{ tribuna libre }

La vocación

José Fernández Lago

José Fernández Lago

EN LA VIDA ORDINARIA, cuando queremos referirnos a la inclinación que una persona pueda tener hacia algo, solemos indicar que tiene vocación de hacer aquello. Esto procede de la idea de que el Señor nos llama hacia algo y nos mueve a poner eso en práctica. En la Biblia tenemos muestras de lo que el Señor ha hecho, llamando a determinadas personas a llevar a cabo un determinado cometido en la vida. A eso le llamamos vocación, palabra que procede del latín “vocare”, que significa “llamar”.

El libro del Génesis recoge la llamada de Dios a Abraham, para que saliera de su casa y de la tierra de su padre, para dirigirse hacia un lugar que el Señor le iría indicando. El Señor le promete bendecirle, hasta el punto de aprobar o rechazar lo que otros le hagan, y de bendecir a toda su descendencia, a causa de él.

San Pablo se dirige a Timoteo y le llama a involucrarse en las tareas de difusión del Evangelio. Ha de contar con que Dios nos ha destinado a la salvación por medio de Jesucristo, desde que nos creó; y que en el momento presente nos ha mostrado su gracia, mediante el Evangelio, al aparecer nuestro Salvador venciendo a la muerte y haciéndonos ver que estábamos llamados a la vida.

El Evangelio de San Mateo es el relato de la Transfiguración del Señor. Jesús toma consigo a Pedro, Santiago y Juan, y los lleva a un monte alto. Cuando se encontraban allí, se dieron cuenta de que todo su ser resplandecía. Llega un momento en que se hacen presentes Moisés y Elías, que conversan con Jesús. San Pedro está encantado, y quisiera continuar allí. De repente, una voz salida de la nube proclama que Jesús es el Hijo Amado del Padre, al que deben escuchar. Los discípulos caen por tierra, extasiados. Jesús se acerca a ellos, y estos no ven a nadie más que a Jesús. Jesús les manda guardar silencio, hasta cuando él resucite.