciones a aquellas CCAA que no hicieron uso del FLA”, recoge el acuerdo.

Un punto que levantó dudas entre las filas populares y sobre el que el propio Alfonso Rueda apuntó que existe “mucha confusión y mucho anuncio”, al no haberse explicitado cual es la cantidad que se le perdonará a Galicia, cuyo débito con el FLA se reduce a 2.700 millones de euros.

En ese sentido, la líder del BNG apuntó que los representantes del PPdeG deben todavía explicar “por qué el Gobierno gallego decidió no acudir al FLA por puro interés partidista, aún teniendo que pagarle más intereses a los bancos que los que le hubiera tenido que pagar al Estado”, cuestionó.