Golpe de Estado en Níger

El jefe de Cruz Roja Española en Níger: "Necesitamos calma para que los pobres sigan recibiendo ayuda"

Zakaría Camara vive en un enclave del planeta que es punto de confluencia del terrorismo yihadista, lo peor de la crisis climática y la ola de inmigración subsahariana hacia el norte

Zakaría Camara, delegado de la Cruz Roja Española en Níger.

Zakaría Camara, delegado de la Cruz Roja Española en Níger. / Cruz Roja

Juan José Fernández

Español con origen en Guinea Konakry, gestor economista de 47 años, el jefe de la delegación de la Cruz Roja en Níger es conocedor directo de una de las realidades más duras de África. Zakaría Camara vive en un enclave del planeta que es punto de confluencia del terrorismo yihadista, lo peor de la crisis climática y la ola de inmigración subsahariana hacia el norte.

Cuando habla con este diario desde Niaymey, la primera de las preocupaciones es subrayar que la situación en el país “no es como la pinta la prensa extranjera”. Intenta que no cunda la alarma, que una tensión política desmedida no derribe el precario entramado de la ayuda humanitaria sobre una masa de necesitados; nigerinos, pero también extranjeros refugiados y migrante de paso.

“La situación está tranquila. En la calle la gente vive su vida, sigue con sus ocupaciones. Los comercios y los bancos están abiertos, y el mercado funciona normalmente -explica-. Y la información que nos llega de otras ciudades grandes es la misma. Sí hay toque de queda desde las doce de la noche hasta las cinco de la mañana. Pero los medios extranjeros transmiten informaciones que no reflejan la realidad del terreno. Aquí de momento se vive con total normalidad”.

Pero hay ya detalles de deterioro de la situación...

Sí, estamos notando la subida de algunos alimentos de primera necesidad, como el arroz, por el cierre de fronteras. La provisión de alimentos de Níger viene normalmente de Nigeria, pero la cumbre de la CEDEAO (Comunidad Económica de Estados de áfrica Occidental) ha decidido cerrar las fronteras, y eso impacta en la economía del país. Antes del cierre, el saco de 25 kilos de arroz costaba 10.000 francos CFA(15,23 euros). Ahora cuesta 12.500 (19 €).

Si la situación es tan tranquila, ¿por qué tantos occidentales precisan salir del pàís?

Es una situación estrictamente política, y no puedo darle explicaciones sobre eso, sí de la situación humanitaria pero no de la política, porque en Cruz Roja tenemos un mandato de neutralidad. Esos países han tomado esa decisión de evacuar porque habrán hecho un análisis de la situación que les habrá llevado a ello. Pero salir de aquí no es obligatorio, es voluntario.

¿Sus colaboradores no están en peligro?

Hacemos un análisis previo de seguridad para no exponer a nuestros trabajadores, que son 59. Estamos aquí para apoyar a la población más necesitada, y ni en la zona periurbana de Niamey ni en las regiones de Maradí, Tahoua y Tillari, donde trabajamos, la Cruz Roja ha parado ninguna de sus actividades. Ahora hay un golpe de Estado, pero Níger ya llevaba diez años con sus debilidades, en una situación de extrema vulnerabilidad, con una guerra contra el yihadismo en la frontera y una situación climática tremenda, que causa un desplazamiento anual de un volumen que fuera de aquí no se puede imaginar.

Una oleada humana…

Gran cantidad de gente huye de esas realidades, viene de Mali y de otros países, y que sobresatura la capacidad de acogida de este país. Con un número creciente de refugiados, la situación se deteriora aún más. Pero de momento, por el análisis de contexto de seguridad que hacemos, que es muy cuidadoso, creemos que la situación no es como para evacuar a nuestros trabajadores.

¿Cómo es la persona a la que ayudan ustedes en Níger?

Más de la mitad de los beneficiarios de Cruz Roja Española aquí son mujeres. Llegamos a un pueblo, nos enteramos primero de las necesidades, y reunimos a las mujeres; las invitamos a organizarse en agrupaciones de entre 20 y 30 para que sean ellas actores principales del cambio en sus comunidades. Las ayudamos a un cambio de mentalidad sobre la higiene, por ejemplo. Pero también organizamos escuelas de hombres para ese cambio de mentalidad. Aquí hay hombres convencidos de que la mujer puede aportar algo a la sociedad y puede participar en la toma de decisiones.

Pero es la mujer el objetivo principal de acción.

