La falta de conductores pone en jaque el futuro del sector del taxi en Galicia en un momento de auge

Las licencias a la venta llegan a alcanzar los 120.000 euros en las principales ciudades y los 80.000 euros en núcleos más pequeños

Karina Rodríguez, taxista de O Barco de Valdeorras (Ourense) con su vehículo

Karina Rodríguez, taxista de O Barco de Valdeorras (Ourense) con su vehículo / Cedida

Los profesionales del sector del taxi están preocupados: en los núcleos urbanos más grandes está siendo “difícil” encontrar nuevos conductores. Afirman que les ocurre algo parecido a lo que se vive en el gremio de la construcción. Mari Veira, taxista en A Coruña desde hace 18 años, reconoce que en esta situación se encuentran también “muchos sectores”. Pero el presidente de la Federación de Autónomos del Taxi de Galicia (Fegataxi), Manuel Sánchez, apunta a los que pueden ser los grandes inconvenientes de la profesión: “trabajar por la semana, pero también los fines de semana y los festivos”. 

Actualmente, según los últimos datos del Ministerio de Transportes y Movilidad Sostenible, en Galicia hay registradas 3.462 licencias de taxi. Por provincias, la mayor concentración la tiene A Coruña, con 1.439 autorizaciones; seguida de Pontevedra, con 1.217; Lugo, con 486, y Ourense, con 320.

A nivel municipal, según los datos de las asociaciones del sector y de los ayuntamientos de las grandes ciudades, Vigo es la urbe que cuenta con más licencias, superando el medio millar (546). A Coruña alcanza las 522 autorizaciones y la siguiente ciudad en la clasificación, Santiago, ya se aleja de esa cifra con 147 licencias. La distribución la completan Ourense (106), Pontevedra (88), Ferrol (84) y Lugo (68). En total, suponen el 45% de las que hay en la comunidad.

La cuestión es ¿está garantizado el relevo generacional en el sector? Sánchez reconoce que ya no se suele heredar tanto la licencia: “Antes sucedía que pasaba de padres a hijos, pero ahora no hay tanta demanda, porque las nuevas generaciones ven que es una profesión sacrificada”.

“Desde que acabó la pandemia, tenemos casi el doble de pasajeros que antes”, cuentan los taxistas

En contraposición, Veira resalta que, si bien se venden “algunas licencias”, aún son muchas las que “quedan dentro de las familias”. La conductora coruñesa explica que “hay muchos hijos de taxistas que vienen para el sector, cada día más”. Además, se añade un componente más a este relevo y es que “cada vez hay más hijas”, en referencia al aumento de la presencia femenina en el gremio. Cuando, por el contrario, las autorizaciones se venden es porque los hijos eligen otra profesión diferente de la de sus padres.

La cuantía que se paga por los permisos también puede dificultar el acceso al transporte de viajeros para quien busque poseer su propia licencia de actividad. En las principales ciudades gallegas alcanzan los 120.000 euros, o incluso más. Veira cree que “no son caras”, dado que aportan “mucha libertad”, mientras que el presidente de Fegataxi puntualiza que los precios responden “al mercado”.

El momento por el que pasa el sector del taxi es positivo, según las opiniones de los profesionales del transporte. A juicio de Sánchez, Galicia está viviendo “una época buena” para el sector, algo que le trasladan compañeros de varios municipios, que destacan que hay “bastante demanda de pasajeros”. Veira es incluso más optimista con su valoración del negocio: “Desde que acabó la pandemia, tenemos casi el doble de pasajeros que antes”.

El aumento del precio de los carburantes duplica el gasto mensual de los taxistas en combustible

A pesar del momento de “bonanza” de la profesión, no dejan de existir preocupaciones. Más allá de la falta de conductores, que se hace más latente “a la hora que sale la gente de las discotecas” para regresar a su casa, los taxistas sufren con especial intensidad el encarecimiento de los combustibles. Desde hace un par de años, un taxista en una ciudad como A Coruña ha pasado de gastar “400 euros al mes” a llegar a los “800 euros”, según los cálculos que hace Mari Veira. Es por ello que el sector reclama una subida de las tarifas que les permita compensar costes.

El rural, una situación diferente

Al igual que sucede con otras problemáticas, el sector del taxi no cuenta con el mismo diagnóstico en los núcleos más pequeños. Karina Rodríguez, taxista de O Barco de Valdeorras (Ourense) desde hace 12 años, expone que los mayores problemas son “el precio del depósito” y los conductores de otros municipios que “hacen servicios dentro de O Barco”. Esta conductora valdeorresa, que además es presidenta de la asociación del sector en la localidad, denuncia el “intrusismo” que sufren por parte de taxis de localidades cercanas. El precio de los combustibles también les supone el doble, llegando a gastar “500 euros al mes”.

La forma de trabajar del sector del transporte de viajeros en zonas menos pobladas se sostiene en “servicios más largos”. Rodríguez explica que en la comarca las mayores fuentes de ingresos para su gremio son “los trayectos a Ourense o Ponferrada, por motivos médicos” y “las recogidas de fiestas celebradas en vacaciones”, dado que el recorrido urbano es limitado por el tamaño de la localidad y cuenta con tarifas que no cubren los costes que afrontan. La bajada de bandera se cifraba hasta ahora en 2,50 euros y pasará a 4 euros, tras la reclamación de la asociación de taxistas.

El relevo generacional no es un problema en esta zona de la provincia de Ourense, dado que “muchos heredan la licencia”, al igual que a Karina le quedó de su padre. Además, están conformes con el número de autorizaciones y le han pedido al ayuntamiento que no conceda más. Si pese a todo tuviese que vender la licencia, dice, “estaría en los 80.000 euros”, un importe alejado de lo que se pide en las ciudades.