¿Cómo actúan las universidades gallegas ante los casos de acoso?

Desde la puesta en marcha de su protocolo, hace ocho años, la USC registró 16 denuncias, de las que seis concluyeron con la apertura de un expediente disciplinario

Un grupo de estudiantes en la entrada de un campus compostelano

Un grupo de estudiantes en la entrada de un campus compostelano / Antonio Hernández

Las universidades, al igual que cualquier otro espacio público, no están exentas de que dentro de sus comunidades se den situaciones de acoso por razón de sexo, orientación sexual o identidad de género. La última década ha sido clave a la hora de detectar, denunciar y concienciar sobre estos casos en las instituciones de enseñanza superior.

Y es que cuando eran ya muchas las empresas que contaban con protocolos de actuación propios, las universidades parecían ir un paso por detrás. En 2013, quince mujeres iniciaron la Red Solidaria de Víctimas de Violencia de Género en la Universidad (RVVGU). Ahí se acabó el silencio en las instituciones de educación superior españolas.

Once años después, las tres universidades públicas gallegas, la Universidade de Santiago de Compostela (USC), la Universidade de A Coruña (UDC) y la Universidade de Vigo (UVigo), cuentan con protocolos de actuación ante diversas situaciones de acoso. Ya antes, tal como establece en la propia Ley de Universidades, fechada en 2007, estaban obligadas garantizar la igualdad entre hombres y mujeres para evitar las situaciones de acoso sexual y por razón de sexo.

La USC dio luz verde a su Protocolo de prevención e actuación fronte ao acoso sexual e o acoso por razón de sexo, orientación sexual e identidade de xénero en el año 2016. Fue la última en implantar un modo de proceder ante estos casos, que ahora está en proceso de actualización para adaptarse a la ley de convivencia universitaria.

“Cualquier persona que tenga alguna situación que considere que puede constituir un acoso puede dirigirse a la Oficina de Igualdade de Xénero (OIX) de la Universidad. Se puede venir para tener información y, si se denuncia, algo que se tiene que hacer en sede electrónica, vamos a ponernos en contacto en un plazo que no puede exceder los tres días, ya que consideramos que tiene que ser un proceso muy ágil”, explica Marta Pérez Pereiro, delegada del rector para la Igualdad en la institución compostelana.

Manifestación feminista en Santiago

Manifestación feminista en Santiago / Antonio Hernández

Pérez Pereiro explica que la OIX traslada entonces la denuncia a una comisión, compuesta por cinco miembros designados por el Consello de Goberno de la universidad a propuesta, en este caso, del rector. Es esta comisión la que, en un plazo de siete días, decide si se admite a trámite. 

Desde su puesta en marcha, la USC registró 16 denuncias, proceso a través del cual se activa el protocolo. De ellas doce fueron por acoso sexual y cuatro por razón de género. Resalta, además, que de los denunciados, la mayoría era personal docente e investigador u otro personal –un total de nueve– mientras que siete eran estudiantes.

Sobre la resolución de las mismas, cuatro se archivaron –dos por existir procesos judiciales abiertos–, cinco no se admitieron –al no estar los comportamiento contemplados en el protocolo o tener lugar fuera de la universidad–, hubo un traslado de expendiente y, en las restantes, se abrió un expediente disciplinario.

Así las cosas, Pérez Pereiro precisa que, “por ejemplo, si hay una agresión sexual, eso ya no es acoso, sino un delito mayor. Ahí, lo que se hace es trasladarlo a la Fiscalía, al tratarse de posibles delitos”.

Las denuncias que no se ratifican

“Muchas veces llega la denuncia a la Unidade de Igualdade por parte de personas del entorno o la propia víctima, pero después no se ratifica esa denuncia, paso imprescindible para activar el protocolo”, destacan desde la UVigo. En este sentido, apuntan que, desde la llegada de Águeda Gómez a la dirección de esta unidad, en el año 2018, el protocolo tan solo se ha activado una vez, aunque son más los casos de acoso que llegan. La UVigo puso en marcha su Protocolo marco de actuación para la prevención y sanción del acoso sexual y por razón de sexo en 2014

La universidad pionera en este sentido en la comunidad fue la UDC, cuyo protocolo data de 2013 y ha sido recientemente modificado con el propósito de avanzar al mismo ritmo que la sociedad. Entre otras cuestiones, con esta actualización se añaden novedades tales como que cualquier persona pueda poner una queja, “para empezar a indagar qué ocurre”, o la contemplación de las violencias que se dan en el ámbito digital, apunta Cristina López Villar, vicerrectora de Igualdad y Diversidad de la Universidade de A Coruña.

En 2023, solo fue necesario activar una vez el Protocolo para a prevención, detección e actuación da UDC ante situacións de violencia de xénero, violencias sexuais, violencias LGTBIfóbicas, discriminación ou acoso sexista ou por razón de sexo, orientación afectivo-sexual, identidade ou expresión de xénero e características sexuais.

Estudiantes en una bibilioteca universitaria

Estudiantes en una bibilioteca universitaria / Jesús Prieto

Acompañamiento a las víctimas

Más allá de las denuncias en sí mismas, las oficinas de Igualdad de las tres universidades públicas gallegas llevan a cabo también una labor de acompañamiento a aquellas personas que hayan sufrido algún tipo de acoso. “Dependiendo del caso, damos asesoramiento jurídico, psicológico o lo que se precise”, explica López Villar.

A estos lugares pueden también acudir aquel alumnado o personal de las universidades que han sufrido una situación de este tipo fuera de los límites del ámbito universitario. En esos casos no se puede activar el protocolo, al no ser acciones contempladas en los mismos y en las que la universidad no puede actuar, pero sí acompañar y ayudar. 

“Estas circunstancias pueden afectar a mantener bien los estudios. Es importante también acompañar para que estas personas no lo dejen”, apunta la vicerrectora de Igualdad y Diversidad coruñesa. En este sentido, explica que se hace también, en caso de necesidad, un acompañamiento psicológico que en algunos casos, como aquellos de violencia de género, también se derivan, si es necesario, a los Centros de Información á Muller, más especializados.

La UDC cuenta, además, con representantes de igualdad en los distintos centros, incluidos los de investigación. “Aunque esa representante no es una persona experta en violencia de manera necesaria, son un punto de enlace importante entre lo que esta pasando en los centros, que están dispersos y en varios campus, y la oficina”, señala.

¿Y qué ocurre en las instituciones privadas?

La última institución de enseñanza superior de la comunidad gallega en contar con un plan de actuación en el caso de que se den situaciones de acoso fue Cesuga (Centro de Estudios Superiores Universitarios de Galicia), de carácter privado. Esta aprobó su Protocolo para la prevención, detección y actuación ante situaciones de acoso sexual, por razón de sexo, por razón de orientación sexual e identidad de género y de ciberacoso en el año 2022.

El contacto físico deliberado no solicitado, los comentarios o gestos repetidos de carácter sexual, el chantaje o el menosprecio de las capacidades de una persona por su orientación sexual, son algunos de los comportamientos inapropiados que contempla el protocolo.

Desde la propia universidad señalan que para poder activarse es preciso una denuncia interna, pero, por el momento, no ha sido utilizado nunca desde su puesta en marcha. Este plan, al igual que los de las públicas, establece un procedimiento de actuación dotado de las garantías legales y procedimentales necesarias para articular los casos. Asimismo, pretende informar, formar y sensibilizar a todas aquellas personas que forman parte de la institución.