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Sólo falta Gibraltar

José Manuel Estévez-Saá

José Manuel Estévez-Saá

TRAS EL PRINCIPIO de Acuerdo para Irlanda del Norte entre la UE y Reino Unido, toca mirar a Gibraltar. El Peñón sigue siendo un punto de alta tensión entre el Gobierno británico y el Reino de España. Pese a ser un asunto que afecta a Reino Unido, España y Gibraltar, también la UE se ve implicada en unas negociaciones que Rishi Sunak desea optimizar. Los esfuerzos diplomáticos siguen dos vías de actuación. En primer lugar, la establecida entre Bruselas y Londres para resolver: 1) el marco jurídico bajo el que se situaría la Roca (para evitar la competencia desleal, el tráfico ilegal de mercancías, etc.); 2) el sistema legislativo que definiría el tránsito de bienes y personas (entran en juego la cooperación policial, y medidas medioambientales en un estrecho que surcan 100.000 navíos cada año); 3) las directrices por las que se regularían los controles aduaneros y los transportes a ambos lados de la Verja (para evitar su cierre, el Pacto de Nochevieja permitió en diciembre de 2020 aplicar el Acuerdo de Schengen); y, 4) la situación laboral de los 15.000 trabajadores transfronterizos, así como su protección y prestaciones sociales.

En segundo lugar, la vía negociadora entre Madrid y Londres, que afecta a: 1) las bases para el desarrollo del “espacio de prosperidad compartido”; 2) la desaparición de la valla fronteriza; 3) el control del límite divisorio, bien por parte de funcionarios de Frontex designados desde España, bien a través de cuerpos de seguridad británicos, como prefieren Reino Unido y Gibraltar; y 4) el control del aeropuerto y el estatus de la base militar; aspectos que suponen un obstáculo asociado a la “soberanía”. Otros temas han generado menos problemas desde que se formalizó el Acuerdo de Retirada y expiró el período de transición a finales de 2020, como el reconocimiento de permisos, documentos y certificados profesionales, laborales y educativos. También se mantuvo el acceso de los gibraltareños al sistema público universitario y sanitario español.

Tras el “período de adaptación” que concluyó el pasado 31 de diciembre (y ha sido prorrogado hasta finales de 2024), el ministro principal de la colonia, Fabian Picardo, sigue queriendo formar parte de la mesa negociadora, mostrando una postura inflexible, y reivindicando la herencia británica de la Roca. En enero tuvo lugar en Londres la duodécima ronda de negociación (previo viaje a Madrid en diciembre del titular de Exteriores James Cleverly), y tanto nuestro ministerio de Exteriores, como el ‘Foreign Office’, celebraron los progresos. También el embajador británico Hugh Elliott confirma “grandes avances”, aunque identifica “asuntos espinosos” que habrá que resolver. Que así sea. Eso sí; sin olvidar el europeísmo de unos ‘llanitos’ que en 2016 votaron en un 95,91% a favor de permanecer en la UE.