Panaderos asfixiados por el alza de costes: “Nunca nos habíamos visto tan ahogados”

En lo que va de año las barras han subido entre 5 y 20 céntimos

“Desde que empezó la guerra de Ucrania, la harina es un 60% más cara”, dicen desde la federación Fegapan

Manuel Hombre y Rocío Iglesias, en el horno de Panadería OCornecho, de Santiago

Manuel Hombre y Rocío Iglesias, en el horno de Panadería OCornecho, de Santiago / Antonio Hernández

“Llevo 47 años trabajando y diría que el sector nunca se ha visto tan ahogado”, afirma Manuel Hombre, panadero de O Cornecho, de Santiago, que este año, como muchos colegas, ha tenido que subir el precio de la barra de pan. En su caso, cinco céntimos, hasta el 1,20 euros que cobra por pieza.

El alza de los costes de producción y transporte ha tenido en vilo a los panaderos desde el inicio de la guerra de Ucrania y, antes o más tarde, la gran mayoría ha tenido que aumentar los precios de sus productos. En la Panadería Olegario Vilela e Hijos, de Pontevedra, también lo han hecho en cinco céntimos, pasando de “1,05 a 1,10 euros por barra”, aunque saben de compañeros que aplicaron subidas de “quince o veinte céntimos”. En su caso, “los clientes no se han quejado, porque ha sido poco”, pero no saben si tendrán que “volver a subir precios en el futuro”.

Hay, sin embargo, otros negocios que optan por “mantener los precios” del año pasado, como sucede con la Panadería Moure, en Santiago. Afirman que seguirán sin subirlos mientras “puedan aguantar”. Actualmente, venden la barra de 250 gramos a 1,10 euros.

Desde la Federación Galega de Fabricantes de Pan (Fegapan), su presidente, César Fieiras, defiende que es “normal” que la mayor parte de los panaderos se planteen estas subidas de precios, porque los costes a los que deben hacer frente se han disparado. Entre ellos, el del gasóleo. “Estamos pagando un 50% más de combustible que hace cuatro o cinco años”, señala.

Lo mismo pasa con la harina, un componente indispensable para el sectorFieiras relata que “desde que empezó la guerra de Ucrania” los precios han llegado a aumentar “un 60%”. Lo corrobora Manuel Hombre, de O Cornecho, que paga por cada kilo de harina veinte céntimos más que antes de la invasión rusa. “Eso, en un negocio que consume al año 140.000 kilos de harina, es una barbaridad de dinero”, indica.

El sector critica que se utilice la “barra barata” como reclamo comercial: “No es pan de calidad”

El escenario que viven las panaderías que venden variedades de pan con Indicación Geográfica Protegida (IGP) no dista de la situación del resto de establecimientos. En el caso del pan de Carral, una de las variedades con este sello, la Panadería Bonome vende la bolla a 2,65 euros. Confiesan que tienen “previsto incrementar el precio”, aunque “no saben cuándo”. En su caso, lo que más pesa es la subida del gasóleo “para el reparto”. En Panadería Cañás, localizada en el mismo municipio, tienen la pieza a 3,35 euros, tras la subida del año pasado.

Lo mismo ocurre en San Cristovo de Cea, donde se cuece el famoso pan de Cea. Rosa, de Panadería Calviño, cuenta que están “pensando en subir precios”. Ahora mismo venden la pieza a 2,80 euros. La panadera se queja de que “se ha encarecido todo” y en especial “la leña”, además del “combustible para la furgoneta” de reparto. En Calviño no han repercutido la subida de costes, pero afirman que hay compañeros del gremio que “venden a 3 euros”. Ana, del Forno de Ana, también en Cea, relata que “no han subido los precios desde hace un tiempo”, pero “no descartan hacerlo en el futuro”. En este negocio también se quejan de “la subida de la leña” y la cifran en “un 20% o 30%” desde hace un par de años.

Otro de los problemas que más preocupa a los panaderos es la falta de relevo generacional

Otra cuestión que preocupa a los panaderos de Fegapan es la utilización de la barra de pan “barata” como “reclamo” en los supermercados y las grandes superficies. El presidente de la Federación cree que debería ser “ilegal” que haya establecimientos que vendan la barra a un precio irrisorio para que los clientes acaben comprando toda clase de productos una vez dentro del local.

Mientras cuece el pan, Manuel Hombre cuestiona, además, la calidad de esas “barras baratas” que, sospecha, no llevan “la mejor harina”.

Cuesta encontrar panaderos

Al margen del encarecimiento de los costes, existe otra problemática que preocupa al sector: la falta de relevo generacional. El presidente de Fegapan cuenta que hay “muchos panaderos que llegan a la edad de jubilación y no tienen quien los sustituya”. Por ese motivo, asegura, intentan “mejorar los convenios” y las condiciones laborales.

Entre los que tienen suerte está Manuel Hombre, que se jubilará el próximo año con la tranquilidad de saber que hay quien le sustituya en el horno. “Tenemos un panadero que lleva aquí tres años. Él está contento y nosotros también”, concluye.