Aquí muchísimas mujeres tienen el problema tremendo de no saber leer ni escribir. Por ejemplo, son propietarias de la tierra por herencia, pero no saben leer la documentación; le dan sus papeles a un hombre. En este país hay poligamia. El hombre pone esos papeles a su nombre... y al final la mujer carece de derecho y de propiedad. Las ayudamos con eso, y también las enseñamos a cocinar de forma que sea más nutritiva para sus hijos, y a llevar su pequeño negocio, y a funcionar en cooperativa, prestarse dinero, revertir ganancias en la asociación... Este es un país de mujeres trabajadoras: son las que más temprano se levantan y las últimas que se acuestan.

Varias personas aterrizan en Francia desde Níger.

Varias personas aterrizan en Francia desde Níger. / EP

Pero antes siempre se informan de las necesidades de cada comunidad, me decía.

Sí. Por ejemplo, es frecuente que el pueblo no tenga acceso al agua, y ese sea el principal problema. Ayudamos a buscarlo, y después aportamos conocimientos a las mujeres en medidas de higiene para conservar y transportar el agua desde el pozo a la casa. Todo esto lo hacemos con acompañamiento del Gobierno a través de sus direcciones departamentales. Pero depende de la zona. Tahoua, por ejemplo, es una región de gran paso de emigrantes, y ahí nos centramos en proyectos de inmigración. Y trabajamos también en proyectos parecidos con los refugiados malienses que hay en el país.

El eje Tahoua – Agadez es clave, uno de los puntos más cruzados por emigrantes en el mundo…

Agadez es la puerta hacia el norte. La mayoría de los que pasan paran en Libia o Argelia. Y la mitad de toda esa gente que sube pasa por Tahoua. La legislación del país es muy restrictiva, y eso hace que los migrantes pongan su vida en más riesgo. Antes de tener que llegar al centro de la ciudad a pedir ayuda sanitaria, nosotros lo que hacemos es ir hacia ellos, en las afueras, los lugares donde se sienten seguros. Allí llevamos nuestra clínica móvil para darles asistencia médica y psicosocial. Y consejos sobre los riesgos de la migración. Sobre todo en Níger, con este clima, que mantiene la temperatura constantemente por encima de los 40 grados…

¿Qué dolencias presenta un emigrante transahariano que llega a sus manos?

La mayoría llega con síntomas de golpe de calor. Y en época de paludismo hay muchísimos que lo sufren, y otros padecen infección por vía alimentaria. Además, son gente que necesita contar los traumas que han vivido en la ruta migratoria. Llegan con un estado mental débil. Tenemos un equipo de psicólogos que habla con ellos.

Reunión de técnicos de Cruz Roja Española con los vecinos de una comunidad rural en Níger.

Reunión de técnicos de Cruz Roja Española con los vecinos de una comunidad rural en Níger. / Cruz Roja

Con el golpe de Estado y el cierre de fronteras, puede restringirse la entrada de materiales que ustedes necesitan.

Sí, es una posibilidad. Pero generalmente solemos favorecer la compra local. La mitad de los materiales que usamos son de la localidad donde trabajamos. Si hay cierre de fronteras, obviamente repercute en la actividad, por carencia de material o bien por aumento de los precios. El precio del agua, por ejemplo, tiene un impacto considerable. Una subida aumenta el número de personas en estado de vulnerabilidad. Y si la situación política empeora, empeora más la situación humanitaria.

¿Cuánto cuesta una botella de agua hoy en Níger?

Una de litro y medio, 85 céntimos. Son 550 francos. La mitad de la gente no puede pagar eso. Lo que hacen es coger el agua del pozo y filtrarla con tela, o echarle un comprimido para purificarla. La mitad de este país es desierto, y en los pueblos pequeños es muy difícil conseguir agua potable.

La situación actual en Níger, ¿puede provocar una oleada de refugiados fuera del país?

Si no se consigue remedio a la situación política, la situación humanitaria va a empeorar mucho. Níger recibe refugiados, y es un punto de recepción y de salida de emigrantes. Y con la frontera en guerra, llegan muchos desplazados de otros países. La frontera es la zona más caliente del Sahel. Si a todo esto se le añade inestabilidad política, la situación se agrava aún más.

¿Qué necesitan más urgentemente?

Es muy importante que los medios de comunicación no exageren. Están transmitiendo que todo está muy muy mal y que hay que salir como sea, y eso no es lo que pasa. Esa alarma puede desanimar a los donantes, generarles dudas de si su dinero llegará. Y si ellos no financian los proyectos de ayuda, la mitad de la población de este país se queda sin recursos. Es una situación política muy compleja. Necesitamos calma para que la gente más pobre no tenga que irse de Níger. Necesitamos bajar la tensión para que esta gente pueda respirar un poco.