Por los siglos de los siglos, Galicia
Este diario visita las instalaciones del Arquivo de Galicia, localizadas en el Monte Gaiás, en Santiago, para ver de cerca los 21 kilómetros de documentación que lo comprenden
Desde la firma de Federico García Lorca en un libro de visitas del psiquiátrico de Conxo hasta el cuadernillo de francés del expresidente Leopoldo Calvo Sotelo cuando estudiaba este idioma durante su infancia. Ambos escritos tienen algo en común: se mantienen con vida en la historia, salvaguardados del olvido junto a otros 10 kilómetros de documentación, en los interminables pasillos del Arquivo de Galicia. Este diario se ha acercado hasta sus instalaciones, localizadas en el Monte Gaiás, en Santiago de Compostela, para ver qué esconde el denso inventario que albergan.
Su andadura se inició en los albores de 2011 y, a día de hoy, la documentación que compone el Arquivo de Galicia llega, aproximadamente, hasta los 21 kilómetros si se suma el inventario del centro en el Gaiás y el segundo almacén en el polígono del Tambre. Así lo estima la jefa de servicio, Mar García, que es quien custodia la ingente cantidad de documentos. “Aquí albergamos todos los archivos que competen a la actividad de la Xunta de Galicia desde sus inicios”, afirma García. “La razón por la que tenemos documentación tan antigua es porque la Administración autonómica la ha ido heredando” indica la regente.
Para que algo entre a pasar a los anales de la historia de Galicia el proceso no es nada sencillo. “Con la documentación pública no suele haber ningún tipo de problema, porque se trasladan aquí por un simple proceso de transferencia”, indica García, que indica que los trámites para ingresar documentación que pertenezca al ámbito privado es distinto. “Estos fondos tiene que ser sometidos a un expediente de adquisición para considerar si tienen un interés para la historia”, apunta.
Las historias detrás de los papeles
Si algo prima dentro del Arquivo es la variedad. En la cámara del Gaiás se encuentran desde planos parcelarios y urbanísticos de las principales ciudades gallegas desde hace más de 50 años hasta antiguas láminas tangueras sobre canciones de Carlos Gardel. “Cada expediente que entra no solo tiene un documento, sino que está formado por varios, entre los que figuran algunos de carácter personal”, explica García, que indica que gran parte de la documentación que custodian las cámaras del Arquivo es correspondencia. “En muchas de ellas aparecen historias muy emotivas, sobre todo relacionadas con la emigración. También hay una gran cantidad de ellas escritas por mujeres que narran malos tratos” apunta.
En lo relativo a la documentación más medieval, García asegura que se desprenden varias curiosidades de los escritos. La regente del Arquivo exhibe una pieza de papel color ocre donde se muestran unos versos en caligrafía medieval. “Esto es un protocolo notarial del s. XIV. Concretamente de la zona de Ferrol”, dice García. “Antes, los escribanos solían realizar este tipo de ‘filigranas’, como escribir coplas o hacer dibujos, en los cuadernillos donde tomaban notas de las escrituras públicas. Es algo similar a lo que hacen los niños con sus apuntes del colegio”, señala.
Otro gran baluarte que descansa en el Arquivo es el patrimonio de numerosas familias ilustres gallegas. “Tenemos el archivo de la casa de banca Bengoechea, de Ribadeo. Hay documentos como letras de cambio y libros de contabilidad”, indica García. “A mayores, también tenemos archivos personales que pertenecían a los miembros de la familia, como Leopoldo Calvo Sotelo, del que conservamos algún escrito suyo, como su libro de apuntes de francés cuando era niño”, señala. Además del de la familia Bengoechea, en el Arquivo se guardan otras documentaciones familiares, como la de los Vilariño Pintos o la de la poeta gallega Luz Pozo Garza.
Un archivo “colapsado”
Aunque los 21 kilómetros de expedientes que comprenden el Arquivo no son poca cosa, lo cierto es que deberían ser más. “Hay muchísima documentación pendiente de entrar aquí, pero estamos totalmente colapsados desde hace varios años”, lamenta la jefa de servicio del Arquivo, Mar García, que apunta que el proceso de inventariado debería ser modificado. “En las consellerías apenas tienen capacidad para archivar y nos mandan toda la documentación directamente aquí. Además, hay ciertos expedientes de los que se puede prescindir”, señala.
Más que un simple inventario
En el Arquivo de Galicia trabajan alrededor de 10 personas contando con técnicos, personal administrativo y empleados subalternos. Pero la labor que hace el centro no solo se limita a almacenar papeles. “Nuestro objetivo es darle la máxima difusión posible a lo que hay aquí dentro”, explica García. “En la medida de lo posible, tratamos de promocionarnos a través de exposiciones y colaboraciones con otras entidades”, indica.
La última exposición data del pasado 8 de marzo con ‘Fillas de Galicia. Mulleres na emigración’, que tuvo lugar en la Cidade da Cultura, en Santiago, con motivo del Día de la Mujer y que consistía en un análisis de los roles de género a partir de los fondos de la Casa de Galicia de Montevideo y la Asociación O Penedo, de Barcelona.
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